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TEMA: Un ciervo viejo

Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #1

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Este fin de semana tuve la oportunidad de hacerme con una vieja navaja alemana de caza de la marca J. A. Henckels - Zwillingwerk con cachas de ciervo y ese es el motivo del título.
Encontrada en un mercadillo montevideano, en bastante buen estado general, pero con las hojas muy abusadas por el mal afilado, de todas maneras me conquistó y se vino conmigo. Ya se las detallo:
Navaja de 103 mm cerrada, con cachas de un vistoso ciervo viejo, con tres útiles - hoja principal con bloqueo lockback, hoja secundaria, tirabuzón y muelles en acero al carbono, separadores/liners y pines de bronce/latón y bolsters de alpaca.
Como he ya mencionado lleva el cuño del fabricante de Solingen J.A. Henckels conocida también como Zwillingswerk por el cuño de los mellizos (Zwillings) registrada ya en 1731 (es una de las marcas mas antiguas).
A pesar de que su estado deja algo que desear, igualmente me dió una gran alegría encontrarla por tratarse de un fabricante que es uno de los grandes de Solingen, fundado en 1731 por Peter Henckels junto con el registro del cuño Zwillings. Posteriormente su hijo Johann Abraham Henckels renombra a la compañía con su propio nombre.
Por el estilo y por el tipo de letra que acompaña el cuño estimo que debe ser de los años 30 (o quiza anterior) hasta los años 50 del siglo pasado
Van algunas fotos:













Algunos hitos en la historia de Henckels:

1731
Peter Henckels registra ZWILLING como marca comercial el 13 de junio, lo que convierte a ZWILLING en una de las marcas comerciales más antiguas del mundo.

1818
ZWILLING abre su primer punto de venta en Berlín en 1818.

1851
ZWILLING recibe un premio en la Feria Mundial de Londres.

1855
ZWILLING se presenta con el premio más alto en la Feria Mundial de París.

1883
Inauguración de la sucursal de Nueva York por Graef & Schmidt.
1893
ZWILLING gana la única medalla otorgada en la Feria Mundial de Chicago.
1909
Se abre la primera filial en Estados Unidos.

1915
ZWILLING gana cuatro primeros premios en la Feria Mundial de San Francisco.
1927
Apertura de la sucursal de París.
1938
ZWILLING cuenta con la patente para la gama de tijeras "Küchenhilfe": extremadamente robusta y aún hoy incluida en la gama de productos, además de ser una de las tijeras más copiadas del mundo.
1939
ZWILLING obtiene la patente para el proceso Friodur. Las cuchillas endurecidas con hielo tienen una retención de filo extremadamente buena, son flexibles y ultra resistentes a la corrosión.

1970
Wilh Werhahn KG se convierte en el único accionista.

1976
Desarrollo de la gama de cuchillos **** FOUR STARS: la gama de cuchillos para chef más vendidos de ZWILLING.
1983
Desarrollo de las tijeras multiuso TWIN: las tijeras más populares de ZWILLING.
1989
TWINOX se convierte en la encarnación de la calidad en el sector de la belleza.
1995
Establecimiento de la joint venture en China.

1998
Comparte en Jaguar Stahlwarenfabrik, fabricante de equipos de peluquería de alta calidad.

2004
Adquisición del productor estadounidense de manicura TWEEZERMAN.
2005
Inauguración de la primera tienda de concepto ZWILLING en París.

2007
Adquisición de Tondeo Werk GmbH, fabricante de productos de peluquería de alta calidad.


2008
Introducción de la gama de cuchillos de chef TWIN 1731. Como la primera de una nueva generación de cuchillos, combina discretamente lo probado con el progreso, con un enfoque en la forma y la función.
2008
Adquisición del fabricante francés de utensilios de cocina Staub: sus gamas de productos principales son los utensilios de cocina de esmalte de hierro fundido y la cerámica.

2008
Adquisición del fabricante de utensilios de cocina belga Demeyere. La empresa tradicional es particularmente conocida entre los chefs profesionales como fabricante y pionero de utensilios de cocina de alta calidad para placas de inducción que ahorran energía.

2011
ZWILLING Care lanzó una iniciativa extraordinaria para personas con discapacidades en la ciudad de Pondicherry, al sur de la India. Se ayuda a los jóvenes indios con discapacidades a aprender un oficio y llevar una vida independiente.
2012
Comparte en Alessandro International, una reconocida marca de diseño de uñas.
2013
Adquisición de QVS GLOBAL, un fabricante de accesorios cosméticos.

2013
Inauguración de la primera tienda insignia de ZWILLING en la principal Königsallee de Düsseldorf.


Una vieja imagen de la planta de Henckels en Solingen



Herr J. A. Henckels


Anuncio del bicentenario de la firma en 1931. En este año serán 288 años.


Espero que les haya gustado,
Un saludo
Última Edición: 5 años 1 mes antes por Facón.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #2

  • ulhdez
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Ufff, buena pieza, yo también la hubiera comprado a pesar del desgaste de hojas. Yo también la situaría en los años treinta o anterior quizás.
Aquí si que me has llegado al corazón, seguramente es la marca de Solingen a la que le tengo más aprecio.....


Un saludo
El coleccionismo es un antecedente de los museos.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #3

  • 7Igni
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Por aquí popularmente se la conoce como "Los gemelos", y es sinónimo de calidad de toda la vida. El ciervo muy probablemente sea sambar. Así que has vuelto a encontrar una pieza con años y prestigio.

Te felicito, Juan.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #4

  • Quirrino
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Por aquí popularmente se la conoce como "Los gemelos", y es sinónimo de calidad de toda la vida.

Pues por aquí los cuchillos "de los muñecos"tampoco necesitan publicidad,ni entre particulares,ni entre gremios profesionales-como por ejemplo los carniceros.

Una pena que las hojas estén tan desgastadas.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #5

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ulhdez escribió:
Ufff, buena pieza, yo también la hubiera comprado a pesar del desgaste de hojas. Yo también la situaría en los años treinta o anterior quizás.
Aquí si que me has llegado al corazón, seguramente es la marca de Solingen a la que le tengo más aprecio.....


Un saludo

Gracias por pasar y comentar Alberto!! Soy consciente del aprecio que le tienes a la marca porque he disfrutado con esas bellezas que muestras en el post que realizaste sobre Henckels.
Un abrazo.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #6

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Una navaja de mucha calidad y belleza, el sambar que tiene es precioso, como era habitual en Solingen en esa epoca.
Gracias por enseñarnosla
Saludos, Pepe
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #7

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Quirrino escribió:
Por aquí popularmente se la conoce como "Los gemelos", y es sinónimo de calidad de toda la vida.

Pues por aquí los cuchillos "de los muñecos"tampoco necesitan publicidad,ni entre particulares,ni entre gremios profesionales-como por ejemplo los carniceros.

Una pena que las hojas estén tan desgastadas.

Agradezco tu presencia y comentarios Mario!! Para proteger su marca de posibles imitaciones Henckels registró también la figura de Trillizos y Cuatrillizos, aunque no tengo presente que las haya utilizado.



Un abrazo
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #8

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7Igni escribió:
Por aquí popularmente se la conoce como "Los gemelos", y es sinónimo de calidad de toda la vida. El ciervo muy probablemente sea sambar. Así que has vuelto a encontrar una pieza con años y prestigio.

Te felicito, Juan.

Estoy muy agradecido por tus amables comentarios Nacho!! Verdaderamente me dejó muy contento encontrarme con esta pieza y rescatarla de quien sabe que destino. Aprovecho la oportunidad que me da el título del post para contar un cuento - o leyenda - de Bécquer, que seguramente ya sea conocido por la mayoría de los compañeros, pero que tiene que ver con el noble ejercicio de la caza - tan relacionado con los filos y probablemente compartido por todos los foreros.

Los Ojos Verdes

-Herido va el ciervo…, herido va… no hay duda. Se ve el rastro de la sangre entre las zarzas del monte, y al saltar uno de esos lentiscos han flaqueado sus piernas… Nuestro joven señor comienza por donde otros acaban… En cuarenta años de montero no he visto mejor golpe… Pero, ¡por San Saturio, patrón de Soria!, cortadle el paso por esas carrascas, azuzad los perros, soplad en esas trompas hasta echar los hígados, y hundid a los corceles una cuarta de hierro en los ijares: ¿no veis que se dirige hacia la fuente de los Álamos y si la salva antes de morir podemos darlo por perdido?

Las cuencas del Moncayo repitieron de eco en eco el bramido de las trompas, el latir de la jauría desencadenada, y las voces de los pajes resonaron con nueva furia, y el confuso tropel de hombres, caballos y perros, se dirigió al punto que Iñigo, el montero mayor de los marqueses de Almenar, señalara como el más a propósito para cortarle el paso a la res.




Pero todo fue inútil. Cuando el más ágil de los lebreles llegó a las carrascas, jadeante y cubiertas las fauces de espuma, ya el ciervo, rápido como una saeta, las había salvado de un solo brinco, perdiéndose entre los matorrales de una trocha que conducía a la fuente.

-¡Alto!… ¡Alto todo el mundo! -gritó Iñigo entonces-. Estaba de Dios que había de marcharse.

Y la cabalgata se detuvo, y enmudecieron las trompas, y los lebreles dejaron refunfuñando la pista a la voz de los cazadores.

En aquel momento, se reunía a la comitiva el héroe de la fiesta, Fernando de Argensola, el primogénito de Almenar.

-¿Qué haces? -exclamó, dirigiéndose a su montero, y en tanto, ya se pintaba el asombro en sus facciones, ya ardía la cólera en sus ojos-. ¿Qué haces, imbécil? Ves que la pieza está herida, que es la primera que cae por mi mano, y abandonas el rastro y la dejas perder para que vaya a morir en el fondo del bosque. ¿Crees acaso que he venido a matar ciervos para festines de lobos?

-Señor -murmuró Iñigo entre dientes-, es imposible pasar de este punto.

-¡Imposible! ¿Y por qué?

-Porque esa trocha -prosiguió el montero- conduce a la fuente de los Álamos: la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente paga caro su atrevimiento. Ya la res habrá salvado sus márgenes. ¿Cómo la salvaréis vos sin atraer sobre vuestra cabeza alguna calamidad horrible? Los cazadores somos reyes del Moncayo, pero reyes que pagan un tributo. Fiera que se refugia en esta fuente misteriosa, pieza perdida.

-¡Pieza perdida! Primero perderé yo el señorío de mis padres, y primero perderé el ánima en manos de Satanás, que permitir que se me escape ese ciervo, el único que ha herido mi venablo, la primicia de mis excursiones de cazador… ¿Lo ves?… ¿Lo ves?… Aún se distingue a intervalos desde aquí; las piernas le fallan, su carrera se acorta; déjame…, déjame; suelta esa brida o te revuelvo en el polvo… ¿Quién sabe si no le daré lugar para que llegue a la fuente? Y si llegase, al diablo ella, su limpidez y sus habitadores. ¡Sus, Relámpago!; ¡sus, caballo mío! Si lo alcanzas, mando engarzar los diamantes de mi joyel en tu serreta de oro.

Caballo y jinete partieron como un huracán. Iñigo los siguió con la vista hasta que se perdieron en la maleza; después volvió los ojos en derredor suyo; todos, como él, permanecían inmóviles y consternados.

El montero exclamó al fin:

-Señores, vosotros lo habéis visto; me he expuesto a morir entre los pies de su caballo por detenerlo. Yo he cumplido con mi deber. Con el diablo no sirven valentías. Hasta aquí llega el montero con su ballesta; de aquí en adelante, que pruebe a pasar el capellán con su hisopo.

II

-Tenéis la color quebrada; andáis mustio y sombrío. ¿Qué os sucede? Desde el día, que yo siempre tendré por funesto, en que llegasteis a la fuente de los Álamos, en pos de la res herida, diríase que una mala bruja os ha encanijado con sus hechizos. Ya no vais a los montes precedido de la ruidosa jauría, ni el clamor de vuestras trompas despierta sus ecos. Sólo con esas cavilaciones que os persiguen, todas las mañanas tomáis la ballesta para enderezaros a la espesura y permanecer en ella hasta que el sol se esconde. Y cuando la noche oscurece y volvéis pálido y fatigado al castillo, en balde busco en la bandolera los despojos de la caza. ¿Qué os ocupa tan largas horas lejos de los que más os quieren?

Mientras Iñigo hablaba, Fernando, absorto en sus ideas, sacaba maquinalmente astillas de su escaño de ébano con un cuchillo de monte.

Después de un largo silencio, que sólo interrumpía el chirrido de la hoja al resbalar sobre la pulimentada madera, el joven exclamó, dirigiéndose a su servidor, como si no hubiera escuchado una sola de sus palabras:

-Iñigo, tú que eres viejo, tú que conoces las guaridas del Moncayo, que has vivido en sus faldas persiguiendo a las fieras, y en tus errantes excursiones de cazador subiste más de una vez a su cumbre, dime: ¿has encontrado, por acaso, una mujer que vive entre sus rocas?

-¡Una mujer! -exclamó el montero con asombro y mirándole de hito en hito.

-Sí -dijo el joven-, es una cosa extraña lo que me sucede, muy extraña… Creí poder guardar ese secreto eternamente, pero ya no es posible; rebosa en mi corazón y asoma a mi semblante. Voy, pues, a revelártelo… Tú me ayudarás a desvanecer el misterio que envuelve a esa criatura que, al parecer, sólo para mí existe, pues nadie la conoce, ni la ha visto, ni puede dame razón de ella.

El montero, sin despegar los labios, arrastró su banquillo hasta colocarse junto al escaño de su señor, del que no apartaba un punto los espantados ojos… Éste, después de coordinar sus ideas, prosiguió así:

-Desde el día en que, a pesar de sus funestas predicciones, llegué a la fuente de los Álamos, y, atravesando sus aguas, recobré el ciervo que vuestra superstición hubiera dejado huir, se llenó mi alma del deseo de soledad.

Tú no conoces aquel sitio. Mira: la fuente brota escondida en el seno de una peña, y cae, resbalándose gota a gota, por entre las verdes y flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna. Aquellas gotas, que al desprenderse brillan como puntos de oro y suenan como las notas de un instrumento, se reúnen entre los céspedes y, susurrando, susurrando, con un ruido semejante al de las abejas que zumban en torno a las flores, se alejan por entre las arenas y forman un cauce, y luchan con los obstáculos que se oponen a su camino, y se repliegan sobre sí mismas, saltan, y huyen, y corren, unas veces con risas; otras, con suspiros, hasta caer en un lago. En el lago caen con un rumor indescriptible. Lamentos, palabras, nombres, cantares, yo no sé lo que he oído en aquel rumor cuando me he sentado solo y febril sobre el peñasco a cuyos pies saltan las aguas de la fuente misteriosa, para estancarse en una balsa profunda cuya inmóvil superficie apenas riza el viento de la tarde.

Todo allí es grande. La soledad, con sus mil rumores desconocidos, vive en aquellos lugares y embriaga el espíritu en su inefable melancolía. En las plateadas hojas de los álamos, en los huecos de las peñas, en las ondas del agua, parece que nos hablan los invisibles espíritus de la Naturaleza, que reconocen un hermano en el inmortal espíritu del hombre.

Cuando al despuntar la mañana me veías tomar la ballesta y dirigirme al monte, no fue nunca para perderme entre sus matorrales en pos de la caza, no; iba a sentarme al borde de la fuente, a buscar en sus ondas… no sé qué, ¡una locura! El día en que saltó sobre ella mi Relámpago, creí haber visto brillar en su fondo una cosa extraña.., muy extraña..: los ojos de una mujer.

Tal vez sería un rayo de sol que serpenteó fugitivo entre su espuma; tal vez sería una de esas flores que flotan entre las algas de su seno y cuyos cálices parecen esmeraldas…; no sé; yo creí ver una mirada que se clavó en la mía, una mirada que encendió en mi pecho un deseo absurdo, irrealizable: el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos. En su busca fui un día y otro a aquel sitio.

Por último, una tarde… yo me creí juguete de un sueño…; pero no, es verdad; le he hablado ya muchas veces como te hablo a ti ahora…; una tarde encontré sentada en mi puesto, vestida con unas ropas que llegaban hasta las aguas y flotaban sobre su haz, una mujer hermosa sobre toda ponderación. Sus cabellos eran como el oro; sus pestañas brillaban como hilos de luz, y entre las pestañas volteaban inquietas unas pupilas que yo había visto…, sí, porque los ojos de aquella mujer eran los ojos que yo tenía clavados en la mente, unos ojos de un color imposible, unos ojos…

-¡Verdes! -exclamó Iñigo con un acento de profundo terror e incorporándose de un golpe en su asiento.

Fernando lo miró a su vez como asombrado de que concluyese lo que iba a decir, y le preguntó con una mezcla de ansiedad y de alegría:

-¿La conoces?

-¡Oh, no! -dijo el montero-. ¡Líbreme Dios de conocerla! Pero mis padres, al prohibirme llegar hasta estos lugares, me dijeron mil veces que el espíritu, trasgo, demonio o mujer que habita en sus aguas tiene los ojos de ese color. Yo os conjuro por lo que más améis en la tierra a no volver a la fuente de los álamos. Un día u otro os alcanzará su venganza y expiaréis, muriendo, el delito de haber encenagado sus ondas.

-¡Por lo que más amo! -murmuró el joven con una triste sonrisa.

-Sí -prosiguió el anciano-; por vuestros padres, por vuestros deudos, por las lágrimas de la que el Cielo destina para vuestra esposa, por las de un servidor, que os ha visto nacer.

-¿Sabes tú lo que más amo en el mundo? ¿Sabes tú por qué daría yo el amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida y todo el cariño que pueden atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada, por una sola mirada de esos ojos… ¡Mira cómo podré dejar yo de buscarlos!

Dijo Fernando estas palabras con tal acento, que la lágrima que temblaba en los párpados de Iñigo se resbaló silenciosa por su mejilla, mientras exclamó con acento sombrío:

-¡Cúmplase la voluntad del Cielo!

III

-¿Quién eres tú? ¿Cuál es tu patria? ¿En dónde habitas? Yo vengo un día y otro en tu busca, y ni veo el corcel que te trae a estos lugares ni a los servidores que conducen tu litera. Rompe de una vez el misterioso velo en que te envuelves como en una noche profunda. Yo te amo, y, noble o villana, seré tuyo, tuyo siempre.

El sol había traspuesto la cumbre del monte; las sombras bajaban a grandes pasos por su falda; la brisa gemía entre los álamos de la fuente, y la niebla, elevándose poco a poco de la superficie del lago, comenzaba a envolver las rocas de su margen.

Sobre una de estas rocas, sobre la que parecía próxima a desplomarse en el fondo de las aguas, en cuya superficie se retrataba, temblando, el primogénito Almenar, de rodillas a los pies de su misteriosa amante, procuraba en vano arrancarle el secreto de su existencia.

Ella era hermosa, hermosa y pálida como una estatua de alabastro. Y uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre los pliegues del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco de sus pestañas rubias brillaban sus pupilas como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro.

Cuando el joven acabó de hablarle, sus labios se removieron como para pronunciar algunas palabras; pero exhalaron un suspiro, un suspiro débil, doliente, como el de la ligera onda que empuja una brisa al morir entre los juncos.

-¡No me respondes! -exclamó Fernando al ver burlada su esperanza-. ¿Querrás que dé crédito a lo que de ti me han dicho? ¡Oh, no!… Háblame; yo quiero saber si me amas; yo quiero saber si puedo amarte, si eres una mujer…

-O un demonio… ¿Y si lo fuese?

El joven vaciló un instante; un sudor frío corrió por sus miembros; sus pupilas se dilataron al fijarse con más intensidad en las de aquella mujer, y fascinado por su brillo fosfórico, demente casi, exclamó en un arrebato de amor:

-Si lo fueses.:., te amaría…, te amaría como te amo ahora, como es mi destino amarte, hasta más allá de esta vida, si hay algo más de ella.

-Fernando -dijo la hermosa entonces con una voz semejante a una música-, yo te amo más aún que tú me amas; yo, que desciendo hasta un mortal siendo un espíritu puro. No soy una mujer como las que existen en la Tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a los demás hombres. Yo vivo en el fondo de estas aguas, incorpórea como ellas, fugaz y transparente: hablo con sus rumores y ondulo con sus pliegues. Yo no castigo al que osa turbar la fuente donde moro; antes lo premio con mi amor, como a un mortal superior a las supersticiones del vulgo, como a un amante capaz de comprender mi caso extraño y misterioso.

Mientras ella hablaba así, el joven absorto en la contemplación de su fantástica hermosura, atraído como por una fuerza desconocida, se aproximaba más y más al borde de la roca.

La mujer de los ojos verdes prosiguió así:

-¿Ves, ves el límpido fondo de este lago? ¿Ves esas plantas de largas y verdes hojas que se agitan en su fondo?… Ellas nos darán un lecho de esmeraldas y corales…, y yo…, yo te daré una felicidad sin nombre, esa felicidad que has soñado en tus horas de delirio y que no puede ofrecerte nadie… Ven; la niebla del lago flota sobre nuestras frentes como un pabellón de lino…; las ondas nos llaman con sus voces incomprensibles; el viento empieza entre los álamos sus himnos de amor; ven…, ven.

La noche comenzaba a extender sus sombras; la luna rielaba en la superficie del lago; la niebla se arremolinaba al soplo del aire, y los ojos verdes brillaban en la oscuridad como los fuegos fatuos que corren sobre el haz de las aguas infectas… Ven, ven… Estas palabras zumbaban en los oídos de Fernando como un conjuro. Ven… y la mujer misteriosa lo llamaba al borde del abismo donde estaba suspendida, y parecía ofrecerle un beso…, un beso…

Fernando dio un paso hacía ella…, otro…, y sintió unos brazos delgados y flexibles que se liaban a su cuello, y una sensación fría en sus labios ardorosos, un beso de nieve…, y vaciló…, y perdió pie, y cayó al agua con un rumor sordo y lúgubre.

Las aguas saltaron en chispas de luz y se cerraron sobre su cuerpo, y sus círculos de plata fueron ensanchándose, ensanchándose hasta expirar en las orillas.

Espero que haya sido de vuestro agrado,
Un abrazo
Última Edición: 5 años 1 mes antes por Facón.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #9

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jose.ese escribió:
Una navaja de mucha calidad y belleza, el sambar que tiene es precioso, como era habitual en Solingen en esa epoca.
Gracias por enseñarnosla

Gracias a tí Pepe por pasar y dejar tus gentiles comentarios.
Un abrazo.

Una imagen de la zona de muelas de Henckels a principios del sXX

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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #10

  • rojocaecae
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Precioso post, amigo, me ha encantado. Una navaja que cuesta encontrar hoy día en la vieja Europa, y la encuentras tú en Montevideo, estoy planteándome ir allí de vacaciones :cheer:
una jagdmesser alucinante, en un estado más que aceptable, y de una marca mítica.

La leyenda Los ojos verdes, de Bécquer, otro gran poeta que vivió en Soria y la engrandeció con sus Rimas y sus leyendas.
Gracias otra vez. brindando
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #11

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rojocaecae escribió:
Precioso post, amigo, me ha encantado. Una navaja que cuesta encontrar hoy día en la vieja Europa, y la encuentras tú en Montevideo, estoy planteándome ir allí de vacaciones :cheer:
una jagdmesser alucinante, en un estado más que aceptable, y de una marca mítica.

La leyenda Los ojos verdes, de Bécquer, otro gran poeta que vivió en Soria y la engrandeció con sus Rimas y sus leyendas.
Gracias otra vez. brindando

César, debo agradecerte una vez más tus amables comentarios y tu presencia como siempre!!! Entre mediados de los años 20 y los 50 esta zona de América - Uruguay y Argentina especialmente - disfrutó de una época de desarrollo inusitado, tan es así que grandes empresas europeas dirigieron buena parte de su atención, instalaron sucursales y plantas, etc, además de la gran inmigración europea que se dió escapando de las guerras, esto hizo posible la aparición de piezas de aquellas épocas por aquí - estimo yo - . Eso sí, son piezas usadas y abusadas, muy pocas piezas de colección, se ve que los coleccionistas de acá no largan las piezas - que deben pasar a sus familiares, jejj.
Me alegra mucho saber que la leyenda de Bécquer haya sido de tu agrado.
Un gran abrazo
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #12

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Facón escribió:
Para proteger su marca de posibles imitaciones Henckels registró también la figura de Trillizos y Cuatrillizos, aunque no tengo presente que las haya utilizado.
Un abrazo

Pues resulta que si Juan, dentro de su amplia gama de productos llegaron a colocar el cuño de los Drillinge (Trillizos), según he leído fueron escasas las piezas que lo llevaban, pero tenemos testimonio gráfico.
Lo podemos ver en este Werkzeug-tasche, un set de herramientas acoplables al mango de una navaja.





Fotos de Ibense

Y mirando archivos he encontrado una pieza similar a la que muestras, aunque parece que esta sin bloqueo de hoja, y según indica de los años 50, aunque seguramente comercializaron el modelo años antes y después de la fecha.


Lo dicho, una pieza estupenda, no le hacía falta ni el texto aunque sea de Bécquer, y eso que Becquer es mucho Bécquer.
Un abrazo.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #13

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Impresionante sambar para una navaja muy especial. Aquí, como bien ha comentado Nacho, a la marca se le conoce como "Los Gemelos", y a algún que otro ferretero le he escuchado llamarle también "Los Muñecos".
Increible el aporte de Alberto mostrando piezas del cuño "Trillizos".
Estos son los post que me gustan, y que caracterizan a esta casa.
Enhorabuena y gracias.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #14

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Muy oportuno el dato de los Trillizos Alberto, imagino que el amigo Ibense debe cuidar ese set como un tesoro, habida cuenta que también es promocional de Bosch.
Un abrazo
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #15

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Rommel escribió:
Impresionante sambar para una navaja muy especial. Aquí, como bien ha comentado Nacho, a la marca se le conoce como "Los Gemelos", y a algún que otro ferretero le he escuchado llamarle también "Los Muñecos".
Increible el aporte de Alberto mostrando piezas del cuño "Trillizos".
Estos son los post que me gustan, y que caracterizan a esta casa.
Enhorabuena y gracias.

Estoy muy agradecido por tu presencia y la amabilidad de tus comentarios Paco!!!. Henckels no quería dejar nada librado a la suerte y registró entre otras las marcas: "Gemelos", "Gemini", "Twin" para asegurarse que la competencia no utilizara nada parecido a "mellizos".
Un gran abrazo
Última Edición: 5 años 1 mes antes por CLASIFICADOR 1.
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Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #16

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Enhorabuena por el hayazgo, una pieza muy bonita a pesar del tiempo y gracias por hacernos recordar esas maravillosas leyendas.
Un abrazo.
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The following user(s) said Thank You: Facón

Un ciervo viejo 5 años 1 mes antes #17

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Carre escribió:
Enhorabuena por el hayazgo, una pieza muy bonita a pesar del tiempo y gracias por hacernos recordar esas maravillosas leyendas.
Un abrazo.

Gracias Luis por hacerte un tiempo para pasar y comentar!!! Celebro que te haya gustado la pieza y también la leyenda de Bécquer que a despecho de ese "nom de guerre" o mejor dicho "nom de plume" - tomado de un antepasado, - nació en Sevilla en 1836 como Gustavo Adolfo Dominguez.
Un abrazo
Última Edición: 5 años 1 mes antes por Facón.
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