2Gknives escribió:
Muchas gracias por esta historia tan bien contada,tuve ocasión de leer un libro, escrito por el Capitán Patrick Dove ,de la compañía petrolera Shell,que siendo prisionero de Langsdorff, entabla una verdadera amistad con él, y no solo llora su muerte, sino que años más tarde escribe este libro sobre esta experiencia, cuyo titulo es " Fui prisionero de un caballero".
Saludos de Rodrigo.
Muy agradecido por tus comentarios Rodrigo!! También he podido leer las memorias del capitán Dove (del Africa Shell)
y confirmo que Langsdorff era un caballero, con la ofrenda floral que hicieron marinos neocelandeses junto a camaradas alemanes hace unos años en la tumba del cementerio de Buenos Aires
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Hans Eubel pronuncia algunas palabras en homenaje a su capitán durante el acto
La hija de Langsdorff estuvo en Montevideo para la conmemoración del 75 Aniversario de la Batalla del Rio de la Plata. Aqui copio un relato hecho por su esposo:
Comentarios de Rudiger Nedden, esposo de Inge, hija de Hans Langsdorff - con motivo de la visita durante el 75 aniversario del AGS
Autor: Rüdiger Nedden
A 75 años del combate que se efectuara ante la costa uruguaya entre el acorazado “Admiral Graf Spee” y los tres cruceros británicos Exeter, Ajax y Achilles, se realizó, tal como venía sucediendo desde hace décadas, un encuentro conmemorativo en Montevideo y en Buenos Aires.
Habiendo atravesado el sur del Brasil, llegamos muy tarde en la noche del 11 de diciembre al hotel bonaerense, y ya muy temprano en la mañana siguiente partimos hacia Montevideo en hidroala.
Cerca del mediodía los seis viajeros de Alemania, dos de Nueva Zelandia, un austríaco y un grupo de descendientes y amigos de los tripulantes del Graf Spee llegamos al puerto de Montevideo. Tal como estaba acordado, ya nos estaba esperando Daniel Acosta y Lara con el autobús rentado y pudimos trasladarnos a los hoteles.
El mismo día se realizó en el Cementerio del Norte la celebración conmemorativa en honor a los 36 soldados caídos del Spee, y al igual que hace 5 años tuvimos el apoyo del pastor Ihle. Lamentablemente, el Embajador alemán, el Dr. Peters, no pudo asistir a la ceremonia por tener otro compromiso. Mientras en aquella oportunidad anterior el Sr. Hans Eubel (quien ahora ya tiene 98 años) todavía había podido conmemorar personalmente a sus camaradas caídos, esta vez fue Rüdiger Nedden el que pronunció algunas frases de evocación.
Luego de comer relativamente tarde en un restaurante italiano de pescado, situado en la Rambla, la carretera costera de Montevideo de 20 kilómetros de largo, nos trasladamos al Yacht Club donde, con motivo de las celebraciones conmemorativas en los días del 13 al 17 de diciembre en Montevideo, se pronunciaron dos conferencias sobre los temas de la batalla, el Graf Spee y la actitud del Uruguay hacia el tema. En esta oportunidad entregamos al Capitán de Navío Yori, director del Museo Naval del Uruguay, el cuadro con el título de “El Graf Spee en el puerto de Montevideo”, donado por Lukas Wirp y que poco después ya encontró su ubicación definitiva en el Museo Naval.
También en Montevideo hay una Larga Noche de los Museos, de manera que más tarde tuvimos amplia oportunidad para echar un vistazo, mirar las muestras relacionadas con el Admiral Spee y para escuchar la banda de músicos de la Armada. Fue un día largo.
También el 13 de diciembre estuvo colmado de actividades y se inició con una conmemoración de los fallecidos en el “Sailors’ Corner” del cementerio británico, donde hubo breves alocuciones del embajador británico, de su homólogo alemán, el Dr. Peters, y del agregado militar de Nueva Zelandia en representación de ese país. Al tradicional solo de trompeta le siguió la colocación de una corona en la tumba de un neozelandés caído en el combate, usándose como flores las igualmente tradicionales amapolas y, por el lado alemán, un ramillete que fue colocado por el Dr. Peters y la Sra. Inge Nedden. En ese cementerio yacen también dos tripulantes del Spee que sucumbieron a sus heridas posteriormente, así como muchos alemanes de fe protestante, que por ese motivo encontraron aquí su morada final.
Poco después se inició, en la iglesia anglicana, el servicio solemne y siempre especialmente conmovedor, celebrado por el obispo anglicano, el arzobispo católico y el pastor Ihle en representación de la parte alemana. Durante el servicio se escuchó música de una grabación con un solo de trompeta tocado por un ciudadano escocés del Uruguay. El capitán Yori leyó en voz alta los nombres y apellidos de todos los caídos de los buques, uno por uno.
Pero el hecho culminante del día fue que se invitara a los participantes a viajar por el mar en un pequeño crucero de la Armada hacia aquel lugar en el límite de la zona de 3 millas desde el cual hace 75 años el pequeño crucero “Uruguay” había seguido los fragores del combate, pero sin impedir que el “Admiral Graf Spee” se dirigiera después hacia Montevideo. Por lo tanto, Uruguay sí había estado presente en los acontecimientos, lo cual probablemente también explica el hecho de que ese pequeño país siempre hiciera esfuerzos especiales para conmemorarlos. El viaje hacia ese punto tomó su tiempo, pero todos los que estuvieron a bordo estuvieron sumamente impresionados y se conmovieron mucho cuando en honor a todos los caídos se colocó una corona en la superficie del agua. Mi esposa y yo no pudimos tomar parte, ya que para la misma noche se había organizado la presentación, en la embajada alemana, de la nueva edición ampliada del libro de Daniel Acosta y Federico Leicht con el título de “De Wilhelmshaven al Río de la Plata, Graf Spee”. La sala estuvo colmada de huéspedes, y mi esposa Inge tuvo que poner su firma en innumerables ejemplares del nuevo libro así como en publicaciones más antiguas, como el libro de Rasenack, el Diario de Guerra del Graf Spee, traducido al español, y muchas cosas más. Estuvieron presentes los tres ex jefes de las distintas ramas de las fuerzas armadas uruguayas, y obviamente también estuvieron el anfitrión y su esposa. Todo esto aconteció el 13 de diciembre de 2014.
Otro momento inolvidable se presentó cuando el 14 de diciembre salimos hacia el lugar en que se hundió el Admiral Graf Spee, un sitio que se encuentra a 6 kilómetros de distancia del puerto de Montevideo. A fin de evitar peligros para la navegación, se han colocado dos boyas al lado. En un ex dragaminas de la RDA (que Alemania le regaló al Uruguay después de 1990), fuimos a ese lugar junto con el Dr. Peters. Inge y yo nunca antes habíamos tenido una oportunidad tan fantástica. También aquí se depositaron flores en las aguas amarronadas del Río de la Plata, los neozelandeses colocaron una cruz de amapolas rojas, y se derramó más de una lágrima. Muchas horas estuvimos allí afuera, y pudimos observar cómo los buzos de la Armada uruguaya se sumergían para fijar una placa preparada de antemano en la Torre Antón (la batería con tres cañones de 28 cm del Graf Spee), que se encuentra a gran profundidad, con una leyenda recordatoria del 75° Aniversario. Fue una vivencia fantástica, ante todo también gracias a los tripulantes del buque que se mostraron sumamente amables, abiertos e interesados.
El 15 de diciembre fue para la mayoría un día que aprovecharon para explorar la ciudad o simplemente para descansar. Inge y yo nos trasladamos junto con el embajador alemán al Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay, donde se llevó a cabo una reunión dedicada al tema del Graf Spee y, podría decirse, también al de la historia de aquellos días hace 75 años en Montevideo. En el panel participaron el embajador británico, el Dr. Peters, un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores, un señor de edad muy avanzada, quien en 1939 había sido secretario del entonces ministro de Relaciones Exteriores Guani, y Heinrich Dick. Pero en última instancia, se estima que lo único que sucedió fue que se presentaran una vez más los ya muy conocidos puntos de vista de siempre.
[A continuación, el autor describe la parte de las celebraciones que se realizó en Buenos Aires,que terminaron con una cena con conversaciones muy animadas sobre lo vivido y concluye:] Ese día muy especial nos dejó una enorme satisfacción, y al día siguiente todos viajamos de regreso a nuestras distintas regiones del mundo.
(tomado de la página de la Embajada Uruguaya en Berlín)
Inge Nedden Langsdorff y su esposo
Inge, la hija de Langsdorff durante la ceremonia en el Cementerio
El Africa Shell visto desde la borda del AGS
Saludos