O la casa del demonio en mallorquín…
¡¡ En Garde, Monsieur !!
De derecha a izquierda: Pepín, Rodrigo y el que suscribe.
Recientemente he visitado la isla de Mallorca para matizar con Rodrigo unos asuntos que tenemos entre manos. Como no podía ser de otra manera, he querido ser vuestros ojos en este tugurio de ensueño que es el taller de 2G KNIVES.
Navajas listas para entregar a sus clientes.
Lo primero que te encuentras en el taller es muchísima mierda y desorden, (algo típico en todos los genios y artistas) de manera que si te rozas con cualquier caso te pringas de mugre con total seguridad.
Lo segundo que puede apreciarse es una abrumadora cantidad de suministros de calidad Premium: Marfil, colmillos de morsa, mamut fósil, maderas nobles de todos los continentes, etc… Acero y consumibles de cuchillería de todo tipo. También encuentras todas las plantillas de todos los modelos fabricados por 2G KNIVES desde sus orígenes , así como algún que otro prototipo (el cebollero 2G, el Alpotreque, etc…).
También ves miniaturas de cuchillos, con las que el maestro se entretiene entre cada ciclo de temple.
Cuchillos y más cuchillos listos para enviar a los rincones más dispares del planeta.
Modelo VITAL en Boc.
En la caja de luz donde el maestro hace sus fotografías.
El segundo por abajo es el 421...
Por supuesto, en casa de un tirador deportivo de élite no puede faltar una asombrosa colección de armas de fuego históricas, algunas de ellas (CZ 75 y 1911) customizadas para IPSC.
Al día siguiente aprovechamos para hacernos una excursión en coche por toda la zona norte de la isla: Valldemossa, Sa Foradada, Punta de Deia, Soller, Sa Calobra, Lluc, etc…
Sa Foradada: Su imagen ha sido inspiración para múltiples artistas, y es uno de los accidentes geográficos más conocidos y curiosos de la isla, con el peculiar agujero en la roca ("forat", "foradada", agujereada) que le da nombre.
En el año 1582 se produjo una famosa batalla en la que 150 corsarios norteafricanos fueron vencidos por sólo 50 cristianos a las órdenes de Mateu Sanglada. ¿Será el agujero fruto de algún cañonazo de otra época?
El grabado que vemos arriba corresponde a la ilustración de Gaston Vuillier (1847-1915) a una de sus obras. En su libro "Viaje a las islas Baleares", cuenta cómo en el otoño de 1888 viajó a Mallorca desde Barcelona, y después hizo otras travesías a las Pitiusas.
Como no podía ser de otro modo, y gracias a las primeras luces de amanecer, el viajero se sorprendió por la silueta de Sa Foradada y la inmortalizó en ese grabado que nos permite ver esta lengua de roca desde otra perspectiva, a nivel del mar y rodeado por unas aguas embravecidas.
Un poco antes del amanecer, tras una ligera marejadilla en el golfo, abrí los ojos y vi en la oscuridad, por el ojo de buey de mi camarote, la dentada costa de la gran isla de Mallorca. Balearis Major, como la llamaban los romanos. Era de noche todavía; la alta silueta de la isla se recortaba vagamente en el pálido cielo; brillaban las estrellas con suave resplandor, y el barco, en el silencio de la noche, seguía lentamente su rumbo. En cubierta, adonde he subido enseguida, el marinero de guardia me dice que dentro de sólo tres horas llegaremos a Palma.
Esta otra imagen corresponde a una pintura de Erwin Hubert (Viena, 1883 - Palma, 1963), pintor que llegó a Mallorca en calidad de secretario personal del Archiduque Luis Salvador, propietario de la finca de Son Marroig.
Se dedicó principalmente a la acuarela y contribuyó con su pintura a la difusión internacional de la isla de Mallorca. Observamos otra perspectiva de Sa Foradada, con el blanco cenador de Son Marroig también presente.
También tuvimos la oportunidad de visitar la Torre del Verger, en el Mirador de las Ánimas.
La Torre del Verger es una torre de vigilancia construida en 1.579 para defensa de la isla, sobre la que versan algunas leyendas, entre ellas la que da nombre al lugar y que asegura que las almas tejen unas invisibles redes en las noches de invierno para atrapar a quien se aventure a pasar por sus alrededores.
Este misterio se ha visto acrecentado por la creencia de que en este lugar ha habido misteriosas desapariciones y suicidios, de modo que ya sabéis por qué se llama “de las ánimas”. Sorprende saber que un rayo la destruyó parcialmente, por ello queda una parte al aire libre, otorgando al lugar un plus de misterio y espiritualidad.
Este lugar fue donado por los herederos del
Archiduque Luis Salvador de Austria (entre ellos nuestro querido amigo Pepín Vives) al gobierno balear, como atestiguan estas dos placas de piedra.
Después nos fuimos a comernos un arrocito, a la Casa del Demonio.
El resto de los días fueron "de trabajo"
Y esto ha sido todo amigos; nos han quedado un par de detalles técnicos y organizativos por concretar, por lo que pronto volveremos a encontrarnos el maestro y yo, pero esta vez en la península.
Espero que os haya gustado este breve relato de mi salto de 4 días a La Roqueta.
Saludos.
Paco.
PD: Uno no se puede marchar de Palma sin llevarse una ensaimada...
Ahora sí...