En ocasiones se tiene la sensación de que la vida va por un lado, y nosotros caminamos por otro. Así, aunque la heteronomía despóticamente nos reconduce a transitar por lo establecido, algunos no renunciamos a nuestra libertad, individualidad y fantasmagorías.
Es común entre aficionados comentar sobre la desaparición de las cuchillerías en nuestras ciudades, de lo mal visto que está nuestra afición en determinados ámbitos, de la pretensión de prohibir la caza por parte de sectores que; aunque todavía minoritarios, tienen un importante soporte mediático. Menos mal que para defendernos de esa ideología ñoña e idiotizante -que lo que realmente pretende es sustituir modelos antropológicos-, tenemos internet. Si fuera por algunos prohibirían nuestros contenidos (eso sí, por nuestro bien). Pero mira, luego aparece un programa como “Forjado a fuego”, que podrá gustar más o menos (a mi me encanta), pero lo que no se le puede negar es que es una bocanada de aire fresco. Pero claro, son americanos …
La cuchillería es cultura, industria, trabajo, coleccionismo, patrimonio, arte y artesanía.
Pues eso, que no nos coman el coco
Aquí os dejo dos cuchillos del XIX, que siempre conviene revisar los clásicos.
Museo de Caza – Palacio Real de Riofrío.