El geógrafo, astrólogo y astrónomo Claudio Potlomeo fue el autor del tratado estelar más antiguo de la historia, el Almagesto escrito en el siglo II. En esta obra se recoge a Géminis como una de las constelaciones estelares, que queda representada por sus dos estrellas más brillantes, los gemelos Cástor y Pólux, junto a otros grupos de estrellas.
En la mitología griega los Polideuces: Cástor y Pólux (Gemini para los latinos) eran hijos de Zeus (los Dioscuros); aunque para algunos clásicos sólo Pólux eran hijo de Zeus, atribuyéndosele la paternidad de Cástor a Tindareo rey de Esparta. El mito recogía la unión espiritual de los hermanos. Cástor un gran jinete, ducho con la espada y Pólux un luchador imbatible con su puños. Ambos eran héroes; aunque solo uno de los hermanos gozara de condición divina. Los Polideuces fueron Argonautas que salvaron en diferentes ocasiones a sus compañeros, y por este motivo fueron considerados protectores de los navegantes.
Pues bien, este fue el emblema elegido por la firma HENCKELS hace 290 años (que se dice pronto), para representar a la que es sin duda una de las más antiguas cuchillerías del mundo, con una imagen de marca muy bien consolidada y que hoy configura un grupo que aglutina marcas como Fontignac, Ballarini, QVS Global, por citar algunas.
O participa de forma representativa en diferentes empresas como en el caso de ARCOS HERMANOS, S.L. desde 1993.
Y esto nos lleva a derivadas muy complejas; la Globalización, la calidad y la producción industrial en nuestros días. HENCKELS como PUMA, como tantas otras, han tomado un camino que no parece que pueda tener vuelta atrás. Para los aficionados y los estudiosos, hubo un tiempo y unas formas de hacer (de bien hacer) que fascinan por las piezas que nos han llegado.
Esta casa ha visto pasar las revoluciones, las Guerras Napoleónicas, La Unificación de los Estados Alemanes, La Guerra Franco-Prusiana, La I G. M., la República de Weimar, La II G. M., la Reunificación Alemana, a Merkel… La fabrica de Solingen fue arrasada por la aviación anglo-americana. Se perdieron edificios, naves, matricería, troqueles, maquinaria, documentación y muchas vidas… ¡Y ahí siguen!
Pero vamos con una de esas piezas que nos encantan a los amantes de la cuchillería, la cinegética y la tradición. Una Hirschfänger o daga de concha como las denominamos los castizos (que me perdonen nuestros primos del otro lado del charco).
Esta joya ha sido recuperada por un gran amigo y notable coleccionista. Estaba arrumbada entre mucha metralla en un mercadillo de Castilla. Tiene todo, todo: patina y clase. De este tipo no salen muchas porque las que aparecen son atesoradas por los conocedores.
Sabemos que es anterior al 45 pero estamos esperando que la casa nos centre un poco más el tiro. Por favor, fijaros en sus grabados, funda, bellota, empuñadura, hoja.
El que me diga que no le gusta es que no tiene corazón.
A ver si encontramos más.