Aitor Raid Gauloises, un cuchillo para una aventura.
Raid: es un término que procede del inglés y que, aunque cuenta con múltiples acepciones, suele utilizarse en español para denominar a una cierta incursión o a un desafío.
En un contexto militar, un raid consiste en infiltrarse (entrar) en un territorio hostil, durante un periodo de tiempo reducido, con la finalidad de cumplir una misión específica; lo habitual es que se realice con un grupo reducido de efectivos que, tras cumplir la misión, se exfiltra (regresa) a zona propia.
En un contexto deportivo, “raid de aventura” se emplea para denominar a una competición de resistencia en la que los competidores deben combinar diferentes disciplinas y en la que, lo más importante, por experiencia propia, en la mayoría de las ocasiones, son las experiencias que se viven y sienten durante “la aventura”.
Y
¿Cómo es un raid de aventura? Para alguien que no los conozca.
Un Raid de aventura es una competición multiaventura que no es fácil definir, pues su proliferación, en estos días, hace que haya una gran variedad de ellos, desde los que no son más que una carrera larga o una marcha de varias horas, a los tipo “expedición” de varios días que suponen una auténtica prueba “en todos los sentidos” y que se desarrollan a lo largo de cientos de kilómetros, normalmente en zonas remotas, en los que apenas se descansa y en la cual se atraviesan montañas, desiertos, ríos, etc.
Según el tipo y su finalidad, se presta más atención al aspecto deportivo, a la variedad de actividades, a la duración, la aventura, el exotismo, la originalidad del emplazamiento e incluso al respeto y la protección del entorno natural en el que se desarrollan.
Hay Raids para aficionados, para profesionales, por equipos, individuales, algunos en vehículos todoterreno (4×4) y la mayoría a pie, en bicicleta, a caballo, con raquetas o esquíes, canoas, etc… pero todos se caracterizan por celebrarse en la naturaleza en un ambiente de superación y “aventura” en la que hasta el recorrido puede elegirse (siempre que se pase por unos determinados puntos) y en la que los contratiempos y los pequeños accidentes pueden surgir en cualquier momento y deben ser resueltos en equipo o con la colaboración de varios equipos, lo que también implica que haya que tomar decisiones y realizar un esfuerzo continuo de superación de las propias limitaciones, por ello, en los raids, se oye a la mayoría de los participantes hablar mucho más de “reto” o de “desafío personal” y de “compañerismo” que de “competición”. ¡Terminar es ganar! Las experiencias son personales y la del último en finalizar puede ser igual o más satisfactoria e intensa que la del primer clasificado. Con decir que la máxima que rigió el Raid Gauloises desde sus inicios fué: “Una salida, una llegada y, entre ambas, una gran experiencia”, queda todo dicho.
Alguno de
los raids de aventura más importantes son o han sido:
el Raid Gauloises que tuvo el mérito de ser el “original” (pionero de los raids modernos) y uno de los más duros y que se transformó en el
Campeonato del Mundo de Raid,
el Eco-Challengue,
el Camel Trophy, el Southern Traverse que se realiza todos los años en las montañas de Nueva Zelanda (lugar en el que se desarrolló el primer Raid Gauloises,
Le Maratón des Sables, etc.
Raid Gauloises:
Corría el año de 1986 cuando al francés Gérard Fusil, aventurero y periodista, después de haber vivido experiencias en diferentes regiones inhóspitas se le ocurrió la idea de desarrollar una competición en la que los participantes tuvieran que moverse a pie, en bici, kayac, etc…, idea que consigue llevar a cabo en noviembre de 1989, fecha en la que se realiza la primera competición o carrera deportiva de aventuras moderna, “Raid de aventura”, del mundo, elige para ello un territorio “casi virgen” en Nueva Zelanda.
Para crear este Raid, Gérard tomó el concepto ya existente de carreras de resistencia de larga distancia (tanto automovilísticas como ultramaratones) y se centró en los aspectos de equipo, lo que requería que cada participante formara parte de un equipo mixto de cinco personas.
El Raid no tenía un itinerario establecido, y los competidores debían confiar en sus conocimientos, aptitudes, resistencia y buen planeamiento del recorrido para llegar a los puntos de control especificados. Evidentemente, la celebración de una competición de este tipo y en un país como Nueva Zelanda, necesitaba de patrocinio, de ahí que el Raid llevara desde su inicio el nombre de su patrocinador original, la Gauloises Cigarette Company, una compañía francesa de tabacos, así nació el Raid Gauloises. Y desde entonces la popularidad de los Raids no ha dejado de crecer.
El Raid Gauloises, era una competición que se realizaba en equipos de cinco personas, mayores de edad, donde al menos una de ellas debía ser mujer, cada equipo estaba dirigido por un responsable, éste debía “dirigir” el grupo a la “antigua usanza” (pensemos en la fecha, 1989), utilizando mapas, brújula y altímetro.
La prueba se desarrollaba durante unos diez días, cada año en un país diferente y cada año aumentando su dureza, pues se pasó de unos 500 kilómetros en sus inicios a más de 1.000 (el Año 2002 en la Jungla de Vietnam), desplazándose a pie, en bicicleta de montaña, canoa, rafting, etc…, pasando por los puntos de control y venciendo los obstáculos que se les presentaran por mar, lagos, ríos, montes y todo tipo de terrenos.
Los participantes debían llevar obligatoriamente y como mínimo, además de lo ya reseñado (mapas, brújula y altímetro): un espejo de señales, un encendedor, una manta de supervivencia, dos cohetes y dos bengalas para solicitar auxilio, además de una mochila para portar su propia alimentación y la ropa que considerarán adecuada. La organización entregaba a cada equipo una baliza de localización, que activarían únicamente en caso de encontrarse en serios problemas, para poder proceder a su rescate.
Como hemos visto, por lo anterior, los equipos eran autosuficientes durante el recorrido, pudiendo llegar a estar varios días sin recibir ayuda externa, avanzando de día y de noche (a su elección), vivaqueando a la intemperie y luchando contra los elementos, por ello era fundamental que dominaran las técnicas de navegación: la orientación, el uso de brújula, altímetro y de mapas; las técnicas de movimiento, para ser capaces de hacer frente a las dificultades naturales que presentaran la orografía y la vegetación; y, sobre todo, las técnicas “de vida y supervivencia” frente a la climatología y lo que “se terciara”.
Vemos pues la tremenda importancia que tenía y tiene en esas condiciones el equipo (grupo de competidores), su preparación para la prueba “específica” (país, zona, terreno, ambiente, época del año, etc.), en la que incluyo la elección lo más correcta posible de vestuario, material, comida y equipo, pues bien es en este ambiente y en el primer Raid Gauloises cuando surge un cuchillo, un cuchillo “digno” de esta aventura, un cuchillo suministrado a los participantes en Nueva Zelanda.…
El Aitor “Raid Gauloises”.
Como decía, es un cuchillo (de la época “dorada” de Aitor) que, al menos en teoría, fue diseñado y en principio producido para la organización del Raid Gauloises que le da nombre, aunque, siento decirlo, he buscado en internet sin que haya conseguido verlo en “acción” en las manos de los participantes en el citado dicho raid o en los posteriores de principios de los años noventa (hay una buena colección de imágenes del Raid en internet y en particular en “Gettyimages”, para quien esté interesado).
Vamos a verlo.
Las Especificaciones/características del cuchillo son las siguientes, según el ·escueto” catálogo de Aitor (modelo Hunter
4491760):
Longitud hoja: 140 milímetros.
Longitud empuñadura: 130 milímetros (medidos por mí: 125).
Peso: 350 gramos.
Material del mango: Fenolgraf negro.
Material de la funda: cuero negro.
Pero no vamos a quedarnos aquí…
Continuará…
Un atento saludo a todos.
Félix