Además de ser fea y que da dentera a mucha gente, por sus orígenes, tanto de los donantes como del que recibió el regalo; se cumple la ley del Rastro:
1º Los padres reciben las medallas, los regalos,...
2º... los hijos las conservan (porque era de mi padre) y...
3º... los nietos las liquidan (porque les gusta la pasta y les importa una mierda las hazañas del abuelo)
A nosotros como admiradores de los filos y por añadidura de la historia, nos parece de lo más curiosa y que debería estar en los fondos de un museo como testimonio de una época y de unos protagonistas de la política de ese duro y triste periodo.
P.D. Estos principios también son aplicables a negocios, ya sea una humilde tiendecita o un gran tinglado empresarial. El padre lo funda, los hijos (si no son rematadamente tontos) lo mantienen, pero (¡ay!) los nietos lo malvenden.