Bajo el poderoso impulso de la miseria que querían dejar atrás y de la búsqueda de bienestar para el futuro, dicen que fueron millones los españoles (en su mayoría “varones jóvenes solteros”, braceros o jornaleros) que embarcaron para ultramar desde 1882 (año en que comienzan a tomarse datos estadísticos). Cuba (beneficiada por la Ley para el fomento de la emigración a las Antillas de julio de 1884) y Argentina (inmenso territorio con escasa mano de obra) fueron sus destinos preferentes. Muchos de ellos salieron desde el puerto de Vigo
Si en algo destacó el puerto de Vigo durante más de un siglo, fué sin duda por el movimiento migratorio que le otorgó el dudoso honor de ser líder indiscutible de todo el litoral español en el tráfico de la emigración.
A las primeras armadoras españolas que se iniciaron en este lucrativo negocio, pronto se unirían numerosas compañías extranjeras que dieron una mayor internacionalidad al puerto vigués, convirtiéndolo en un hervidero multirracial de pasajeros y tripulaciones llegados de lejanos países. Entre estas navieras se encontraban el Lloyd Norte Alemán, la Hamburg-Amerika Linie, la Compagnie General Trasatlantique, la Pacific Steam Company, la Chargeurs Reunis, la Booth Steam Ship Company y muchas otras que a durante décadas utilizaron una inmensa flota de buques de los que se valieron cientos de miles de gallegos y de provincias limítrofes en su peregrinaje atlántico en busca de su particular "eldorado".
Los barcos salían atestados de gente que quería "hacer las américas", unos soñaban con hacerse ricos, y otros habían empeñado todo lo que tenían y sólo aspiraban a encontrar algún modo de vida que no encontraban donde nacieron.
Casi todos recuerdan aún hoy el nombre del barco que les llevó para allá, irremediablemente, todos cuando el barco zarpó rompieron a llorar desconsoladamente.
Muchas veces iban los cabeza de familia, luego, cuando todo estuviera asentado, podrían reclamar a su familia.
Esperando en el puerto de Vigo. 1963.
En tierra, quedaban tristes los hijos. Niña abrazando a sus hermanos pequeños. Puerto de Vigo. 1963.
Aquí podemos ver en un museo de la emigración, en Argentina, las cosas que llevó hasta allí uno de ellos, fijaos, un libro sobre España, tabaco y mechero, una navaja de afeitar y un asentador, y hasta unas madreñas.
Seguro que muchos de ellos llevaban consigo su navaja.
Hoy os quiero mostrar una pareja que compré hace algunos años y entenderéis por fín el preámbulo.
El vendedor me contó que aparecieron en una caja con muchas otras (algunos muy tocados por la humedad y el ambiente salino) en un almacén de una vieja tienda cercana al puerto de Vigo. Por lo visto se los llevaban muchos de los emigrantes que marchaban a buscar el sustento a países de América del Sur.
Navajas machete con muelle oculto en cuerno vacuno con la hoja grabada y dorada. Fornitura de los años 40/50 Cuño de la Viuda de Zafrilla; Dña. Petronila Varela Jimenez, ella no hacía navajas, se dedicaba a la comercialización de las que hacían buenos artesanos de Albacete como los Hnos. Expósito Fernández, Natalio Martínez , José Giraldo y algunos otros. se dedicó a esto, entre 1933, y aproximadamente los 60.
Como dato curioso; algunas de las que se fueron a Rusia de aguinaldo para los miembros de la División Azul albaceteños llevaban su marca.
Las hojas, muy bonitas. Un trabajo diferente a otros que conocemos.
Espero que os haya gustado.
Saludos para todos.