Durante la Primera Guerra Mundial, Amelia Earhart, se enroló como voluntaria en labores de enfermería junto a su hermana en la ciudad de Toronto, Canadá, donde atendió a los pilotos heridos en combate. También aprovechó la ocasión para visitar un campo del Cuerpo Aéreo Real. En sus propias palabras, fue allí donde terminó «picada por el gusanillo de la aviación».
En 1920 Amelia asistió a un espectáculo aéreo en Long Beach y quedó prendada definitivamente de los aviones. Consiguió que la llevaran a bordo de un biplano en el que voló durante diez minutos sobre Los Ángeles. Sus palabras acerca de esta experiencia fueron: «Tan pronto como despegamos sabía que tendría que volar de ahora en adelante».
Sus primeras clases de aviación las obtuvo de la instructora Neta Snook, otra piloto pionera. Durante esa época logró adquirir un prototipo del aeroplano Kinner al que llamó «el Canario», en el que sufrió algún que otro accidente, cosa común en esa época por la poca fiabilidad de los motores y la lentitud de las naves.
Ya en octubre de 1922 consiguió su primer récord de altitud al volar a 14 000 pies (4267 metros) de altura. Para 1923 obtuvo la licencia de piloto de la Federación Aeronáutica Internacional, siendo la decimosexta mujer en recibirla.
Amelia dejó por un tiempo la aviación y compró un automóvil, al que puso el sobrenombre de The Yellow Peri (‘el peligro amarillo’), en el que llevó a su madre a través del país rumbo a Boston. Al ser los automotores aún una novedad, la gente se interesaba por ella y le preguntaba de dónde venía.
En 1927 se unió a la Asociación Aeronáutica Nacional (capítulo Boston). Se dedicó a invertir dinero para construir una pista de aterrizaje, vendió aviones Kinner y promovió la aviación, especialmente entre mujeres. Ya comenzaba a hacerse un nombre en la sociedad. El Boston Globe la reconocía como una de las mejores pilotos de Estados Unidos.
En abril de 1928, Amelia recibió una llamada que cambiaría su vida: el capitán H.H. Railey le preguntó si quería ser la primera mujer en cruzar el océano Atlántico. La idea de la aventura había sido de Amy Guest, una aristócrata estadounidense que había adquirido unFokker F.VII. En un primer momento, ella era quien pilotaría la nave, pero, por presiones de su familia, había desistido.
Después de conocer a los coordinadores de la travesía, se decidió que Amelia acompañara al piloto Wilmer Stultz y al mecánico Louis Gordon. La nave fue bautizada como Friendship (amistad), y despegó el 3 de Junio de 1928 hacia Halifax, Nueva Escocia. Tras esperar a que mejorase el tiempo, partieron hasta el 18 rumbo aEuropa. Llegaron a Burry Port, en el sur de Gales, (con poca gasolina) y no a Irlanda, como habían planeado. La misma Amelia reconoció que todo el trabajo lo hicieron los pilotos, pero al llegar los reporteros los ignoraron y la abordaron a ella.
A raíz de este viaje empezó a ser conocida como Lady Lindy, por su parecido al aviador Charles Lindbergh.
Entre el 20 y el 21 de mayo de 1932 realizó en solitario la travesía del Atlántico. Fue la primera mujer en completar sin acompañantes este peligroso viaje, proeza que no había vuelto a producirse desde el histórico vuelo de Charles A. Lindbergh en 1927; estableció además una nueva marca de velocidad, al alcanzar Irlanda en apenas trece horas y cincuenta minutos. Earhart fue galardonada por el Congreso de Estados Unidos con la Cruz Distinguida de Vuelo, la primera otorgada a una mujer. En los meses siguientes realizó diversos vuelos de costa a costa de Estados Unidos, como el que la llevó de Los Ángeles (California) a Newark (Nueva Jersey).
En 1930 ayudó a formar y fue vicepresidenta de relaciones públicas de una aerolínea entre Nueva York, Filadelfia yWashington. Su carrera como aviadora no fue interrumpida, pues rompió récords de velocidad para mujeres en su Lockheed Vega.
Hasta 1932 nadie había hecho un viaje en solitario desde Lindberg. Ella haría el viaje desde Harbour Grace, Terranova y Labrador, a Gran Bretaña. El 20 de mayo, exactamente 5 años después de Lindy, montada en un Lockheed Vega modificado, realizó el viaje.
En esa travesía impuso más marcas: primera mujer en hacer un vuelo solitario en el Atlántico, primera persona en hacerlo dos veces, la distancia más larga volada por una mujer sin parar y récord por cruzarlo en el menor tiempo.
Los reconocimientos se acumularon. Hizo un tour por Europa; en Nueva York hizo un recorrido bajo lluvia de papeles; el presidente Hoover le condecoró con la medalla dorada especial de la National Geographic Society; recibió las llaves de varias ciudades; fue votada la mujer más destacada el año. El congreso la condecoró con la Distinguished Flying Cross, otorgada por primera vez a una mujer.
Ya en 1935, comenzó a planear hacer un viaje alrededor del mundo. El Lockheed Electra 10E fue la máquina elegida. De realizarlo marcaría dos hitos: la primera mujer en hacerlo y la mayor distancia posible circunnavegando el globo en su ecuador. Según ella era el vuelo que le quedaba por realizar.
En 1937, Amelia Earhart anunció que intentaría dar la vuelta al mundo utilizando una ruta distinta a la habitual en estas travesías. En efecto, los viajes en avión alrededor del mundo se habían desarrollado, hasta entonces, en cortas etapas a través de los cielos del hemisferio norte. Earhart intentaría, junto a su copiloto y navegante, el capitán estadounidense Frederick J. Noonan, circunvolar el globo siguiendo la línea del ecuador, en un bimotor Lockheed Electra 10-E. Iniciaron el viaje el 1 de junio de 1937, volando desde Miami (Florida) hasta Sudamérica; de allí a África y posteriormente a las Indias Orientales.
Fred Noonan fue escogido como navegador y acompañante por su experiencia en el vuelo sobre el Océano Pacífico;
La primera etapa sería de Oakland, California, a Hawái el 17 de marzo de 1937. Sin embargo, cuando despegaba cerca de Pearl Harbor tuvo problemas y el aeroplano se deslizó fuera de control. Hubo daños considerables.
El Electra fue enviado de regreso a California para reparaciones y Amelia continuó los planes para hacer otro intento. Esta vez el curso del viaje sería hacia el este. No iba a ser tarea fácil.
Después de recibir al Electra partió de Los Ángeles hacia Florida el 21 de mayo de 1937. El 1 de junio salieron de Miami, y su primer destino fue San Juan, Puerto Rico, de ahí voló a Caripito, al oriente de Venezuela, bordeando luego Sur América con rumbo a África y el Mar Rojo. Desde allí realizó un vuelo inédito en la historia de la aviación, hacia Karachi en Pakistán. Después se dirigieron rumbo a Calcuta el 17 de junio. Posteriormente su destinos fueron Rangún (Birmania),Bangkok, Singapur y Bandung.
En Bandung en la isla de Indonesia ocurrieron algunos percances. Hubo retraso por el mal tiempo y a la aeronave se le realizaron reparaciones. Pero lo más grave fue que Amelia enfermó dedisentería. Partieron de allí el 27 de junio hacia Darwin en Australia, donde mandó los paracaídas de regreso por que no serían necesarios —según ella—en lo que restaba del viaje.
Llegó a Lae, Papúa Nueva Guinea el 29 de junio con 35.405 kilómetros volados y 11.265 por recorrer. En ese lugar se comunicó con el Herald Tribune. Las fotos la mostraban enferma y cansada. Partió a las 0:00 GMT el 2 de julio. Se cree que el avión tenía 2.000 galones de combustible para 20 ó 21 horas de vuelo, pero la situación atmosférica no era la más favorable pues estaba nuboso y con lluvias intermitentes.
En lo restante mantendría comunicación con el guardacostas estadounidense Itasca. A las 7:20 GMT reportó su posición a 232 kilómetros al suroeste de las Islas Nukumanu. A las 8:00 GMT hizo su último contacto de radio con Lae donde se les comunicó que el avión volaba en curso a la Isla Howland a 3.657 metros de altura. Sin embargo nunca se supo el rumbo que siguió tras alcanzar Nukumanu. Después hubo algunas transmisiones cortas al Itasca, pero no pudo averiguarse su posición porque los mensajes eran demasiado breves.
A las 19:30 GMT se recibió el siguiente reporte: «KHAQQ llamando al Itasca. Debemos estar encima de ustedes, pero no los vemos... El combustible se está agotando...»
A las 20:14 GMT el guardacosta recibió el último mensaje dando su posición; hacia las 21:30 GMT determinaron que el avión pudo haberse estrellado en el mar y entonces comenzó la búsqueda.
El presidente Franklin D. Roosevel tautorizó la búsqueda con 9 barcos y 66 aviones, una operación de un costo de 4 millones de dólares. Alrededor del 18 de julio el rastreo fue abandonado en el área de Howland. George Putnam buscó más ayuda para continuar, pero las esperanzas de encontrarlos fueron ya inexistentes.
el gobierno de Estados Unidos destinó grandes recursos a la búsqueda del avión y de sus tripulantes, sin ningún resultado; la conclusión oficial fue que, por falta de combustible, el aparato cayó sobre el Pacífico antes de llegar a la isla.
Hasta ahora se pensaba que murió cuando se estrelló su avión en el Pacífico mientras intentaba dar la vuelta a la Tierra. Tras el accidente, sus restos se habrían perdido en el fondo del mar. Sin embargo, desde el Grupo Internacional para la Recuperación de Aeronaves Históricas (Tighar, por sus siglas en inglés), se sostiene una nueva hipótesis a partir del hallazgo del esqueleto de una náufraga encontrado en la isla de Nikumaroro, en la República de Kiribati en 1940, conocida como Gardner, un atolón de coral localizado al oeste del Pacífico.
Según esta línea de investigación, aquéllos serían los restos de Earhart, que habría sobrevivido al accidente de avión y fallecido tiempo después de haber enviado más de cien transmisiones de radio entre el 2 y 6 de julio de 1937. Esta circunstancia añade más misterio todavía a lo que le ocurrió a su avión, del que se pensó que quedó destruido, aunque todo apunta a que no fue así, pues su radio no habría funcionado si el motor del avión no hubiese estado encendido.
“Hasta que comenzamos la exhaustiva investigación de los restos todo apuntaba a que falleció al estrellarse su aeronave en el Pacífico el 2 de julio de 1937. Pero hay un capítulo final completo de la vida de Earhart que la gente no sabe. Ella pasó días, quizá meses, luchando heroicamente para sobrevivir como una náufraga”, explica el director ejecutivo de Tighar.
Los investigadores han tratado de determinar desde 1998 si los huesos descubiertos en 1940 corresponden a la aviadora nacida en Kansas. En un principio se descartó porque las autoridades británicas concluyeron que eran de un varón debido a su gran tamaño.
Fue entonces cuando al antropólogo forense Richard Jantz, de la Universidad de Tennessee, se le ocurrió comparar aquellos huesos con fotografías históricas de la aviadora.
Estaba claro que el esqueleto era de mayor envergadura que el de las mujeres de entonces, pero no era suficiente para descartar las primeras teorías si antes no se comparaba con fotografías de la aviadora. Según Jantz, las dimensiones de los huesos hallados encajaban. Aun así, consciente de la polémica y atracción que puede suscitar su análisis, mantiene que se reserva a cambiar su informe en caso de que aparezca una nueva información. La pregunta clave es cómo pudo sobrevivir en una isla.
Rick Gillespie, director ejecutivo de Tighar, ha organizado tres expediciones arqueológicas de rescate a Nikumaroro para explorar la zona donde se encontraron los huesos. Cree que no encontraron el avión de Earhart porque ya había sido arrastrado hacia el océano. “Pero ella vivió y murió en la isla”, afirma. Su teoría se basa en que encontraros restos de hogueras con multitud de espinas de pescado y otros restos de animales. Así como restos cerca de la hoguera de un frasco de cristal de Linimento de S. José, común en la época, otros pedazos de cristal de una botella de licor que gustaba a Amelia, y una caja de madera que podía corresponder con la de un sextante.
Al no haber hallado más restos humanos en la zona se cree que Frederick J. Noonan, el navegante que acompañaba a Earhart, podría haber muerto y sido arrastrado por las corrientes de agua. “Basándonos en restos de pescado y aves encontrados en el lugar, podemos decir que Amelie Earhart sobrevivió semanas, quizá meses, en esa isla.
El lugar como podéis ver en el mapa, está al sureste de la isla, que tiene algo más de dos millas de longitud.
Tighar ha hecho expediciones durante varios años, alguna de ellas de varias semanas de duración, y ha encontrado más objetos, como restos vidrio aparentemente de maquillaje, y en dos de estas expediciones, un objeto del que se valió para sobrevivir.
Se trata de una navaja de dos hojas a la que se intentó como pudo, desmontar, con seguridad para usar sus hojas para hacer una lanza. con lo cual sólo nos ha quedado los forros y las virolas.
Se han comparado estos restos con varias navajas de la época, consiguiendo así averiguar que se trata de una navaja de la marca Colonial, de Providence.
Nadie sabe a ciencia cierta cuánto tiempo pudo sobrevir Amelia. Pero ahora sabemos una parte desconocida hasta hace poco de su vida; sobrevivió en un atolón deshabitado durante varias semanas, quizá algunos pocos meses.
Saludos para todos.