PEP escribió:
Apasionante relato,gracias por el aporte.
Un saludo.
Agradezco tus amables comentarios Pep!! y ya sigo con la historia.
Las tropas de planeadores se reunieron en la base aérea de Practica di Mare sobre las 05:00 horas de la mañana del 12 de septiembre, esperando la llegada de los planeadores. Mientras, Berlepsch y sus hombres comprobaban las armas y el equipo. Fue alrededor de las 11:00 horas cuando los planeadores comenzaron a llegar, pero eran 10 y no los 12 previstos, debido a un error de logística de la base de Grosseto, al norte de Roma, que era de donde procedían los planeadores. Anteriormente sobre las 09:00 horas, el general Student se había reunido con las tropas en las pistas con el fin de dar una charla final y ultimar los detalles de la operación.
A las 12:10 horas, cuando los aviones remolcadores Hs-126 habían sido reabastecidos de combustible y los planeadores debidamente cargados, las sirenas del aeródromo avisaron de un ataque aéreo. Aunque el aeródromo no fue bombardeado, la alarma causo otro retraso de media hora, y no fue hasta las 13:00 horas cuando la fuerza de asalto estuvo lista.
A las 13:05 horas, el primer grupo de tres aviones con sus respectivos planeadores despegó y el resto siguió a intervalos de dos minutos. La distancia recta entre Practica di Mare y el Gran Sasso era de 126 kilómetros en línea recta. En el Hs-126 de cabeza viajaba Langguth para proporcionar información, pues era el que más familiarizado estaba con el terreno de los alrededores del Gran Sasso. Una vez en el aire, los grupos de planeadores se encontraron con fuertes vientos, lo cual podía ser peligroso para ejecutar la maniobra necesaria para superar las montañas. Los fuertes vientos hicieron que algunos hombres se marearan y vomitaran, como los menos acostumbrados SS de Skorzeny, con los que se encontraba el también mareado general Soleti.
Cuando los planeadores se acercaron al Gran Sasso desde el sudoeste, pasando cerca de L´Aquila, estos se encontraron unas rachas de vientos aún más fuertes y con una nubosidad abundante. Cerca de Assergi, a las 14:03 horas, los planeadores comenzaron a cortar los cables de remolque a una altitud de 2.300 metros, comenzando los pilotos de estos a maniobrar para acercarse a la zona de aterrizaje. Aunque la aproximación fue silenciosa y la nubosidad abundante, es posible que algunos centinelas italianos pudieran ver la maniobra de los planeadores.
Mientras los planeadores alemanes se aproximaban al objetivo, la noche en el Gran Sasso había sido bastante agitada. Después de escuchar las noticias sobre el armisticio, Mussolini hizo un débil intento de suicidio con una cuchilla de afeitar, pero fue detenido por el teniente Faiola.
A partir de ese instante Mussolini no estaría solo, debía ser acompañado por alguien para que no intentara ningún acto desesperado. En esos momentos, los italianos parecían sospechar que algo estaban tramando los alemanes. Alrededor de las 11:30 de la mañana el prefecto de la policía de L´Aquila informó al general Gueli en el Campo Imperatore de que una columna motorizada alemana había sido vista y que un ataque sobre el Campo Imperatore era inminente. Gueli agradeció la información pero la única medida de seguridad que tomó fue poner un destacamento de 40 hombres en la estación superior del teleférico junto al Campo Imperatore.
Debido a los fuertes vientos en la zona de L´Aquila se creó un desorden en la formación de planeadores, lo cual favoreció al planeador donde estaba Skorzeny, que sería el primero en aterrizar. El planeador de este guiado por el teniente Meyer (de la Luftwaffe) fue a parar a un área abierta en el lado este del hotel. Eran las 14:05 horas. Varios policías italianos estacionados junto a la entrada habían visto aterrizar al planeador, corriendo uno de ellos hacia el lugar donde había aterrizado el planeador.
Una vez fuera del planeador, después de unos momentos de aturdimiento, Skorzeny y algunos de sus SS corrieron cuesta arriba hacia la parte trasera del hotel. En ese momento el policía italiano que había ido a inspeccionar comenzó a gritar para dar la alarma. Sin embargo Skorzeny y sus hombres llegaron a la parte trasera del hotel donde abrieron con cautela una puerta, encontrando a un solitario soldado italiano junto a una centralita telefónica, el cual fue retenido. Al darse cuenta Skorzeny que no habían entrado por la puerta principal del hotel, él junto a tres de sus hombres empezaron a buscar un punto de entrada hacia la estancia principal del complejo hotelero.
Mientras todo esto ocurría, el teniente Faiola, encargado de la vigilancia de Mussolini, había sido alertado de los aterrizajes de planeadores alemanes. Después de mandar a varios de sus hombres asegurar la entrada principal, corrió hacia el tercer piso para pedir instrucciones al general Gueli.
Habían pasado cinco minutos desde el aterrizaje del planeador de Skorzeny cuando aún no habían encontrado la entrada principal del hotel. Entretanto, el planeador número 6 había logrado tocar tierra entre el hotel y la estación superior del teleférico. También el planeador número 7 con el sargento Abel acababa de aterrizar al este del hotel. Mientras todo esto ocurría los italianos comenzaban a reaccionar y los guardias apostados en la entrada principal del hotel corrieron hacia el lado este del hotel, donde el general Soleti y varios alemanes aturdidos por el impacto seguían pululando alrededor del planeador de Skorzeny.
Los acontecimientos en el hotel Campo Imperatore se precipitaban, y mientras el teniente Faiola pedía instrucciones al general Gueli sobre qué hacer con el “Duce”, la entrada principal del hotel quedó prácticamente sin vigilancia. Algunos de los guardias que estaban en el interior del hotel, al ver a los paracaidistas alemanes, corrieron a sus habitaciones a esconderse en lugar de asegurar la entrada principal como había ordenado Faiola anteriormente.
Desde la ventana de su habitación, Gueli miró por la ventana, y vio a más planeadores alemanes aterrizando a un par de cientos de metros de distancia. A lo lejos, un grupo de paracaidistas fuertemente armados se dirigían a marchas forzadas hacia el hotel. A la vista de los acontecimientos Gueli entró en pánico y comenzó a gritar a los centinelas para que no dispararan. Faiola, al darse cuenta que su general estaba gritando de pánico y era incapaz de pensar racionalmente, despertó a Osvaldo Antichi, su segundo al mando. Juntos corrieron hacia la habitación de Mussolini, donde encontraron a este mirando por la ventana el aterrizaje de las fuerzas alemanas. Faiola gritó al “Duce” que se retirara de la ventana y que había recibido órdenes superiores de ejecutarlo antes de que los alemanes lo rescataran. Viendo lo crudo de la situación, Mussolini instó a Faiola a no matarlo, pues si los alemanes lo encontraban muerto, seguramente mandarían ejecutar a todos los guardias, incluido el mismo. Con estas palabras de Mussolini, Faiola vaciló.
Finalmente Skorzeny y algunos hombres lograron encontrar la puerta principal, mientras algunos carabineros armados estaban observando el planeador alemán donde se encontraba el general Soleti. Estos cuando vieron acercarse a los alemanes al interior del hotel, corrieron hacia la puerta para impedirles la entrada. En esos instantes el SS Warger, que viajaba en el planeador de Skorzeny, pistola en mano, empujó al general Soletti, instando a este pedir a los soldados italianos que no se resistieran. Aunque Soletti era poco convincente, la aparición de un general hizo confundir aún más a los guardias.
Una vez dentro del edificio, Skorzeny, supo por uno de sus hombres que había visto a Mussolini asomado a la ventana, que este se encontraba en el segundo piso. Entretanto más tropas alemanas se acercaban al hotel. Skorzeny decidió subir las escaleras y rápidamente alcanzó el segundo piso donde ubicó la habitación donde estaba retenido el “Duce”. Cuando entró sacó su pistola (que gracias al comentario de Rodrigo sabemos era una FN GP35) y vio a Mussolini flanqueado por dos oficiales (Faiola y Antichi). Los hombres que acompañaban a Skorzeny retuvieron a los dos oficiales italianos y entonces Skorzeny se acercó a Mussolini al que dijo las siguientes palabras: "¡Duce, el Führer me ha enviado a liberarle!". Supuestamente, un cansado Mussolini exclamó: ¡”Yo sabía que mi amigo Adolf no me abandonaría!”. Desde que el planeador de Skorzeny aterrizó hasta el momento preciso de la liberación de Mussolini habían transcurrido diez minutos.
Fuera del hotel, el resto de planeadores habían aterrizado, unos con mayor fortuna que otros, aunque no se hubieron de lamentar víctimas mortales entre los Fallschirmjägers. La gran mayoría de los elementos del teniente Berlepsch ya se encontraban frente al hotel cuando Skorzeny liberó a Mussolini. Parece ser que el único disparo que se hizo en toda la operación de las tropas de planeadores fue cuando un Fallschirmjäger novato disparó accidentalmente su rifle al aire cuando salía de su planeador.
Cuando Berlepsch entró al hotel encontró a las tropas italianas totalmente sorprendidas por la acción de las tropas de los planeadores. Los confusos soldados italianos estaban boquiabiertos y paralizados. Aprovechando la situación, Berlepsch empezó a dar órdenes a sus hombres para que registraran el hotel y tomaran las posiciones claves de este. En esos momentos, Berlepsch aún no sabía que Mussolini ya había sido rescatado por Skorzeny y sus hombres. Berlepsch no ordenó desarmar ni confinar a los soldados italianos, sino que simplemente optó por ignorarlos una vez que quedó claro que estos no iban a ofrecer resistencia.
Satisfecho por la operación y viendo la situación controlada en el hotel, Berlepsch ordenó al teniente Opel que fuera con el segundo pelotón a ayudar a los hombres del planeador nº 6 que estaban en la estación superior del teleférico. La situación allí ya estaba controlada, pues los sorprendidos soldados italianos que custodiaban la estación del teleférico tampoco habían opuesto resistencia. Fue entonces cuando Berlepsch ordenó contactar con radio con las tropas de la columna de Mors. Eran las 14:17 horas cuando Mors recibió por radio el mensaje: “Misión cumplida”.
En el interior de la habitación de Mussolini, Skorzeny dejó a este brevemente custodiado por algunos hombres y se fue hacia abajo para contactar con Berlepsch. Cuando ambos se vieron, Skorzeny volvió de nuevo a la habitación de Mussolini. Después de una charla y de recoger varios efectos personales de Mussolini, Skorzeny y sus hombres llevaron a este a la puerta principal del hotel.
Cuando recibió la noticia que de que el hotel había sido asegurado, Mors cogió el teleférico y ascendió hasta la estación superior, llegando allí a las 14:25 horas. Berlepsch se reunió con Mors en la estación y le dio parte sobre la situación. También ambos estuvieron debatiendo sobre el plan de extracción de Mussolini. El plan previsto era llevar a Mussolini en el teleférico a la estación inferior y luego conducirlo por carretera hasta el aeródromo de L´Aquila. En dicho aeródromo tres bombarderos Heinkel He-111 recogerían a Mussolini y parte de la fuerza de rescate. Sin embargo, Skorzeny no estuvo de acuerdo con este plan y sugirió a Mors que los italianos podrían haber alertado a los aliados y que se podían esperar un ataque aéreo en cualquier momento, por lo cual era imprescindible trasladar a Mussolini inmediatamente. Mors decidió entonces cambiar el plan de extracción. Como plan B, Student había previsto enviar dos avionetas Fi-156 Fieseler Storch que podían volar con el pasajero hasta el aeródromo de Pratica di Mare. Alrededor de las 14:50 horas había aterrizado una de las dos avionetas, la cual iba pilotada por el capitán Heinrich Gerlach - piloto personal del general Student. Se decidió entonces que Gerlach trasladara en su avioneta a Mussolini.
Cuando Mussolini salió del hotel escoltado por Skorzeny, numerosos Fallschirmjägers y soldados italianos comenzaron a fotografiarse con él. Después se dirigieron a la avioneta del capitán Gerlach, donde Mors, Berlepsch y Skorzeny posaron con el “Duce”. Cuando Mussolini iba a subir a la avioneta, Skorzeny llevó a Gerlach a un lado y le exigió que él tenía que acompañar a Mussolini en el Storch. Gerlach protestó, alegando que Skorzeny sobrecargaría la avioneta y que el recorrido para el despegue era bastante corto. Bajo diversas amenazas por parte de Skorzeny, finalmente Gerlach aceptó que este los acompañara.
Finalmente Gerlach subió a la cabina del Storch, seguido por Mussolini y Skorzeny. A fin de tener viento de cola, Gerlach aceleró el motor girando el aparato y luego comenzó su recorrido de despegue. Eran las 15:15 horas, aproximadamente. Normalmente, el Storch necesitaba unos 80 metros para despegar, pero una avioneta sobrecargada como la que pilotaba Gerlach necesitaba el doble de recorrido. Utilizando toda su habilidad, Gerlach logró levantar el vuelo justo antes de llegar al borde de un empinado precipicio, pero aún después de levantar el vuelo, tuvo problemas para ganar altitud. El motor no estaba funcionando a buen nivel, y Mussolini y Skorzeny sufrieron un vuelo angustioso, hasta que Gerlach logró ganar un poco de altitud y se dirigió hacia el oeste. Alrededor de las 16:15 horas, Gerlach aterrizó en Pratica di Mare, donde Mussolini y Skorzeny subieron a un Heinkel He-111 que los trasladaría a Viena. Una vez llegados a Viena, Hitler llamó a Skorzeny personalmente y le felicitó por el rescate. También le comunicó que se le había otorgado la Cruz de Caballero y que había sido ascendido a Sturmbannführer.
Mientras Skorzeny volaba con Mussolini en el Storch directo a la fama, Mors en Campo Imperatore, ordenó a sus hombres que sacaran el equipo útil de los planeadores y se dirigieran al teleférico para descender a la estación inferior en Assergi, donde se encontraba el resto de la columna. Esta operación se hizo sin prisas y cuando todo el personal llegó a la estación inferior, Mors decidió pasar la noche en Assergi. En la mañana del 13 de septiembre, Mors encabezaba la columna motorizada rumbo a Frascati (el lugar de partida el día anterior), adonde llegaron sin incidentes.
Y colorín colorado.....
Un gran abrazo
Mussolini recién rescatado posa junto al gigantón de Skorzeny (observen la diferencia de estatura con el mayor Mors que está a su lado), otros oficiales alemanes y se ven también gorras italianas.
Aquí, el secuestrado general Soletti camina muy tranquilo junto a Mussolini - habrá sido cuento lo del secuestro?
Aquí vemos a Soletti conversando muy animadamente con un oficial alemán, bajo la mirada del mayor Mors
El verdadero cerebro de la operación, Mayor Harald Mors (1910-2001) posa junto a Mussolini. Por lo que he estado consultando sobre esta operación - publicaciones, foros etc. aparentemente Skorzeny se llevó los créditos del rescate debido a intrigas entre la Luftwaffe y los SS, pero la planificación exitosa fue de los oficiales de la Luftwaffe liderados por Mors, quien mantuvo una agria discrepancia con Skorzeny sobre los roles muchos años después en la posguerra.
De todas maneras Skorzeny (Viena 1908 - Madrid 1975) tenía la designación directa del Fuhrer para traer a Mussolini, y tuvo la visión genial de llevar un corresponsal de guerra, por lo que quedó todo fotografiado y filmado.
Toni Schneiders el joven corresponsal de guerra a quien le cupo en suerte cubrir la Operación Roble, había nacido en 1920, asi que tenía 23 años en el momento. (falleció en 2006)
Estos son los pilotos de los planeadores que aterrizaron en las inmediaciones del hotel Campo Imperatore. De izquierda a derecha, Uffz. Gedenk, Uffz. Stark, Ofw. Nelmeyer, Lt. Meyer-Wehner (con gorro cuartelero), Ofw. Berenbold, Uffz. Jenniches, Fw. Heiner Lohrmann, Uffz. Thielmann y Uffz. Maier.
El Uffz Rondsford es el piloto que falta, pues resultó herido en el aterrizaje.
En el dia de hoy el hotel sigue siendo un destino turístico
La habitación de dos ambientes donde estuvo el Duce se conserva como un museo
El salón