Armas Blancas es un portal destinado a la divulgación, fomento y apoyo de la cultura cuchillera y de armas blancas en general, haciendo un especial énfasis en la cuchillería española. En este portal todo el mundo es bienvenido, y se da cabida a todos los actores de este apasionante universo del acero: Aficionados, usuarios, coleccionistas, profesionales y proveedores del sector, artesanos, periodistas e historiadores, promotores de ferias, museos, etc…
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En esta oportunidad les quiero mostrar una navaja de la conocida tipología “Barlow”, cuyo origen se remonta probablemente al S. XVII y que después comentaremos. Según parece fue la primer navaja fabricada masivamente para que pudiese resultar accesible a todos, desde niños hasta mayores, pasando también por las manos de los viejos granjeros del sur y oeste estadounidense, empobrecidos por las sequías reiteradas . Tiene la particularidad de que aparece en la literatura del S. XIX en las manos de los chicos que relata Mark Twain en “Las aventuras de Tom Sawyer” (1876) inspirado en sus experiencias cuando era un niño (1840-45) y “Las aventuras de Huckleberry Finn” (1884). Todo esto hacía posible – al ser una navaja sencilla y de precio muy contenido, aunque totalmente utilizable – que fuera objeto de obsequio de padres o familiares a los chicos.
La navaja en cuestión es una edición especial de la navaja Barlow fabricada por Boker denominada "The Farmboy" (o "chico granjero") lanzada en 1983 reviviendo un estilo que no se había utilizado en 50 años. Las cachas son de palo rosa, separadores y pines de bronce, 2 hojas de acero inox. 440, la mayor tipo clip y la menor tipo pen, con virolas o bolsters muy extensas de alpaca. Largo cerrada 90 mm con muy buenas terminaciones, calidad de filo y ejecución excelente, ahi van algunas fotos para que uds. lo puedan comprobar. Las imágenes que aparecen en la caja van contando una historia: En la tapa de la caja se ve un chico como si estuviera sentado en el galpón rodeado por dos perros, con la espalda apoyada contra una barrica mientras con una navaja (Boker Barlow seguramente, jeje) va trabajando una rama para convertirla en caña de pescar. En la imagen que está en el interior de la tapa, se ve al pibe con la caña terminada caminando hacia el arroyo, con una lata de lombrices en la mano, acompañado por los dos perros. El cuento termina estampado en la hoja principal - mientras espera un pique junto al arroyo, dormitando con la espalda apoyada en un árbol y el sombrero de paja cubriéndole la cara, una historia como para Tom Sawyer o Huckleberry Finn…..o para cualquiera de nosotros, después les contaré algo. La historia del Barlow. Son varias las versiones sobre el origen de esta tipología de navajas y su nombre. Por ejemplo hay varias familias cuchilleras importantes en Sheffield – Inglaterra desde los siglos XVII y XVIII. El mas nombrado al respecto es Obadiah Barlow que comenzó a trabajar en 1667 y fue sucedido por su hijo John en 1710 y luego su nieto en 1745 y que utilizaba la marca “Barlow” en las hojas de sus cuchillos . Otra rama de la familia Barlow, encabezada por Samuel Barlow fabricaba en 1787 cuchillos con su marca. También hubieron fabricantes norteamericanos que reclamaron para si el origen de esta tipología, pero parece mas firme el origen inglés. Uno de los primeros – y mejores - fabricantes americanos de Barlow fue la firma John Russell, fundada en Greenfield en 1834 (Green River Works) que compitieron con los mejores Barlow ingleses de Wostenholm. La tipología que adquirió el nombre de Barlow resultaba ser una sencilla navaja originalmente de una sola hoja (luego dos) tiene la característica de que el bolster o virola es de grandes dimensiones (casi un tercio del largo total) donde pivotea la hoja en el extremo menor del mango y liners de acero. Originalmente las cachas de las barlow eran de hueso liso teñido de marrón o rojo, también hubieron de madera, plástico y las mas lujosas de asta de ciervo o de madreperla, con liners de latón. Suelen encontrarse en 3 tamaños: Standard, desde 8 cms hasta unos 10 cm de largo cerradas. Daddy o Grand Daddy, de hasta 13 cm de largo y Baby, hasta 8 cm de largo. Un forista norteamericano se tomó el trabajo en buscar info. acerca de los barlow en viejas publicaciones : He recopilado varias referencias a los cuchillos Barlow del siglo XVIII, en su mayoría cuchillos de pluma. El más antiguo es 1759. El término "cuchillos de pluma" originalmente se refiere a cuchillos pequeños que se llevan con el propósito de recortar las puntas de las plumas para dar forma para escribir. "The Pennsylvania Gazette , 29 de noviembre de 1759 Recién importado en los últimos barcos de Londres y Bristol, ... Cuchillos y tenedores de mesa, cuchillos, cuchillos, cuchillos de cocina de Hoole. cuchillos, cuchillos de afeitar, cuchillas de afeitar, tijeras, " Este de 1767 es interesante: " The Pennsylvania Gazette 4 de junio de 1767 Importado, y para ser vendido razonablemente en efectivo, por JOHN DRINKER, ... afeitadoras, tijeras, cutteau y punta de pistola Navajas, navajas de acero fundido de Barlow y las mejores, cuchillos y tenedores de mesa con mango de hueso, ciervo y hueso simulado, " "THE SOUTH CAROLINA GAZETTE; AND COUNTRY JOURNAL 23 de junio de 1767 GEORGE WOOD, STATIONER y BOOKBINDER en Elliott-street; Acaba de importar en las últimas naves de Londres, ... Las mejores navajas plegables dobles y sencillas de Barlow, ..." Y profundizando más en los origenes de la tipología: Tan popular como ha sido el cuchillo Barlow, su propia historia está bastante confusa. Dependiendo de la fuente que aceptes, se ha informado que al menos cuatro diferentes Barlows estadounidenses son su inventor. Sin embargo, un estudio cuidadoso de las diversas referencias parece indicar un origen en la región de Sheffield de Inglaterra, famosa desde hace mucho tiempo por sus cubiertos. Un supuesto inventor del cuchillo Barlow fue John Barlow de Ridgefield, condado de Fairfield, Connecticut. Según SA Bedini en su libro Ridgefield in Review, "John Barlow estableció un taller de herrería en Barlow Mountain en la carretera entre Bennetts Farm Road y Ledges Road. Hizo una próspera empresa de herradura de caballos, ya que este era uno de los entrenadores del escenario. También produjo muchos electrodomésticos de hierro forjado para el hogar, así como herramientas para la granja y los comercios. Su mano forjada andirones era famosa en Ridgefield. Según la tradición local en el distrito de Escocia, John Barlow también fue un armero durante años. de la Revolución. Su nombre no aparece en los rollos del Comité de Seguridad de Connecticut, sin embargo, ni se ha encontrado ninguna arma que lleve su nombre. Otra tradición del distrito es que John Barlow fue el inventor del cuchillo Barlow, que fue muy popular en las comunidades rurales en el último siglo y medio. "Aunque John Barlow fue aparentemente un herrero muy bueno y puede que incluso haya hecho algunos cubiertos para Para uso doméstico, parece poco probable que tuviera algo que ver con los cuchillos plegables. En un artículo de Little Knife o Big Cannon-All Barlows, que se reimprimió en Barlow de Barlow en mayo de 1989, página 18, Odessa Teagarden dijo que "el más conocido de los inventos de Barlow, sin embargo, era el cuchillo de Barlow, una necesidad en el bolsillo de todos los escolares del siglo XIX. Si bien el invento ha sido acreditado tanto a Milton como a Thomas Barlow, también se lo ha llamado el trabajo de Leason Barlow. Los registros en la Oficina de Patentes de los Estados Unidos indican que este último lo diseñó. a los cubiertos que en ese momento provenían principalmente de Inglaterra, y siguieron siendo los principales vendedores durante un largo período ". No he podido encontrar los registros de patentes que cita la Sra. Teagarden y no sé qué tipo de cuchillo en el que estaban involucrados Thomas, Milton o Leason Barlow en el Condado de Nicholas, Kentucky, William Howard Barlow nació el 27 de noviembre de 1795 en Sheffield, Inglaterra, y fue hijo de William y Hannah Barlow de Sheffield. Según George E. Williams, quien compiló una genealogía de William Howard Barlow alrededor de 1940-50, William Barlow de Sheffield fue el fabricante de la navaja de bolsillo Barlow. Se planeó que su hijo William Howard Barlow "entraría en la fábrica y aprendería el oficio de hacer navajas de bolsillo. Sin embargo, su hijo William no tenía planes como el negocio de las navajas de bolsillo no era atractivo para él en ese momento. William se escapó de casa. y a la edad de 14 años estaba a bordo de un barco mercante inglés con destino a las Indias Occidentales. Más tarde se lo conoció como un marine en la Armada Británica, donde se encontraba en un buque de guerra con destino a Estados Unidos para participar en la Guerra de 1812. Barco británico intentó atracar en Nueva Orleans, también encontraron al general Andrew Jackson allí. El general pronto convenció a los británicos de que Nueva Orleans sería un lugar poco saludable para que se quedaran, por lo que regresaron a Inglaterra y al joven William con ellos. A continuación se escuchó hablar con el duque de Wellington en la batalla de Waterloo. Al parecer, esta experiencia cambió de opinión acerca de hacer cuchillos de bolsillo. Regresó a casa, aprendió su oficio y se estableció en una vida tranquila. En el camino se enfrentó a un compañero llamado Mills, pero cuando se pelearon por el nombre para poner el cuchillo, se vendió y vino a América para iniciar su propio negocio de cuchillería. "Se estableció en Naugatuck, Connecticut, alrededor de 1850 y murió allí. el 7 de agosto de 1880. Un cuarto contendiente es Thomas Barlow, quien nació en 1813 en Inglaterra y llegó a Estados Unidos cuando tenía 14 años, según la Historia del Condado de Tama, Iowa. Se estableció primero en Filadelfia, pero en 1854 vendió su negocio de fabricar cuchillos de Barlow a Disston, el fabricante de sierras, y se mudó a Iowa, donde estableció una granja en el condado de Tama. Poco más se sabe sobre él o sobre su participación en la fabricación de un cuchillo Barlow. Los Barlows de Kentucky, Connecticut y Pennsylvania pueden muy bien haber sido fabricantes de la navaja de bolsillo de Barlow, pero probablemente no fueron los creadores. De acuerdo con Laurence A. Johnson en su artículo, "El cuchillo de Barlow", que se publicó en la crónica de la Asociación Americana de Industrias Tempranas, Inc. en junio de 1959, el cuchillo de Barlow probablemente fue fabricado por primera vez por un Obadiah Barlow en Sheffield, Inglaterra. , alrededor de 1670. El nieto de Obadiah, John Barlow, se unió al negocio alrededor de 1745 y fue él quien fue el principal responsable del desarrollo de la exportación de los cuchillos de Barlow a Estados Unidos. La factoría de Russell en 1834 A John Russell generalmente se le atribuye ser el primer estadounidense en fabricar cuchillos Barlow, aunque esto no es cierto. La John Russell Company, ahora la Russell Harrington Cutlery Company de Southbridge, Massachusetts, fabricó los cuchillos de Barlow en su fábrica de Greenfield Massachusetts en 1834. Fueron llamados cuchillos de Russell Barlow y en lugar de la palabra BARLOW en el cabezal, fueron sellados con La marca de Russell, una R con una flecha atravesándola. Hoy en día estos Russell Barlows son antigüedades valiosas. Hasta 1920, el Barlow era la navaja de bolsillo estándar en el sur y el medio oeste, y se hizo tan famoso que un columnista de Louisville, Kentucky, Courier-Journal inició un club llamado "Barlow Bearcats". No había cuotas, deberes u obligaciones; El único requisito de la membresía era la propiedad de un auténtico Russell Barlow. La mayoría de los cuchillos de patrón de Barlow están representados por el Schrade # 206 en 3 5/16: de largo, con una hoja clip y la otra tipo pen. Este mismo patrón se usó durante varios años como el # 506SC para la serie de scrimshaw, y sin duda estará familiarizado con el uso anterior del Barlow para el elegante GDOT ?? Grand Dad´s Old Timer ?? cuchillo a principios de los años setenta, y el Ulster original de 10OT utilizado en la promoción Prince Albert Tobacco entre principios y mediados de los sesenta. Un par de Barlow de principios del S XIX Un capítulo de Las aventuras de Tom Sawyer donde se nombra la navaja Barlow El sol se levantó sobre un mundo tranquilo y lanzó sus esplendores, como una bendición, sobre el pueblecito apacible. Acabado el desayuno, tía Polly reunió a la familia para las prácticas religiosas, las cuales empezaron por una plegaria construida, desde el cimiento hasta arriba, con sólidas hiladas de citas bíblicas, trabadas con un débil mortero de originalidad; y desde su cúspide, como desde un Sinaí, recitó un adusto capítulo de la ley mosaica. Tom se apretó los calzones, por así decirlo, y se puso a trabajar para «aprenderse sus versículos». Sid se los sabía ya desde días antes. Tom reconcentró todas sus energías para grabar en su memoria cinco nada más, y escogió un trozo del Sermón de la Montaña porque no pudo encontrar otros versículos que fueran tan cortos. Al cabo de media hora tenía una idea vaga y general de la lección, pero nada más, porque su mente estaba revoloteando por todas las esferas del pensamiento humano y sus manos ocupadas en absorbentes y recreativas tareas. Mary le cogió el libro para tomarle la lección, y él trató de hacer camino entre la niebla. Bienaventurados los …. los… Pobres… Sí, pobres; bienaventurados los pobres de…, de… Espíritu… De espíritu; bienaventurados los pobres de espíritu, porque ellos …. ellos… De ellos… Porque de ellos… Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos…, será el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos …. porque ellos… Re… Porque ellos re… Reci… Porque ellos reci… ¡No sé lo que sigue! Recibirán… ¡Ah! Porque ellos recibirán…, recibirán…. los que lloran. Bienaventurados los que recibirán, porque ellos… llorarán, porque recibirán… ¿Qué recibirán? ¿Por qué no me lo dices, Mary? ¿Por qué eres tan tacaña? ¡Ay, Tom, simple! No creas que es por hacerte rabiar. No soy capaz. Tienes que volver a estudiarlo. No te apures, Tom: ya verás cómo lo aprendes; y si te lo sabes, te voy a dar una cosa preciosa. ¡Anda!, a ver si eres bueno. Bien; pues dime lo que me vas a dar, Mary. ¡Dime lo que es! Eso no importa, Tom. Ya sabes que cuando prometo algo es verdad. Te creo, Mary. Voy a darle otra mano. Y se la dio; y bajo la doble presión de la curiosidad y de la prometida ganancia, lo hizo con tal ánimo que tuvo un éxito deslumbrador. Mary le dio una flamante navaja «Barlow» que valía doce centavos y medio; y las convulsiones de deleite que corrieron por su organismo lo conmovieron hasta los cimientos. Verdad es que la navaja era incapaz de cortar cosa alguna; pero era una «Barlow» de las «de verdad», y en eso había imponderable grandiosidad… aunque de dónde sacarían la idea los muchachos del Oeste de que tal arma pudiera llegar a ser falsificada con menoscabo para ella, es un grave misterio y quizá lo será siempre. Tom logró hacer algunos cortes en el aparador, y se preparaba a empezar con la mesa de escribir, cuando le llamaron para vestirse y asistir a la escuela dominical. Mary le dio una jofaina de estaño y un trozo de jabón, y él salió fuera de la puerta y puso la jofaina en un banquillo que allí había; después mojó el jabón en el agua y lo colocó sobre el banco; se remangó los brazos, vertió suavemente el agua en el suelo, y en seguida entró en la cocina y empezó a restregarse vigorosamente con la toalla que estaba tras de la puerta. Pero Mary se la quitó y le dijo: ¿No te da vergüenza, Tom? No seas tan malo. No tengas miedo al agua. Mark Twain Espero que les haya gustado, Un saludo |
Última Edición: 5 años 4 meses antes por Facón.
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Una Grand Daddy en hueso teñido tiene que ser preciosa. La que muestras con su bonita caja también tiene toda la gracia.
Un abrazo, Juan. |
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Excelente Juan. Con respecto a la historia de las Barlow:
The First Mass Produced EDC Knife: A Short History of the Barlow Three hundred years ago, you got around on your feet or on the back of a horse. News came via word of mouth or, in big cities, the first newspapers. The Revolutionary War was a century and a half in the future, and medicine consisted of leeches and biting bullets while your arm was amputated. Much has changed. One thing that hasn’t changed in three centuries is the fact that one of the best knives for EDC is still the Barlow. The Barlow is a traditional knife pattern that was first produced in the 1700s in or around Sheffield, England. It has a long bolster, a tear drop shaped handle, and a clip point blade. They almost all open with a nail knick. Dozens of companies have made Barlow pattern knives, and today you can get a cheap overseas-made version for $5 or fine custom ones for more than five figures. From Sheffield, England, the Barlow, like other goods, was sent across the ocean in huge trade routes. It made its way up the Mississippi and into early America. Everyone that had a pocket knife in 1800s America probably owned a Barlow once in their life. They were cheap enough that even poor people could carry one. They were the first widespread EDC knife, so universal, in fact, that by the 19th century the word “Barlow” was genericized and came to mean “folding knife.” (Interesting note: I can’t think of another term that was specific, became generic, and then reverted back to a specific meaning). The Barlow was mentioned in two books of Mark Twain, Huckleberry Finn and Tom Sawyer. This quintessential English, common man knife took hold in the New World and became the epitome of an American folding knife. RETHINKING MASS PRODUCED KNIVES The original design of the Barlow is based on a simple principle: getting a sturdy folding knife using less expensive materials. Centuries ago, folding knives were difficult to make sturdily. Romans had folding knives, but they were almost always high end pieces (at least the ones that survived), and they were, of course, all hand made. In England in the 1600s and 1700s, things were starting to change. The Industrial Revolution brought manufactured, mass produced goods to a whole new strata of society. Middle class people, what few there were, were able to afford the industrial made goods. Interchangeable parts and batch production made it possible to get lots and lots of stuff to people cheaply, but these very rudimentary machines simply could not produce things with even close to a good fit and finish. You had a choice: good and expensive or crappy and cheap. In order to overcome the limitations of the machines and processes of the early Industrial Revolution to make a sturdy and useful knife, designers of the first Barlow (of whom there are no less than four people that are purported to be the designer) did a few things. First, they lengthened the bolster. Normally a bolster covers the first 1/4 of the knife, surrounding the pivot and making the pivot section stronger (hence the term “bolster”). By lengthening the bolster, makers of the Barlow could compensate for lesser materials and lesser tolerances. Second, they rounded the handle. This made the knife very easy to carry. In an age when no knife had a pocket clip and there weren’t machines that could ease or chamfer edges, the simple tear drop bottom of the Barlow made it a perfect knife to drop in the pocket and forget about until you needed it. Third, the complement and arrangement of blades made the Barlow cheap to make. Many traditional knives have three or four blades. The Barlow had two at most: a large primary blade and a smaller pen blade. This made it less expensive to make; fewer parts equals lower cost. Instead of orienting the blades at both ends like in a Congress, Canoe, or Muskrat pattern, the Barlow put the two blades on the same cheap but sturdy pivot. Again, this was a way to make an inexpensive but decent quality knife. In an age with lesser steel, the two blades gave the user a lot of sharp cutting edge without the need for resharpening. Other touches made the Barlow cheap to the make as well. Barlows usually had minimally shaped handle scales, which were often made of wood instead of more costly bone or horn. The blade shapes, almost always a clip point and later a spear point, were cheap to make, requiring less grinding than other more complex styles like a spey blade with its multiple grinds. The utilitarian blade shapes were just easier to make, and they gave the Barlow a wide audience. This wasn’t a rancher’s knife, a farmer’s knife, or a doctor’s knife. Anyone and everyone could use the blades on the Barlow. GOOD MODERN BARLOWS There are quite a few terrible Barlows out there. Unlike other patterns, the Barlow has become widespread and mass produced to a degree other traditional knives aren’t. They have become logo knives, $5 throw away trinkets, but not all Barlows are junk. In fact there are quite a few good ones. When it comes to traditional knives it never hurts to look at Case. Though the steel is soft (the CV steel being the exception), Case is the first name in traditional because of the fit and finish of their blades and the fidelity they show to the original pattern. In particular, I like the single-bladed Grand Daddy Barlow from Case’s Bradford Cutlery line. It is a little bigger than most Barlows with a 3.5 inch blade, but it is a beautiful looking knife. Great Eastern Cutlery, one of the most interesting brands in knives, makes a beautiful two blade Barlow. Canal Street Cutlery, a brand created by Schrade employees after the latter brand was bought out and production sent overseas, makes a gorgeous Barlow with an very unusual steel 14-4CrMo, a steel made by Latrobe that is roughly equivalent to 154CM. That makes for an awesome combination of classic style and new steel. But my favorite Barlow, a single blade version, comes from AG Russell. His medium Barlow is not only quite affordable, but it is also beautifully finished. The steel, 8Cr13MoV, is well done. The master stroke of the AG Russell design is that the French Cut (the long pull across the top of the blade) is cut aggressively enough to allow you to open it with one hand. It’s the best of old looks and new performance. If you’re tired of black G10 or you just want something a little different, consider the Barlow. Over 400 years of use and production have distilled the knife to a brilliant and useful shape. Not only will you have the pleasure of carrying a knife that Mark Twain and Henry David Thoreau might have carried, it will be something that is still amazingly capable today. https://www.appalachianhistory.net/2019/03/every-boy-around-practically-carried.html Saludos |
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Última Edición: 5 años 4 meses antes por Rommel.
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7Igni escribió:
Una Grand Daddy en hueso teñido tiene que ser preciosa. La que muestras con su bonita caja también tiene toda la gracia. Un abrazo, Juan. Gracias por pasar y comentar Nacho!! estas navajas tienen la virtud de que a pesar de ser sencillos instrumentos de trabajo, no pasan desapercibidas!! Un abrazo |
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Estoy muy agradecido por tu participación, comentarios y aportes Paco!! Creo que todos nosotros que fuimos chicos alguna vez, seguramente soñamos con un barlow - posiblemente por la influencia de haber leído a Tom Sawyer o Huck. Finn. En mi caso recuerdo particularmente que mi padre me había regalado una navajilla - no de estilo Barlow precisamente - pero parecida en cuanto a que tenía dos hojas y era de la marca Hammer Brand (que todavía conservo), en un verano a principios de los años 60. Poco después fui a pasar unos días de vacaciones en el departamento de Rocha en un conocido balneario de la costa atlántica uruguaya, en casa de mis primas (- la familia de mi madre es originaria del departamento, donde se establecieron mis antepasados en 1790 luego de salir de Astorga - )
Los últimos días los pasamos en la casa familiar de la ciudad de Rocha, que es la capital del departamento. Es un pueblo tranquilo hoy día y más aún en aquellos años - con las siestas de la tarde a las que yo no me podía adaptar -, por lo que una tarde mientras todos dormían, me eche la navaja al bolsillo, tomé del costurero de mi tía una aguja de coser y un carretel de hilo y me dirigí colina abajo por la empedrada calle que llevaba al arroyo a pocas cuadras, con la intención de pescar, aunque no había llevado carnada. Alli doblé la aguja para hacer un anzuelo, le até el hilo y con una rama por caña lo lancé al agua. No se si fue por casualidad que a los pocos minutos pude ver que un bagre (variedad muy comun en estos arroyos) nadaba alrededor del anzuelo, así que tiré rápidamente el hilo y logré enganchar al pez por una aleta, fuera del agua...y esa fué la primera víctima de la navaja. Edito para agregar algunas fotos: La vieja calle empedrada por la que bajé hacia el arroyo una calurosa tarde de hace muchos años - en el dia de hoy Una vista actual del arroyo Un detalle importante que había olvidado comentar es que en el parque Lapeyre, situado al lado del arroyo, se encuentra instalado desde hace muchos años lo que se ha llamado "el marco de los reyes" - uno de los monolitos de mármol que delimitaban la frontera entre las posesiones españolas y portuguesas en América según el tratado de Madrid de 1750 - o de la permuta - signado entre Fernando VI de España y Juan V de Portugal, años después con la llegada al trono de Carlos III, el tratado fue denunciado y se ordenó retirar o destruir estos mojones o marcos. El que se encuentra en el parque es el que se encontraba en la frontera en la zona de India Muerta, departamento de Rocha, fue rescatado muchos años después encontrándose enterrado en la arena, restaurado e instalado en el parque. En una de sus caras - la que miraba hacia el Oeste - se lee sobre poco mas o menos "SUB FERDINANDO VI HISPANNUM REGE CATHOLICO" , en la cara opuesta, la que miraba al Este o sea los dominios lusitanos se lee "SUB JOHANNE V LUSITANUM REGE FIDELISSIMO" En otra de las caras laterales dice "EX-PACTIS FINIUM REGUNDORUM COMENTIS MADRITI IDIB JANUARI MDCCL". Y finalmente, en la última cara "JUSTITIA ET PAX OSCULATE SUNT" Después te cuento otra historia muy parecida que he leído, pero mucho mas interesante. Aproveché a pasar los comentarios de la Barlow por el traductor: Hace trescientos años, te pones de pie o en la espalda de un caballo. Las noticias llegaron de boca en boca o, en las grandes ciudades, los primeros periódicos. La Guerra de la Revolución fue un siglo y medio en el futuro, y la medicina consistió en sanguijuelas y balas que mordían mientras se amputaba el brazo . Mucho ha cambiado. Una cosa que no ha cambiado en tres siglos es el hecho de que uno de los mejores cuchillos para EDC sigue siendo el Barlow. El Barlow es un patrón de cuchillo tradicional que se produjo por primera vez en el siglo XVIII en o alrededor de Sheffield, Inglaterra. Tiene un refuerzo largo, un mango en forma de lágrima y una cuchilla de punta de clip . Casi todos se abren con un clavo de uñas. Docenas de compañías han fabricado cuchillos con patrón de Barlow , y hoy puede obtener una versión barata hecha en el extranjero por $ 5 o las más personalizadas por más de cinco figuras. Anuncio X Energizado por Desde Sheffield, Inglaterra, el Barlow, al igual que otros bienes, fue enviado a través del océano en enormes rutas comerciales. Se abrió camino hasta el Mississippi y en los primeros Estados Unidos. Todos los que tenían una navaja de bolsillo en los Estados Unidos del siglo XIX probablemente fueron dueños de un Barlow una vez en su vida. Eran lo suficientemente baratos como para que incluso los pobres pudieran llevar uno. Fueron el primer cuchillo EDC generalizado , tan universal, de hecho, que en el siglo XIX la palabra "Barlow" se generalizó y llegó a significar " cuchillo plegable ". (Nota interesante: no puedo pensar en otro término que fuera específico , se convirtió en genérico, y luego volvió a un significado específico). El Barlow fue mencionado en dos libros de Mark Twain , Huckleberry Finn y Tom Sawyer . Este cuchillo de hombre común, inglés por excelencia, se apoderó del Nuevo Mundo y se convirtió en el epítome de un cuchillo plegable estadounidense . RECUPERANDO CUCHILLOS PRODUCIDOS EN MASA El diseño original del Barlow se basa en un principio simple: obtener un cuchillo plegable resistente utilizando materiales menos costosos. Hace siglos, los cuchillos plegables eran difíciles de hacer de manera robusta. Los romanos tenían cuchillos plegables , pero casi siempre eran piezas de gama alta (al menos las que sobrevivieron) y, por supuesto, todas estaban hechas a mano. En Inglaterra, en los años 1600 y 1700, las cosas empezaron a cambiar. La Revolución Industrial llevó a los bienes manufacturados y producidos en masa a un nuevo estrato social. MedioClaseLa gente, lo poco que había, era capaz de costear los bienes de fabricación industrial. La producción de piezas y lotes intercambiables hizo posible que muchas personas recibieran muchas cosas a bajo costo, pero estas máquinas muy rudimentarias simplemente no podían producir cosas ni siquiera cerca de un buen ajuste y acabado. Tenías una opción: buena y cara o horrible y barata. Para superar las limitaciones de las máquinas y los procesos de la primera revolución industrial para hacer un cuchillo robusto y útil , los diseñadores del primer Barlow (de los cuales hay no menos de cuatro personas que pretenden ser el diseñador) hicieron algunas cosas. En primer lugar, alargaron el refuerzo. Normalmente, un refuerzo cubre el primer 1/4 de la cuchilla , rodea el pivote y fortalece la sección del pivote (de ahí el término "refuerzo"). Al alargar el refuerzo, los fabricantes de Barlow podrían compensar materiales menores y tolerancias menores. En segundo lugar, redondearon el mango. Esto hizo que el cuchillo fuera muy fácil de llevar. En una época en la que ningún cuchillo tenía un clip de bolsillo y no había máquinas que pudieran suavizar o achaflanar los bordes, el sencillo fondo de lágrima del Barlow lo convirtió en un cuchillo perfecto para colocar en el bolsillo y olvidarse hasta que lo necesitara. En tercer lugar, el complemento y la disposición de las cuchillas hicieron que el Barlow sea barato de fabricar. Muchos cuchillos tradicionales tienen tres o cuatro cuchillas . El Barlow tenía dos como máximo: una hoja principal grande y una hoja de lápiz más pequeña . Esto hizo que fuera menos costoso de hacer; Menos partes es igual a un menor costo. En lugar de orientar las cuchillas en ambos extremos como en un diseño de Congreso, Canoa o Rata almizclera, el Barlow colocó las dos cuchillas en el mismo pivote barato pero resistente. Una vez más, esta era una manera de hacer un cuchillo de calidad económica pero decente . En una época con menos acero, las dos cuchillas le dieron al usuario una gran cantidad de filo cortante sin la necesidad de afilarlo. Otros toques hicieron al Barlow barato para la marca también. Barlows usualmente tenían escamas de mango de forma mínima , que a menudo estaban hechas de madera en lugar de huesos o cuernos más costosos. Las formas de las cuchillas , casi siempre un punto de clip y luego una punta de lanza, fueron baratas de hacer, requiriendo menos rectificado que otros estilos más complejos como una cuchilla de spey con sus múltiples movimientos. Las formas de cuchillas utilitarias eran más fáciles de hacer, y le dieron al Barlow una amplia audiencia. Esto no era un cuchillo de ranchero , un cuchillo de granjero o un cuchillo de doctor . Cualquiera y todos podrían usar las cuchillas en el Barlow. BUENOS BARLOWS MODERNOS Hay bastantes terribles Barlows por ahí. A diferencia de otros patrones, el Barlow se ha extendido y se produce en masa hasta cierto punto que otros cuchillos tradicionales no lo son. Se han convertido en cuchillos con logotipo , $ 5 tirar las baratijas, pero no todos los Barlows son basura. De hecho hay bastantes buenos. Cuando se trata de cuchillos tradicionales , nunca hace daño mirar a Case . Aunque el acero es blando (el acero CV es la excepción), Case es el primer nombre tradicional debido al ajuste y acabado de sus cuchillas y la fidelidad que muestran al patrón original. En particular, me gusta el Grand Daddy Barlow de la línea Bradford Cutlery de Case . Es un poco más grande que la mayoría de Barlows con una hoja de 3.5 pulgadas , pero es un cuchillo de aspecto hermoso . Great Eastern Cutlery , una de las marcas más interesantes de cuchillos , hace un hermoso Barlow de dos hojas . Canal Street Cutlery , una marca creada por los empleados de Schrade después de que esta última se comprara y se enviara a la producción en el extranjero, produce un magnífico Barlow con un acero muy inusual 14-4CrMo, un acero fabricado por Latrobe que es aproximadamente equivalente a 154CM. Eso hace que para una combinación impresionante de estilo clásico y acero nuevo. Pero mi Barlow favorito , una versión de hoja única , viene de AG Russell. Su medio Barlow no solo es bastante asequible, sino que también está bellamente acabado. El acero, 8Cr13MoV , está bien hecho. El golpe maestro del diseño de AG Russell es que el Corte francés (el tirón largo en la parte superior de la cuchilla ) se corta de manera lo suficientemente agresiva como para permitirle abrirlo con una mano. Es el mejor de los viejos looks y el nuevo rendimiento. Si estás cansado del G10 negro o simplemente quieres algo un poco diferente, considera el Barlow. Más de 400 años de uso y producción han destilado el cuchillo a una forma brillante y útil. No solo tendrá el placer de llevar un cuchillo que Mark Twain y Henry David Thoreau podrían haber llevado, sino que también será algo que aún es increíblemente capaz. Agrego que también Abraham Lincoln tenía una Barlow (con una interesante historia al respecto) asi como George Washington recibió la suya de pequeño. Un gran abrazo Paco!! |
Última Edición: 1 año 9 meses antes por Facón.
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Un post para quitarse el sombrero!!
Una de las tipologías norteamericanas que más me gustan. Y esta es muy bonita y además enternecedora. Me ha encantado amigo. |
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A mi también me gusta esta tipología, y Boker tiene varios modelos muy atractivos.
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rojocaecae escribió:
Un post para quitarse el sombrero!! Una de las tipologías norteamericanas que más me gustan. Y esta es muy bonita y además enternecedora. Me ha encantado amigo. Gracias por pasar y comentar César!!! me alegra mucho que te haya gustado y te haya parecido enternecedora - claro que todos tenemos todavía un niño adentro - y justamente estas navajas se prestan para esas historias. Por eso voy a contar a continuación la historia de comentaba más arriba, que seguramente va a resultar mas interesante que la mía, aunque no aparece ninguna navaja en ella. Se trata de una historia que relata el escritor y dramaturgo norteamericano Austin Strong (nieto de otro gran escritor : Robert Louis Stevenson - quien trató también a Mark Twain), ahi va: El pez dorado del rey Kalakaua Veía la cara enérgica de mi padre, cuya expresión acentuaba el poblado bigote, y los hermosos ojos oscuros de mi madre. Me daba confusa cuenta de las lágrimas , las risas, las últimas despedidas cambiadas entre los que se acodaban a la borda del buque y los que se quedaban en el muelle que, con la ciudad de San Francisco de California, iba alejándose poco a poco. El viaje que acabábamos de emprender nos llevaba hacia la gloria y la fortuna. ¿No era muy rico el amigo a petición del cual se trasladaba mi padre a Honolulú para pintar un cuadro del volcán Mauna Loa en erupción?. ¿No nos habían dado una carta de recomendación nada menos que para un rey de carne y hueso y que vivía en un palacio de verdad, la Oceánica Majestad de Kalakaua, soberano del archipiélago de Hawai?. A los catorce días de navegación , el velero en que ese amigo generoso nos había brindado pasaje doblaba el cabo Leahi y se deslizaba en la bahía de Honolulú. Una esbelta embarcación tripulada por indígenas, remeros al par que cantores, se desprendían del muelle del rey y venía a atracar al costado de nuestro buque. Era la falúa real, en la que bogábamos después en triunfo hacia la orilla. Fuimos a vivir en una coqueta casita de madera, oculta en medio de un jardín oloroso donde crecían en profusión arbustos de anchas hojas y extraordinarias flores. Los jóvenes agregados de las legaciones de otros países, se adueñaron de mis padres, jóvenes y alegres como ellos. La amplia galería del frente de nuestra casita se llenaba con frecuencia de claros y vaporosos trajes de mujer y de resplandecientes uniformes de los marinos ingleses, franceses y rusos, de los barcos de guerra surtos en el puerto. A pesar de esa vida de contínua fiesta, yo me sentía triste, los niños de mi calle me miraban por encima del hombro. Era costumbre del país que a la entrada de todas las casas hubiese un abrevadero lleno siempre de agua fresca para los caballos. Las familias pudientes tenían artesones pintados de colores vivos, y en los cuales nadaban, para denotar la magnificencia de los señores de la casa, vistosos peces dorados. Nuestro abrevadero, a más de ser muy viejo, de estar descascarado y de hallarse sostenido por unos pies de hierro completamente oxidados, no contenía – y esto era mi mayor vergüenza – ni un triste pececillo. Aunque no me cabía en la cabeza que mis padres no comprendiesen que un abrevadero semejante era un descrédito, hacía yo lo que hacen a veces los niños con sus penas: devorarlas en silencio. Un día mis padres invitaron a almorzar a los agregados japoneses. Llegaron ataviados con el traje de su país, que les daba la apariencia de grandes mariposas. Oí por casualidad parte de su conversación. Les contaban a mis padres que habían ido por la mañana , en representación del soberano, a echar en el estanque de los lotos del parque real de Kapiolani unos peces dorados de doble cola, que el Emperador del Japón acababa de enviarle al rey Kalakaua. Uno de los invitados añadió, dirigiéndose a mamá que estos peces eran animales sagrados, que sólo se criaban en los viveros de la familia imperial. Me dio un vuelco el corazón. Apoderóse de mi un deseo avasallador. Surgió en mi imaginación – y no pude ya volver a pensar en otra cosa – que en nuestro abrevadero nadaba uno de esos peces, para gloria de mis padres y envidia y desesperación de mis vecinitos. El parque de Kapiolani quedaba en las afueras de la población, cerca de Waikiki. Íbase allá por cinco centavos en un tranvía de mulas. De los diez centavos que guardaba en mi alcancía, gasté cinco en comprar un ovillo de cuerda. Saqué del costurero de mi niñera dos alfileres largos y nuevos….Y me lancé a mi empresa. Era mi primer salida al mundo de las aventuras. Palpitante de emoción, hice seña de que se detuviera el tranvía guiado por un kanaka somnoliento y descalzo. Por ser la hora en que todo el mundo estaba en la siesta, no había mas pasajeros que yo. Esto me hizo sentirme más importante todavía. Cierto que al entregar mis únicos cinco centavos, oí dentro de mí una vocecilla que murmuraba: ¿cómo te las arreglarás para volver?, pero no le presté oídos. Cuando llegamos al parque de Kapiolani , le dí muy cortésmente las gracias al conductor, que me aupó para bajarme del tranvía, y le pedí que me leyera lo que decía un letrero que había a la entrada. Lo hizo despacio, silabeando estas palabras: “Está terminantemente prohibido pescar en el parque. La contravención a esta orden se castigará con todo rigor” “Kalakaua Rex”. Quedé como clavado en el sitio. “Se castigará con todo rigor”, no podía querer decir , siendo un rey quien lo decía, más que una cosa: se le cortará la cabeza. Sin atreverme a dar un paso, comencé a trazar lentamente con el dedo gordo del pié, semicírculos y más semicírculos en la arena. De a poco fui cobrando ánimo. Penetré de puntillas en ese parque, húmedo, sombrío y majestuoso como una catedral. Y de nuevo quedé paralizado de espanto, a dos pasos de mí, un chino con cara de dragón, desnudo de la cintura para arriba, estaba cortando la hierba con una especie de amenazadora cimitarra. Permanecí completamente inmóvil hasta que desapareció detrás de un árbol. Atravesé entonces , como una exhalación, el prado que tenía delante y me hallé en un precioso jardín chinesco donde había farolillos de pizarra gris, pagodas, y unos leones feísimos, con cara de rana y feroces ojos muy abultados. Me acerqué a un estanque cubierto de lotos, un puentecillo rústico arqueaba su media luna sbre el agua plácida. Subí por él, y en la parte mas alta, me tendí boca abajo, acechando. El único ser viviente que había allí, era un flamenco rosado, que me miraba de hito en hito. Miré al estanque y los ví - ¡los sagrados peces dorados el emperador del Japón! - . Eran unos animales maravillosos, las aletas parecían flotantes gasas, las colas, - largas, espléndidas – como lujosos mantos de corte. Doblé apresuradamente uno de los alfileres, lo aseguré en el extremo del hilo y lo eché al agua. Los peces, brillantes como porcelanas esmaltadas, se deslizaban orgullosamente, sin reparar siquiera en mi improvisado anzuelo. Como pudo ocurrírseme pescar sin carnada, no lo sé, pero la esperanza salió allí triunfante de la experiencia, porque al cabo de unos minutos, ocurrió lo increíble. Un pez de regular tamaño – uno que sobresalía como un rey entre aquellos príncipes – cautivado por el brillo del alfiler, cometió la tontería de tragárselo. Tiré del hilo y lo tuve en un dos por tres a mi lado. Escupió el anzuelo con despreciativa facilidad y se puso a dar tales saltos que habría acabado por volver al agua, si no le hubiera puesto encima mi sombrerito de paja. Volví a mirar en todas direcciones, con el azoramiento del delincuente, pues ya lo era. El flamenco seguía en el mismo sitio, parado en una sola pata, fija en mi la mirada acusadora. Poseído de pánico, eché el pez dentro del sombreo, que me embutí hasta las orejas y salí disparado en dirección a la carretera. Lo único que me preocupaba, cuando me vi en ella, era como arreglármelas para que mi pez llegara vivo al abrevadero. Paralela a la carretera había una acequia bastante profunda. Corrí allá, me deslicé por el talud, me quité el sombrero, agarré al pez y lo zambullí, teniéndolo bien sujeto por la cola. Así estuve con él, hasta verlo completamente reanimado. Conseguido esto, reanudé la interminable jornada, a trechos corriendo y a trechos deteniéndome a refrescar a su imperial majestad, para que resistiese hasta el próximo chapuzón. Cuantas veces lo hice, no lo recuerdo, pero muchas debieron ser, porque tenía ya dolores en las piernas y me daba vueltas la cabeza, del cansancio, de la humedad del agua y los coletazos de mi prisionero. Yendo de este modo, oigo de repente gritos de que me haga a un lado, trote de caballos, crujir de arneses, voces de mando….. y caigo por fin en la cuenta de que ha faltado muy poco para que me atropelle un coche. Veo frente a mí a un oficial que acaba de echar pié a tierra. Me llevan hacia una charolada victoria que trasciende a barniz, a cuero recién pulido, a caballos muy bien cuidados. Reposadamente sentado en ella, hay un señor de noble aspecto vestido de blanco de pies a cabeza. Quiere salírseme el corazón por la boca, acabo de reconocer en la cara de ese señor la que he visto en las monedas de plata del reino. Lleva puesto el famoso sombrero de plumas de pavo real entretejidas , adornado en la copa con ancha banda de conchitas de mar. Me mira gravemente, mientras permanezco sin saber que hacer ni que decir ni donde meterme, llenos de barro los pies y las manos, puesto el sombrero bajo el cual se agitan el pez y mis propios pensamientos - ¿les mandará el rey a sus soldados que me corten la cabeza allí mismo?. ¡Conque era el niño de la señora de Strong!, oigo que dice una voz corpulenta… ¿Y qué haces tan lejos de tu casa?, añade ahora dirigiéndose a mí. No hallo que responder, y la voz continúa: - Tu mamá debe estar muy alarmada buscándote…vaya, sube y te llevaremos a tu casa. El mismo oficial de antes, me toma en brazos y me deposita, - hecho una lástima como estoy – en el inmaculado cojín a la izquierda del rey. Dan una orden, y la brillante comitiva parte al galope, precedida por los batidores de la escolta. Su majestad me dirige discretas preguntas, al par que trata, con el señorío propio de los reyes de disipar mi turbación. Pero el huésped que llevo en el sombrero, y que no se está quieto un instante, es más de lo que puede resistir mi cabeza. Me chorrean de los ojos unos lagrimones nada varoniles… ¿Te sientes mal Agustín, - pregunta el rey – anda, dime que te pasa! Una vocecita traicionera y suplicante, sin yo saber cómo se me escapa del pecho, y contesta así: ¡Por lo que más quiera – señor rey – no me mande cortar la cabeza!!! No me ha pasado por el pensamiento semejante cosa, dice el rey pausadamente. Me quito entonces el sombrero y le enseño a Su Majestad el pez del Emperador del Japón. El rey levantó su mano derecha y la comitiva hace alto…. ¡Al abrevadero más próximo! Daos prisa!!! Vuelan los caballos y nos detenemos por fin frente a una choza. Salto del coche y echo mi pez en el abrevadero. Mandan enseguida a un indígena a buscar una calabaza de buen tamaño y meten en ella al pez, que ve ya a salvo su importante existencia – restaurada su real dignidad acuática. Por la carretera, que bañan ya los últimos resplandores de la tarde, me llevan en triunfo hasta mi casa, a la cual llego profundamente dormido, haciendo almohada en el hombro de Su Majestad. Me despiertan las exclamaciones de alegría y las risas de mis padres, que sin acabar de explicarse lo ocurrido, me miran llenos de curiosidad. Medio dormido todavía, me desprendo de su lado y corro al abrevadero a vaciar el precioso contenido de la calabaza. A la otra mañana, saltando de la cama muy temprano, me deslizo por el umbroso jardín y voy a echar una mirada ansiosa al abrevadero. Allí estaba el pez, nadando majestuosamente en el descascarado artesón – proclamando a la vista de todos la categoría de mis padres – que no podrán negar ya mis vecinitos. Ese mismo día, echa pié a tierra frente a nuestra casa un correo de palacio, portador de un gran sobre con orla dorada, sellado con la corona real de Hawai.El sobre contiene una cédula en la cual se lee, sobre poco más o menos lo siguiente: “Se concede al niño Agustín Strong licencia de pescar, cuantas veces quiera, en el Parque Real de Kapiolani” Firmado “Kalakaua Rex” Un gran abrazo |
Última Edición: 5 años 4 meses antes por Facón.
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Dai-Katana escribió:
A mi también me gusta esta tipología, y Boker tiene varios modelos muy atractivos. Celebro que te haya gustado Manuel y agradezco tu presencia y comentarios en post, como siempre amigo!!Verdaderamente Böker tiene una amplia variedad además de una calidad indiscutida. No lo había comentado más arriba pero esta firma fué fundada por Heinrich Böker en 1869 en Remscheid, cerca de Solingen, aunque sus raíces son más antiguas: Un enorme castaño que se alza sobre la pequeña fábrica de ferretería de Boker en el siglo XVII es el hecho más antiguo que se puede rastrear sobre la familia Boker. Al parecer, las herramientas de Boker tuvieron mucho éxito en el mercado ya que se clasificaron entre los productos manufacturados líderes en Alemania y los países vecinos cientos de años más tarde, como se puede leer en su página: Debido a la creciente demanda en una era políticamente inquieta, Hermann y Robert Boker decidieron comenzar con la producción de sables en 1829. Los inventarios de septiembre de 1830 ya habían demostrado una producción semanal de 2000 piezas hechas por 64 forjadores, 47 trituradores y una gran cantidad de trabajadores. y aprendices. Con una línea de productos y cubiertos en constante crecimiento y las grandes oportunidades de ventas globales, la familia vio la necesidad de distribuir las tareas para aprovechar al máximo sus intereses. Entonces, Hermann Boker emigró para fundar Boker & Co. en Nueva York, mientras que el joven Robert estableció su compañía en Canadá y en 1865 una sucursal en México, siendo los líderes del mercado bajo el nombre de Casa Boker hasta hoy. Heinrich solo cruzó el río Wupper para ir a Solingen, donde la industria de los cubiertos en Alemania estaba en auge. Junto con el conocido experto en cuchillería Hermann Heuser, fundó Heinr. Boker & Co. en 1869, desde donde comienza a fabricar exportando para sus primos en América. Los Bokers en Remscheid y sus primos en el extranjero estaban muy interesados y demandaban navajas, tijeras y navajas de bolsillo de la nueva empresa de Heinrich. Tuvieron que etiquetar sus productos de manera simple para los mercados extranjeros, ya que muchos clientes tenían problemas para deletrear el nombre alemán Boker, aparte del analfabetismo generalizado. Heinrich consideró el castaño como un logotipo ideal y memorable que también pertenecía a la compañía Remscheid con una flecha. Uno de los raros y preciosos documentos que sobrevivieron a la destrucción total de la Segunda Guerra Mundial es un anuncio de Boker Remscheid de 1874, que muestra ambos logotipos. La relación entre las dos compañías de Boker siempre ha sido muy amigable. A Heinrich se le permitió llevar la marca del castaño con él a través del río sin problemas ni pagos. Desde entonces, ni un solo producto ha dejado la fábrica de Solingen sin este signo. Después de más de 100 años de existencia, el venerable árbol fue cortado por un rayo en 1925. Un talentoso artista esculpió una imagen del majestuoso árbol en un trozo de tronco original que adorna la oficina del CEO en Solingen. El mercado estadounidense se convirtió rápidamente en el territorio de ventas más importante de Boker. En 1900, la mayor parte de la producción se envió a los EE. UU. Y H. Boker & Co. en Nueva York se concentró cada vez más en los productos de la producción de Solingen. La demanda de navajas pronto superó a la de otros productos como tijeras o navajas. La demanda de los productos aumentó más rápido que las capacidades de producción en Solingen, por lo que los Bokers de Nueva York decidieron comenzar su propia producción de navajas de bolsillo a la que se agregaron pinzas más tarde. Segunda Guerra Mundial Debido a que la marca del árbol estaba bien establecida para esa época y la buena comprensión dentro de la familia internacional Boker, no hubo ningún problema en obtener el permiso de Solingen para utilizar la marca del árbol para los productos de fabricación estadounidense. Desde entonces, ha habido dos líneas de productos diferentes de cuchillos Boker en el mercado estadounidense con logotipos idénticos y, a veces, incluso con números de artículo idénticos; una línea de productos Made in USA, la otra línea Made in Solingen, solo para diferenciarse por las marcas "Boker USA" o "H. Boker Improved Cutlery Solingen". Durante la Segunda Guerra Mundial el contacto con los Estados Unidos se detuvo. La fábrica de Solingen se destruyó por completo y no quedaron máquinas, herramientas, catálogos ni muestras. Los pocos originales antiguos que tenemos a nuestra disposición hoy sobrevivieron a la guerra, ya que eran de propiedad privada y nos fueron entregados después de la guerra. La compañía también perdió uno de sus productos más preciados: el registro de la marca del árbol fue incautado de acuerdo con la ley de Usa. John Boker jr. lo compró nuevamente en Nueva York para guardarlo para la venta posterior de productos estadounidenses y alemanes. Poco después de la guerra, una nueva vida despertó en la destruida fábrica. Los antiguos artesanos regresaron y ayudaron a reconstruir los edificios y la producción para recuperar el alto nivel de calidad de la producción. Restaurando su relación comercial con Solingen, los primos estadounidenses hicieron sus primeros pedidos. En pocos años, Boker New York volvió a ser el principal cliente. Los modelos 7588, 7474 y el viejo modelo insignia 182 no pudieron cruzar el océano Atlántico lo suficientemente rápido como para alcanzar a los amigos de Boker en todo el país. Un gran abrazo, |
Última Edición: 5 años 4 meses antes por Facón.
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Estupendo post Juan, una pieza muy interesante, aunque reconozco que no soy muy de tipologías americanas, salvo la canoe y trapper. Aún así es un piezón y acompañada de un texto estupendo.
Muchas gracias. |
El coleccionismo es un antecedente de los museos.
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ulhdez escribió:
Estupendo post Juan, una pieza muy interesante, aunque reconozco que no soy muy de tipologías americanas, salvo la canoe y trapper. Aún así es un piezón y acompañada de un texto estupendo. Muchas gracias. Estoy muy agradecido por tus comentarios y participación Alberto!!! Comparto la opinión de que no todas las tipologías americanas gustan y además de las Barlow agregaría alguna más a las hermosas Canoe y Trapper, como las Wharncliffe Whittler y las Congress, aunque sospecho que tus arcones guardan varios tesoros de la firma del castaño - a más de los que ya has mostrado!! Un abrazo |
Última Edición: 5 años 4 meses antes por Facón.
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Yo tampoco soy de tipologías norteamericanas, no obstante tengo que darte la más sincera enhorabuena. Tus post son una verdadera gozada.
Saludos de Octavio. |
-NO RECOMIENDO COMPRAR EN FILOFIEL-
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OAS escribió:
Yo tampoco soy de tipologías norteamericanas, no obstante tengo que darte la más sincera enhorabuena. Tus post son una verdadera gozada. Saludos de Octavio. Muy agradecido por tu presencia y tus amables comentarios Octavio!!! me encanta saber que has disfrutado el post. Aprovecho la oportunidad para subir alguna foto de la navaja que me había regalado mi padre y comentaba en mi pequeña historia. Se trata de una navaja norteamericana de Hammer Brand en la tipología "serpentine" largo cerrada 84 mm , con cachas de una imitación - creo llamada pearlite - dos hojas, la mayor tipo clip y la menor pen - al igual que la generalidad de las barlow- ambas en acero al carbono, asi como los muelles, y los separadores de latón. van las fotos: Un gran abrazo Hammer Brand era una marca de Imperial knives |
Última Edición: 5 años 4 meses antes por Facón.
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COÑO,PERO QUÉ BUENOS SOIS HACIENDO POSTS !!!!!!!
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JOHNYTHEKNIFE escribió:
COÑO,PERO QUÉ BUENOS SOIS HACIENDO POSTS !!!!!!! Agradezco tu presencia y comentarios Johny, que viniendo del posteador nro. 1 del foro, son un halago. Un abrazo |
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Juan, me reitero en mi agradecimiento por este post que nos hace retroceder a todos a nuestros años mozos.
Me hiciste recordar una serie que pusieron en España en los primeros años 80 titulada "Las aventuras de Tom Sawyer", les pongo a mis niños series antiguas de dibujos; Heidi, Ruy el pequeño Cid, etc, pero esta apenas me acordaba. Gracias al post me vino a la memoria. A mis hijos les encanta, me la piden nada más que llegan a casa. Claro, yo la veo con ellos, y además estoy leyendo el libro. Por cierto, mirad este pasaje Saludos afectuosos. |
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Estoy muy agradecido por tus recuerdos y comentarios César!! Muchos de nosotros que crecimos antes de la era digital, estábamos mas cerca de los libros y de la vida al aire libre, actualmente los chicos viven prendidos del celular y sus entretenimientos y juegos son mayoritariamente virtuales. Me hiciste acordar que hace años cuando mi hijo era pequeño, yo llegaba de noche a casa por mis ocupaciones laborales y el me esperaba para acostarse y no se dormía hasta que le contaba un cuento - historias que debía inventar en el momento sobre la base de los libros de aventuras que habìa leído en mi juventud (Salgari, Verne, etc)- El pirata Barbanegra, La capitana del Yucatán, Dos años de vacaciones, La reina de los Caribes, etc. - cada noche una historia distinta.
Por eso, para los chicos de hoy... mas Tom Sawyer y menos terapia electrónica. Un abrazo |
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Otro post como nos tienes acostumbrados. Yo hacia lo mismo con mis hijos, Las aventuras de Arthur Gordon Pym era el favorito de mi hijo,tiene 27 años y lee todo lo que le recomiendo, pero con la pequeña de 19 ha sido imposible que lea un libro ( erase una mujer a un tno. pegada), espero que Cesar tenga mas suerte con sus niños.
Un abrazo fuerte Juan. |
Última Edición: 5 años 2 meses antes por Carre.
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Carre escribió:
Otro post como nos tienes acostumbrados. Yo hacia lo mismo con mis hijos, Las aventuras de Arthur Gordon Pym era el favorito de mi hijo,tiene 27 años y lee todo lo que le recomiendo, pero con la pequeña de 19 ha sido imposible que lea un libro ( erase una mujer a un tno. pegada), espero que Cesar tenga mas suerte con sus niños. Un abrazo fuerte Juan. Gracias por compartir tus comentarios Luis!! Lo importante es haber sembrado y dejar que la semilla germine cuando sea su tiempo!!. Un abrazo |
Última Edición: 5 años 2 meses antes por Facón.
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