Nace en el año 1951 en el seno de una familia cuchillera. Su bisabuelo, Juan José Fernández Martínez “El Carretilla”, comienza a trabajar en 1925 en el taller de Ricardo Zafrilla en la calle de la Cruz; lugar donde también trabaja su padre, Telesforo Fernández Expósito, hasta el año 1947. Es entonces cuando Telesforo se instala con su tío Bartolomé Expósito López y los hijos de éste en un taller del Camino de Miraflores.
Ocho años después emprende su andadura en solitario y abre su propio taller en la calle de San Justo. Se trata de un amplio espacio de unos cuarenta metros cuadrados, situado sobre la vivienda familiar de la abuela, en donde Telesforo coloca un motor de 1,5 caballos para mover dos piedras de amolar y pulir, un banco con tres tornos, una fragua y un yunque. Pocos meses después incorpora una máquina de taladrar, una cizalla y dos tornos de banco más. Junto a Telesforo trabajan su primo hermano el “Pijolilla”, el “Mojama” y dos oficiales más. Será allí donde Manuel Fernández Panadés se inicia como precoz aprendiz a la edad de ocho años y ayuda a su padre en el blanqueado de las hojas de las navajas. El resto de hermanos también van a aportar su fuerza de trabajo al negocio familiar si bien, con el tiempo, el único que permanece en el mismo es Manuel.
En este taller los Fernández elaboran navajas clásicas albaceteñas de cuerno con muelle de teja junto a otros modelos especiales, como por ejemplo, navajas tipo machete. Son tiempos difíciles y las virolas se elaboran con la chapa de las latas de leche y otras conservas. La producción se destina a los almacenistas de las dos familias Zafrilla: el taller de lacalle de la Cruz y el establecimiento de la viuda de José Zafrilla en la calle de Salamanca. No obstante, hacia la mitad de la década de los sesenta, Telesforo solicita un puesto fijo en los círculos del recinto Ferial y parte de las tareas se venden en ese lugar.
A la muerte de Telesforo se cierra el taller y su hijo Manuel interrumpe durante catorce años su actividad como cuchillero para dedicarse a la venta ambulante. Sin embargo, en el año 1990, recupera buena parte de la maquinaria y se instala en el bajo de su vivienda en el barrio de “La Estrella”. Su inscripción en el Registro de Industria solicitando la autorización para una ampliación de la instalación será la última que se registra en el siglo XX. Desde este lugar de la calle San Quintín día a día perfecciona su trabajo hasta convertirse en uno de los artesanos cuchilleros más destacados del panorama local, con numerosos premios en distintos concursos de artesanía, ferias y certámenes.
En el año 2004 recibe el Título de Maestro Artesano concedido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Cabe destacar de su producción la perfecta síntesis conseguida entre un trabajo tradicional y una incesante búsqueda de nuevos materiales en especial para los cabos y mangos de sus piezas.
Aquí podemos verle con una imponente navaja, imponente no por tamaño, si no por la calidad y perfección conseguido. Detrás podemos ver muchos de los diplomas y premios conseguidos.
Manuel trabaja todo tipo de maderas, caparazones de tortugas, de armadillo, astas de todo género de mamíferos montaraces y selváticos, de todos Manuel encuentra acomodo para cualquiera de sus piezas, quedando todas ellas tan aparentes como hechas para esa integración.
En una entrevista dijo:
El motivo principal de esa variación de materiales es que como gran parte de su producción va a coleccionistas, “le tienes que innovar mucho” ‘no hay dos navajas artesanales iguales, si por ejemplo yo
"He hecho diez mil navajas, de diez mil navajas no son iguales ninguna”.
Puede hablar de las dificultades por las que tuvo que pasar al principio de ejercer el oficio familiar, donde ocasionalmente tuvo que interrumpir para dedicarse a la venta ambulante, aunque estaba siempre próximo ya que entre los productos que vendía había también cuchillos y navajas artesanales. Era tanta la escasez que “no entendía como de un huevo mi madre se las apañaba para sacar cuatro tortillas”.
Como continuidad cuenta con el relevo de su hijo, Manuel, que tiene la fortuna de haber aprendido el oficio en todas sus vertientes y que es un gran grabador al ácido
“él graba; yo, no sé,… no se apenas, leer ni escribir… pues dibujar menos; todo lo que hago lo hago a mano”
Albacete que ha sido la capital para los cuchilleros en España, según Manuel Fernández, debe continuar siéndolo, tiene que tomar la delantera de nuevo a la región francesa de Thiérs, donde con una mínima población, comparada con la nuestra, sus cuchillos y navajas han conseguido renombre mundial y Manuel que ha recorrido Francia, Italia y Alemania, considera que la más auténtica y reconocida debe ser la navaja de Albacete, por eso cree necesario que para recuperar esa fama que continúa latente es apropiada la promoción en exposiciones, ferias, etc., a las que acude regularmente.
Está convencido que con claridad y con información al público, la gente tomaría más conciencia a la hora de adquirir una pieza de artesanía, siempre y cuando se evitara el fraude; no tiene ninguna objeción en que la navaja procedente del exterior se ponga a la venta señalando su origen Made in China, pero en ningún caso Navaja de Albacete o Hecha a Mano; y de todas formas el comprador que adquiera la que previamente pretendía.
Aquí podemos ver una espectacular vitrina con alguna de sus creaciones.
En el año 2008 Manuel enferma por lo que se ve obligado a cerrar el negocio familiar. Manuel Fernández Rovira, decide dejar el ejercito para dedicarse a la cuchillería y continuar con la saga de artesanos formando la cuarta generación en su familia. Aprende con su padre durante unos años.
El 14 de mayo de 2011 Manuel fernandez Panades fallece y su hijo Manuel Fernández Rovira continua con su legado en solitario hasta el dia de hoy, realizando cuchillería Española, reproducciones antiguas, cuchillos artísticos de la misma manera que su padre le enseñó,e incluyendo a este oficio sus grabados, ganando varios premios en diferentes concursos nacionales y viajando por todo el mundo enseñando el arte heredado.
Hoy os muestro una navaja de Manuel Fernández Panadés.
Se trata de una navaja con el cabo en cebú, y la hoja de acero damasco.
Aquí en su estuche, con el certificado
Aún más bonita fuera del estuche.
Fernández , gran saga de cuchilleros.
muelle trabajado con lima; palanquilla reliá. Ojalá pudiérais oir el "clack" al cerrarse
hoja de algo más de 10 cm., con bonitos patrones.
Espero que os haya gustado.
Saludos para todos.