Una veterana y mutilada. Navaja afgana.
Hace un tiempo presenté una de mis armas blancas “tradicionales” más curiosas, por no decir la más curiosa, un lohar afgano plegable.
Comentaba entonces que la palabra Lohar tiene varias acepciones y que en nuestro caso nos quedábamos con la siguiente: El lohar es un arma blanca, tradicional, de una mano, característica de la tribu afgana Banochi, ubicada en la zona del paso Jáiber (Khyber), que une Afganistán y Paquistán.
En ese post o publicación, incluía una foto del lohar con una navaja, también afgana, que llamó la atención de algún compañero que me incitaba a presentarla.
La verdad es que me ha costado volver a escribir sobre Afganistán, aunque sea a través de una navaja, pero a ello vamos…
Afganistán, la guerra interminable.
Como todos saben, hace unos días, el miércoles 14 de abril, Estados Unidos por boca de su presidente, Joe Biden, ha anunciado su intención de retirarse de Afganistán antes del 20º aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y ha arrastrado con su decisión a las tropas internacionales, casi 10.000, y entre ellas a las españolas que aún se encontraban desplegadas allí y que han regresado a territorio nacional el 13 de mayo, siendo recibidas por S.M. El Rey.
Estados Unidos abandona el país y pone fin así a su conflicto más largo, ahora bien, tal y como ha declarado el general estadounidense David Petraeus que mandó las fuerzas en Afganistán: “el poner fin a la participación de Estados Unidos en una guerra interminable no pone fin a la guerra interminable”, solo termina su participación y yo, como él, me temo que “esta guerra va a empeorar”, es más, estoy seguro de que va a hacerlo, de que Afganistán, un país devastado por sucesivos conflictos, se sumirá en un nuevo periodo de inseguridad e incertidumbre que, como mínimo, traerá más inestabilidad a un país y a una zona ya de por sí inestable.
En realidad Afganistán no está en guerra desde hace 20 años, Afganistán lleva en guerra más del doble de tiempo, desde 1979, cuando las tropas de la Unión Soviética invadieron el país acudiendo a la llamada del régimen comunista que gobernaba en esos momentos. En esa ocasión y en diez años, con la ayuda, militar, política, económica y de todo tipo de Estados Unidos, salían derrotadas por los muyahidines afganos. Su salida y el corte del flujo económico que aportaban los soviéticos, condujo a un auténtico caos en el que la Administración civil y militar dejó de funcionar; sin salarios y sin presupuestos para nada, el desorden y la corrupción de todo tipo se adueñaron del país que caía en manos de los llamados “señores de la guerra”, cuando no de la droga. En medio de ese caos los Talibanes surgieron, en un movimiento que inició el Mula Omar con un pequeño grupo de estudiantes del Corán (en pastún “estudiante” se escribe “talib” y su plural es talibán), como los únicos capaces de imponer el orden. Llamados a otros pueblos a imponer ese mismo orden, la “justicia” que imparten, al principio bien recibida, pronto alarma a los propios afganos, al estar basada en una interpretación radical del Islam, más aún cuando ven como tras controlar la práctica totalidad del país, imponen un régimen islamista radical en el que todos y principalmente las mujeres y las niñas, acaban totalmente sometidos a los más desmedidos “preceptos” y castigos, como las mutilaciones de miembros e incluso las lapidaciones.
Esas milicias talibanes, que encuadraban a buena parte de esos “muyahidines” (combatientes por el Islam) a los que Estados Unidos había ayudado a expulsar a los soviéticos, fueron, paradójicamente, el soporte de un régimen que se convierte en el “santuario” desde el que el grupo terrorista Al Qaeda, liderado por Osama Bin Laden, planifica, coordina y dirige los ataques a esos mismos Estados Unidos, el 11 de septiembre de 2001.
Tras los atentados el presidente George W. Bush pide a los talibanes que entreguen a Bin Laden, al negarse estos y considerando el ataque como una auténtica declaración de guerra, inicia, ya en octubre, la participación en una guerra a la que ahora quieren poner fin.
La guerra que comenzó con unos pocos hombres de Operaciones Especiales en colaboración con la Alianza del Norte, no pudo empezar mejor, los hombres de Al Qaeda fueron “barridos” y el régimen talibán cayó en unas pocas semanas, dispersándose sus milicias, de mayoría pastún, a las zonas rurales en que esta etnia es mayoritaria y comenzando, como contra los soviéticos, una incesante guerra de guerrillas que sume al país en un clima de continua inseguridad.
En diciembre, el Consejo de Seguridad de la ONU promulga la resolución 1.386, por la que se procede al despliegue de una Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), en la que España también participa hasta finales del 2014, llegando a contar en determinados momentos con más de 1.500 militares en Zona y continuando posteriormente en menor medida hasta nuestros días (cuando regresó el 13 de mayo, el último contingente lo formaban 24 militares).
Esa Fuerza, la ISAF, colaborando con el Gobierno de Afganistán y la Comunidad Internacional, tenía como misión: Conducir operaciones de contrainsurgencia centradas en la población para:
• Proteger al pueblo afgano.
• Neutralizar el entramado insurgente.
• Fortalecer las Fuerzas de Seguridad Afganas.
• Apoyar el establecimiento de un gobierno legítimo y de un desarrollo socioeconómico sostenible.
Como vemos trabajaba sobre los tres pilares básicos, e interrelacionados entre sí, sobre los que se asienta la estabilidad de cualquier país: La seguridad, el desarrollo y el buen gobierno. Pues si la seguridad hace posible el desarrollo y la gobernabilidad. El desarrollo y la gobernabilidad hacen sostenible la seguridad.
Para poder “trabajar” en estas tres áreas se constituían y adiestraban las diferentes Fuerzas Españolas para Afganistán (ASPFOR ), desplegadas en la provincia de Badghis, pues su Jefe tenía responsabilidades en todas ellas y medios para poder llevarlas a cabo.
En esa época, durante el mandato de ISAF, entre mediados de 2011 y comienzo del 2012, estando desplegado allí, se establecían, una vez a la semana, mercadillos en la Base “Ruy González de Clavijo” que tenían las Fuerzas Españolas para Afganistán (ASPFOR, Afghan Spanish Force,por sus siglas en inglés) en la ciudad de Qala i Naw (se pronuncia cala y nau, y su nombre viene del árabe: castillo nuevo), capital de la provincia de Badghis.
Permitidme, antes de seguir con el relato que os cuente alguna cosa de Ruy González de Clavijo, quien dio nombre a la Base española, fue un diplomático y principal oficial de la casa real de Enrique III de Castilla que viajo por esas tierras seis siglos antes, ya que es principalmente conocido por ser embajador de este Rey ante Tamerlán, con quien el Rey castellano deseaba establece relaciones, aquí hay que recordar que Tamerlán había derrotado a los otomanos en Ankara en 1402, viajando hasta su corte en la legendaria Samarcanda, de la que nos dejó una magnífica descripción.
Esos mercadillos tenían dos finalidades: por un lado, permitían ayudar a la población local, muy empobrecida por tantos años de conflictos y sin apenas comercio fuera de la localidad, y por otro lado permitían a los miembros de la Fuerza (además de tener un contacto con la población en la total seguridad de la Base) poder comprar algún recuerdo típico de la zona o algún regalo para familiares y amigos, o simplemente pasar el rato como hacemos todos cada vez que visitamos un mercadillo, con deciros que alguno se trajo hasta un burka (el burka es el velo musulmán más “conservador”, es una pieza de tela que cubre completamente el cuerpo de las mujeres, desde la cabeza a los pies y que cuenta con una especie de rejilla a la altura de los ojos) os podéis hacer una idea.
Uno de los “puestos” de los mercadillos que se celebraron, en este caso montado en el exterior.
Hablando de burkas, el régimen talibán, además de su estricta y radical aplicación de la Sharía, impuso el uso del burka como obligatorio para todas las mujeres afganas y una serie de restricciones que van desde «la completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares», prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que sea acompañadas de su mahram (parentesco cercano masculino como padre, hermano o marido), prohibición de imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas, prohibición de estudiar en escuelas, practicar deportes, asomarse a los balcones de sus pisos o casas (Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares). Azotes, palizas y abusos verbales contra las mujeres que no vistan acorde con las reglas talibán o contra las mujeres que no vayan acompañadas de su mahram (su marido y guardián), azotes en público contra aquellas mujeres que no oculten sus tobillos y lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio (lapidadas hasta la muerte bajo esta regla). Etc. Etc. En fin que aunque los talibanes aseguran que solo quieren «crear ambientes seguros, donde la castidad y dignidad de las mujeres sean por fin sacrosantas, tal y como recogen sus creencias”, lo que hacen es reducirlas a seres cuyo fin único es la procreación y la subordinación al marido al que sirven, imponiéndolas una serie de restricciones que para muchas afganas ha supuesto una existencia infernal; una pesadilla de privaciones y padecimientos, de encarcelamiento en sus propios domicilios de la que no podemos hacernos idea en una sociedad igualitaria como la nuestra.
Mujeres afganas con los burkas obligatorios durante el régimen Talibán:
Y Mujeres tal y como vestían antes de la llegada de los Talibán, con trajes típicos afganos a la izquierda y con trajes típicos de novia, estos más actuales, a la derecha de la imagen:
Bueno, bueno, que me estoy enrollando, volvamos al título:
Una veterana y mutilada. Navaja afgana.
Veterana:
Un veterano, del latín “vetus”, viejo, es una persona que tiene experiencia en un área particular y cuando hablamos de militares, se llama veterano al soldado viejo o antiguo en su clase que lleva mucho tiempo de servicio y, también, al ya retirado de las fuerzas armadas. Sí, además ha participado en algún conflicto se le denomina veterano de guerra.
En España buena parte de ellos pertenecen, si lo desean voluntariamente, a la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil.
Este es su escudo:
Su “leyenda” lo dice todo:
“se mellaron defendiendo”, aludiendo al desgaste producido en sus vidas y sus fuerzas de los veteranos que dedicaron toda su vida al servicio de España y de los españoles, como esas tres espadas que con el uso y el paso de los años, “veteranas” también ellas de muchos días de servicio, entrenamientos y mil batallas, acaban melladas, pero aún dispuestas para la batalla en esas tres manos enguantadas que representan a los tres Ejércitos y que me hacen recordar una escena, para mi conmovedora y altamente dramática, de la película Skyfall, en la que “M” cita un poema de Alfred Tennyson, del que sólo transcribiré un párrafo:
“Aunque mucho se ha gastado, mucho queda aún; y si bien no tenemos ahora, aquella fuerza que en los viejos tiempos movía tierra y cielo, somos lo que somos: corazones heroicos de parejo temple, debilitados por el tiempo y el destino, pero más fuertes en voluntad para esforzarse, buscar, encontrar y nunca rendirse”.
Por cierto el significado de
“emérito” en la antigua Roma, era soldado veterano que ha cumplido su tiempo de servicio y disfruta de la recompensa debida a sus méritos.
La fundación de la hoy capital de Extremadura, por el mismísimo emperador Octavio Augusto, el año 25 a. C., para que en ella se asentaran soldados veteranos del Ejército romano (e indígenas), en concreto de dos Legiones: Legio V Alaudae y Legio X Gemina, debe su nombre a estos soldados, pues fue fundada como Augusta Emérita, nombre que con el tiempo se fue simplificando hasta el actual, Mérida. Destinada desde sus orígenes a ser una ciudad importante, en 20 años se había convertido en capital de Lusitania y posteriormente en la de Hispania (la actual Península Ibérica). Hoy es la capital de la comunidad autónoma extremeña.
Mutilada
Mutilado: Ser vivo, miembro o cosa que ha sufrido alguna mutilación.
Y qué es mutilar: Cortar o cercenar una parte del cuerpo (y más particularmente del cuerpo viviente) o, hablando de cosas: cortar o quitar una parte o porción de algo que de suyo debería tenerlo.
Navaja afgana.
Pues está claro, una navaja, que no os voy explicar lo que es, pues hay en Foro maestros mucho más capacitados que yo para ello y todos tenemos claro el concepto, de Afganistán.
Volvamos al tema de los mercadillos de la Base:
Con el Paso del tiempo y las misiones, me encontré uno de los días que me acerqué al mercadillo, en uno de los puestos, con algo raro de ver por allí o que yo por lo menos no había visto en los meses de misión que llevaba allí. ¡Una navaja! Y parecía ¡artesanal y antigua! Inmediatamente captó mi atención, fallando en las enseñanzas recibidas, enseguida fui a verla y tenerla en mis manos. Digo lo de fallando en las enseñanzas recibidas, pues todos sabemos que si queremos conseguir un buen precio en un mercadillo o rastro, lo peor que podemos hacer es irnos directamente a por el objeto que nos gusta.
Pero sigamos…
El “astuto vendedor”, la había “colocado” del lado bueno, el izquierdo, en el que estaba “entera”…
Vaya. Pequeña decepción…
La navaja tenía una de las dos partes no metálicas del lado derecho de la empuñadura rota…
Y la palanquilla… Bailaba más que una sevillana en ferias.
La abrí, la hoja era curiosa y no “bailaba”, aunque tenía alguna pequeña mella.
¿Precio? Pregunté…
Volví a mirarla y remirarla…
Y no acabé de decidirme.
Pasa el tiempo y la vuelvo a ver…
Y no veía ninguna otra…
Joroba y yo que procuro traerme siempre algún “recuerdo con filo” de los países que visito y de las misiones en el exterior en las que participo…
No está mal del todo, pero ésta está un poco fastidiada, me digo, y todavía quedan meses de misión…
A ver si aparece alguna mejor y entera…
Y además aparece por ahí el Lohar…
Que me sorprende por desconocido y “exótico”...
Un arma, blanca, plegable, desconocida, típica de la zona…
Y esa cayó.
Pero ya sabéis de lo que hablo, la navaja seguía ahí…