Ayer me enteré por algunos amigos del fallecimiento de este gran artesano de Albacete. Que Dios le guarde.
Esta saga familiar empieza su andadura a finales del S. XIX, en 1862, Manuel Hernández Cuesta, ya disponía de un pequeño taller para el montaje de navajas en la calle Cornejo nº4, posteriormente la titularidad del taller pasó a su hijo, Pascual Hernández Sáez.
Preciosa navaja, principios S. XX, cabo en asta de toro.
Pascual, y poco después su hijo Antonio, formaron parte del nutrido grupo de vendedores de cinto que ofrecen su mercancía en la estación de tren y de la ciudad y sus cercanías.
instantánea tomada en la estación de Albacete en 1923 .
Pascual contrajo matrimonio con Ventura Becerra, y de aquí salió la tercera generacion de cuchilleros, Pascual, Francisco, y Jose Antonio Hernández Becerra.
Estas tres generaciones hicieron que el olor característico de la actividad cuchillera, impregnara toda la calle Cornejo durante todo el S. XX. con la excepción del periodo correspondiente a la guerra civil, ya que las máquinas les fueron confiscadas y trasladadas a Valencia para hacer material de guerra. Por suerte finalizada la contienda, Pascual pude recuperarlas.
En 1974, casi toda la producción del taller, consiste en navajas de tipo machete en asta y de muelle de teja, navajas de pistón, y cuchillos plegables, se vendía al almacén de los Zafrilla, sito en la Calle Salamanca.
Pocos años después, hubo cambios importantes en la organización de la fragua de los tres hermanos, Francisco, el segundo, nacido el 25 de Mayo de 1937, deseaba independizarse, y por otro lado, su hermano Jose Antonio, en 1966, asumió la dirección del taller de su padre.
Aquí vemos a un jovencísimo Paco trabajando.
En las décadas siguientes, ambos hermanos continuaron su camino por separado, aunque mantuvieron fuertes vínculos. Francisco atendió también encargos de otros productos, como por ejemplo abrecartas. Por lo que se refiere a la comercialización, mientras que Jose Antonio continuó más en la tradición familiar de servir a almacenistas sin tener acuñado un punzón propio, Francisco se decidió a viajar y a abrir mercados. Por otra parte, muy pronto comenzó a punzonar su producción con el marcaje "Becerra", conocido especialmente en Cataluña, y dentro de esta, en la provincia de Gerona.
magnífica navaja en asta de toro rubia.
Toledo también fue un núcleo vital en el desarrollo de su industria, elaborando un punzón que rezaba "Becerra-Toledo". Por lo demás, en el año 1988 iniciaron una experiencia en Alicante, montando un pequeño comercio y taller en el barrio de Benalúa, regresando a Albacete en el año de 1990, debido a la delicada salud de su esposa.
Finalmente en 1999, se derribó la antigua casa del nº 4 de la calle Cornejo, desapareciendo una parte muy importante del alma de la calle. Acabó entonces la historia del taller fundado por Manuel Hernández Cuesta un siglo atrás.
Cuchillo de remate. Virola de latón a láminas. Terminal en alpaca, hoja con canal de 29 cm, cabo especial en asta de ciervo.
Sin embargo, no finalizó la actividad cuchillera de la familia Becerra, ya que Francisco instaló un pequeño taller artesano en una parcela próxima a la ciudad, donde hasta hace poco a continuado su actividad con una producción artesana de indudable calidad.
A continuación os pongo unas fotos suyas que hice en la feria de cuchillería artesanal de Madrid de 2019, donde tuve el gusto de conocerlo y hablar con el.