Estimados caballeros. De un tiempo a esta parte me prodigo poco por los grupos y foros pero, de vez en cuando, si que me gusta compartir mis impresiones sobre alguna de las piezas que ya voy adquiriendo con cuentagotas y no podía dejar pasar la oportunidad de hacerlo con esta pieza por la entidad de la misma y venir de donde viene. Dicho esto, les dejo con un pequeño artículo que he redactado y unas fotos. Es posible
que a los miembros de este foro les resulte un poco extraño o redundante que presento a la marca y ofrezco algunos detalles técnicos de la pieza que ustedes ya conocen pero lo que he hecho es copiar y pegar aquí el pequeño escrito que he compuesto para otros medios, no tan especializados, donde Astra no es tan conocida. En cualquier caso, he preferido hacerlo de este modo porque es como el artículo tiene sentido en su conjunto.
Coges un diseño de Rodrigo Mulero, en mi opinión el más bello, su modelo 1, y le agregas el saber hacer de una empresa española cuchillera de prestigio como es ASTRA-KNIVES. A eso le sumas el amor por los detalles de las personas que hay detrás de este proyecto. Todo esto lo metes en la coctelera y lo sirves agitado, no mezclado. El resultado es esta obra de arte, imperecedera en el tiempo: ARPÍA.
Para los aún no conozcan esta pequeña pero prestigiosa firma cuchillera decir que es una empresa española que, y cito, “nace de la mano de dos amigos, Rodrigo Mulero y Francisco Peláez, apasionados del mundo de la cuchillería y de las armas de fuego. Por nuestras cabezas siempre circulaba la idea de crear una firma cuchillera que aportara un altísimo nivel de funcionalidad, con la máxima calidad posible. Así, en enero del año 2.016, nos pusimos manos a la obra a trabajar en el proyecto de la marca ASTRA-KNIVES, una estrella que brillase con luz propia dentro del panorama cuchillero mundial”. Y vaya si lo están consiguiendo. Su catálogo no es muy extenso, ni falta que le hace, pero calidad y buen hacer rezuma por lo cuatros costados. O más bien por tres, que son las piezas con las que actualmente cuentan en producción. Dos de ellas son cuchillos, Argonauta y Alpotreque, partiendo de la idea original con la que nació la marca pero ahora, como novedad, presentan su primera navaja, abriendo así el abanico de posibilidades al aficionado. Lo que no cambia es la filosofía: funcionalidad y máxima calidad.
El nombre del modelo, me dicen sus creadores, deriva del águila arpía que “es el águila más grande y poderosa de toda América, dotada de una excepcional musculatura, y con las garras más grandes y afiladas de todas las águilas del reino animal, que la convierten en un súper depredador de las selvas amazónicas. Son precisamente estas características, las que han inspirado el nombre de esta portentosa navaja”. Lo cierto es que por características técnicas lo es. Todo el conjunto de la navaja, tanto hoja como muelle, están construidos en acero Böhler N690-Co con doble revenido, lo que le otorga, según fabricante, una dureza de 60 HRC. Pero la dureza del acero se ve apaciguada por la dulzura del latón de cuyo material están hechos los forros y que aportan ese toque de color clásico que tanto gusta al aficionado curtido. Se puede adquirir en dos colores de micarta y dos maderas. Yo me decanté, por supuesto, por madera y concretamente por granadillo que le otorga un toque más distinguido. Unas medidas muy estandarizadas para el gusto actual: ocho centímetros y medio de hoja embutidos en unas cachas de diez y medio.
La primera impresión es de navaja de calidad. Mucha calidad. Acabados perfectos y muy muy bien rematada. Da gusto pasar el dedo por todo el contorno y no encontrar ni una sola aspereza más allá del bajorelieve de mi nombre grabado en el lomo. Todo enrasado, todo ajustado. Con pasadores, como mandan los cánones. Absolutamente lisos e integrados en la madera. En uno sólo de los míos notabas un pelín que estaba ahí al pasar el dedo. El muelle pulido a espejo, por cierto también por el interior, y la hoja mate con una mesa plana acabada en bisel de corte. Además, como a mí me gusta: grabado del logo del fabricante en un lado del talón y tipo del acero al lado contrario, dejando una hoja de corte limpia y sin ningún tipo de literatura. Por supuesto, el característico uñero pasante, tan del gusto de Rodrigo si bien no del mío. No hay cosa que me dé más coraje que después de dar cuenta de la carne encontrar todo el uñero lleno de restos.
La navaja, una vez abierta, y hay que haber desayunado bien para abrirla, es pura belleza. La forma en la que la línea ligeramente curva de las cachas se extiende de forma fluida en la hoja, dando continuidad de una parte a la otra, con un ajuste absolutamente perfecto es digno de mención. La palabra que describe este conjunto es armonía. Os decía que el muelle es fuerte. No. Más todavía. Cuesta bastante abrirla y eso que lleva un rodamiento en el eje. Esto será del gusto de algunos y no tanto del gusto de otros. A mí, personalmente, no me disgusta aunque a punto estuve de dejarme una uña.
A propósito que viene con muesca española. Aquí está, para mi gusto, la única cosilla que me gusta menos de esta pieza. El talón de la hoja tiene unas líneas muy rectas que, en mi humilde opinión, rompen un poco la armonía a la que hacía referencia antes. Toda la navaja es fluir y cuando llegas a la muesca, zas. También es cierto que esta navaja como dije al principio deriva del modelo 1 de Rodrigo Mulero del cual tengo una unidad “custom” hecha por el artesano a mano y me da pie a comparar y ese punto en la original está mejor resuelto. Algún detalle más diferencia, aparte del precio, claro está, a la pieza de producción de la artesanal, pero eso lo vamos a dejar para el ojo bien entrenado del aficionado y, como diría Ende, “eso es otra historia y merece ser contada en otra ocasión”. A las fotos me remito para que el aficionado pueda ver los ajustes y acabados de la pieza.
En definitiva mi más sincera enhorabuena a ASTRA-KNIVES. Primero por la sabia decisión de abrir su catálogo, no sólo a cuchillos, sino también a navajas y ofrecernos esta posibilidad al aficionado de este segundo tipo de filos En segundo lugar por ofrecernos esta pieza mitad obra de ingeniería mitad obra de arte. Ah, por cierto, que no he dicho nada, cortar, corta y mucho pero esto es como el valor en la cartilla del soldado: “se le supone”.
Huelga decir que mi opinión puede resultar en cierta medida parcial porque tengo el gusto de conocer a los propietarios de la marca y mi amistad y afecto por ellos me delata pero tiene uno ya unos pocos años en el lomo y creo que cuando hablo lo hago con cierta propiedad. No mucha pero alguna.