En la localidad de Montemolín se llevó a cabo el pasado sábado un acto con motivo de la inauguración del mural homenaje al insigne granadero de Marina Martín Álvarez Galán, nacido en esa población en 1766 y declarado héroe de la Infantería de Marina española.
El acto consistió en el izado solemne de la Bandera Nacional, un homenaje a los Caídos por España y un desfile militar por las calles de la localidad, desde la plaza de la Virgen de la Granada hasta la plaza de la Constitución.
Una sección de honores y una escuadra de gastadores del primer Batallón de Desembarco de la Brigada de Infantería de Marina 'Tercio de Armada', la Unidad de Música del Tercio del Sur y personal de organización y protocolo del Cuartel General de la Fuerza de Infantería de Marina, se desplazaron de San Fernando a Montemolín para rendir homenaje a su predecesor.
¿Héroe por tierra y por mar? Qué hizo este hombre?
Nació Martín Álvarez en 1766. Era hijo único del matrimonio de Pedro Álvarez y Benita Galán. El señor Pedro Álvarez carretero por herencia, iba de ordinario de Montemolín a Olivenza y Badajoz.
Desde los 16 años Martín acompañaba a su padre en algunos viajes a Olivenza y Badajoz. En uno de estos tuvieron un encuentro con la banda que dirigía el capitán Bruno.
Muy temprano salieron Martín y su padre, al que los conocidos llamaban “tío Pedro” en uno de los viajes y hallándose el padre dormido sobre el carro mientras Martín cantaba montado en una de las mulas que tiraban del carro al internarse el camino por entre un pinar, un hombre a caballo le salió al paso diciendo –la bolsa o la vida-. Salta Martín de la mula y coge dos piedras mientras el de a caballo le apuntaba con una pistola y le dice: - Procura hacer buena puntería pues como falles el tiro eres hombre muerto -. En esto se despierta el padre a la vez que por el pinar llega el Sr. Bruno con dos hombres más a caballo y conociendo que se trataba del tío Pedro, le dice al primer bandolero: - Guarda la pistola Zurdo, que ahora no es menester -. Y acercándose al tío Pedro le dice: - ¡saque la bota tío Pedro!. ¿Qué novedades hay por el pueblo?. Perdona el susto pero es que el Zurdo es nuevo en la partida -. Y mirando a Martín le dice: -¿Y a todo esto que pensaba hacer el jovencito para defenderse? -. A lo que Martín contesta: - Lo que hiciera cualquier hombre honrado a quien intentan quitarle lo único que tiene, defenderme y si es preciso hasta perder la vida -. A lo que contesta el capitán Bruno: - ¡Bravo!, Tío Pedro. Qué lastima que su hijo en vez de carretero no se dedicar a la milicia, le pronostico que había de ser un buen soldado -. Y contesta el tío Pedro: - Eso es lo que hace falta Sr. Bruno, que a los cuentos que su madre le tiene metidos en la cabeza le venga usted diciendo eso -. Marcharon los bandoleros sin molestarles y continuó el viaje sin dejar de pensar Martín en la conveniencia de hacerse soldado.
Muerto el padre siguió Martín con el oficio de carretero. A la vuelta de uno de los viajes se encuentra Martín con la triste noticia del fallecimiento de su madre- Entonces decide hacerse soldado.
Va a Sevilla donde topa con los alistadores de la Armada. Por aquel entonces los batallones de Infantería de Marina tenían en Sevilla, Granada y otras capitales destacadas partidas de hombres que eran bien pagados, tenían buena presencia y lucían sus lustrosos uniformes para intentar captar voluntarios para la Armada.
Así pasó a ser soldado de la Tercera Compañía del Noveno Batallón de la Infantería de Marina, un 26 de abril de 1790, dando su talla cinco pies y siete pulgadas. debido a su buena talla, será granadero. Los granaderos eran soldados de infantería de marina escogidos y que luchaban siempre en primera línea, abriendo camino con sus granadas a los fusileros.
Martín Álvarez, pasa por varios navíos, y el 1 de febrero de 1797 pasó al “San Nicolás de Bari”, de 74 cañones, al mando del Capitán de Navío D. Tomás Geraldino, que se hizo a la mar con la Escuadra que desde Cartagena hizo rumbo a Málaga y al Atlántico donde debía recibir un gran convoy.
Cuenta el General Bermúdez de Castro en su publicación de “Combate naval del Cabo de San Vicente y el granadero Martín Álvarez” que encontrándose en Gibraltar a donde había ido con motivo de la Exposición de la Marina del año 1885, vio entre los cañones tomados por los ingleses en Aboukir, Trafalgar, y San Vicente, uno que era una verdadera joya, de bronce, con un precioso cascabel con dos delfines en sus asas, y esculpido el escudo de España con el “Carolus III”. Un oficial inglés que le acompañaba le dijo: “Del San Nicolás, en la batalla del Cabo de San Vicente”.
Vio asimismo en la casamata donde se encontraba el cañón una plancha de hierro donde figuraba escrito un texto en Inglés que traducido por el oficial al Castellano decía: “14 de febrero de 1797.-Batalla Naval del Cabo de San Vicente. ¡Hip Capitán! ¡Hip San Nicolás! ¡Hip Martín Álvarez!".
Dice el General Bermúdez de Castro que en su ignorancia, creyó que San Nicolás sería el Santo del día, y el Martín Álvarez algún español que se había distinguido como capitán al servicio de Inglaterra.
El oficial que le acompañaba, prometió mandarle una crónica de la batalla con quién tenía relación aquel cañón.
Una batalla que fue terrible.
La crónica del oficial inglés relataba la batalla, y al llegar a la parte que nos interesa decía:
El San Nicolás de Bari es abordado por los ingleses con fiereza
“../..Debido al intenso cañoneo y a los disparos de fusilería, casi todos sus hombres están muertos o malheridos. La cubierta llena de restos de velas y arboladura, no hay resistencia, pero en el “San Nicolás de Bari” queda algo por conquistar. Sobre la toldilla, arbola la bandera española que flota al viento cual si todavía el barco no se hubiese rendido. Un oficial inglés que lo observa, va a ella para arriar la bandera. Antes de llegar un soldado español, de centinela en aquel lugar, sin apartarse de su puesto, le da el alto, el oficial no le hace caso y se acerca, el sable del centinela lo atraviesa con tal fuerza que lo deja clavado en la madera de un mamparo. Un nuevo oficial y soldados se acercan y el centinela no logrando desasir su sable de donde se hallaba pinchado, coge el fusil a modo de maza y con él da muerte a otro oficial de un fuerte golpe, y hiere a dos soldados. Da después un salto desde la toldilla para caer sobre el alcázar de popa donde lo acribillan a tiros los ingleses. Nelson que ha presenciado la escena se aproxima al cadáver silencioso.
Urge desembarazar los barcos de muertos y ruina y se comienza a dar sepultura a los muertos. Todos tienen el mismo trato. Una bala atada a los pies. Un responso del capellán y por una tabla deslizánse, hundirse en el mar. Al llegar al turno al centinela español, Nelson ordena que se le envuelva en la bandera que había defendido con tanto ardor..."
A Nelson se debe que el nombre de este granadero; Martín Álvarez, no quedase en el anonimato y figure en la casamata que se encuentra en Gibraltar, un cañón del barco en el que servía.
Los ingleses comprueban que el centinela Martín Álvarez no estaba muerto, sino malherido. Lo curan, lo llevan a Lagos, en el Algarve al sur de Portugal y le dan pasaporte para volver a España, aunque desde otras fuentes se indica que escapó de dicho internamiento.
Por los méritos recogidos en la batalla, se le quiso como premio ascender a cabo, impidiéndolo su analfabetismo, aprendió a leer y escribir en pocos meses y fue nombrado cabo el 17 de febrero de 1798 y en agosto de ese mismo año cabo primero, al poco embarca en el navío "Purísima Concepción" de 112 cañones de la escuadra de Mazarredo y parte hacia Brest (Francia), al unirse en Cádiz con la escuadra española y la francesa de Bruix.
El 12 de noviembre llegó una urca destinada a la correspondencia, y una de las cartas era un escrito oficial que se refería a Martín, entoncés se izó una bandera encarnada como señal infalible de algo extraordinario, e inmediatamente fue comunicada la orden para que toda la guarnición y tripulación del navío formase sobre cubierta, se adelantó el comandante del "Concepción" y mandó salir de la formación al Cabo Primero de granaderos Martín Álvarez, se leyó un Decreto Real por el cual se le concedía cuatro escudos mensuales como pensión vitalicia. A su vez ostentó en el brazo izquierdo el escudo de premio que llevaban los indivíduos de la clase de tropa por acciones distinguidas de guerra.
Estando la escuadra del General Mazarredo en Brest (Francia) en cumplimiento de los planes de Napoleón, una mañana en que Martín Álvarez estaba de guardia en el navío “Concepción”, sufrió una accidental caída, dándose un fuerte golpe en el pecho por lo que hubieron de desembarcarlo e ingresarlo en el Hospital de Brest, donde falleció el 23 de febrero de 1801.
El sable de Martín Álvarez Galán está expuesto en el Museo Naval de Londres.
Como recuerdo a este héroe, la Armada, en una Real Orden de 12 de diciembre de 1848, dispuso que permanentemente un buque llevase el nombre de este glorioso marino.
Hace pocos años. El gran pintor Augusto Ferrer Dalmau, pintó un cuadro reflejando el momento donde Martín, sólo con su sable y su valor defiende la bandera frente a los ingleses que han abordado el barco. El cuadro se titula "Mi bandera"
El Gobierno de Extremadura lo ha donado a la Infantería de Marina española. La obra refleja la gesta del granadero Martín Álvarez Galán que, en 1797 protagonizó una heroica defensa de la bandera del “San Nicolás de Bari”.
Y aquí por fín os dejo una imagen del cuadro, actualmente en el Museo Naval de Madrid, en la sala dedicada a la creación de la Real Armada en el siglo XVIII
El cuadro; es, en verdad, emotivo y conmovedor.
«Que su sacrificio no se olvide, su gallardía y su historia nos sirva de ejemplo. No olvidemos jamás a quienes forjaron un imperio mundial. Sus vidas, sus anécdotas, sus heroicidades, su valor y sobre todo su amor a España». Esta cita puede leerse en la plaza de la Constitución de la población pacense de Montemolín. Han pasado 255 años desde que allí naciese el que se convirtió en un héroe de la Infantería de Marina, el granadero Martín Álvarez Galán. Su legado sigue presente, tanto en la localidad donde vio la luz, como en la Armada.
Espero que os haya gustado.
Saludos para todos.