Antonio Arellano es el último maestro espadero toledano en activo. En su taller trabaja junto a su hijo, de igual forma que se hacía en la Edad Media.
Una nave industrial en mitad de un polígono de la afueras de Toledo esconde uno de esos rincones que mantienen la esencia viva de siglos pasados y por los que parece no haber pasado el tiempo. Sin ánimo de utilizar demasiadas frases hechas, este es un claro ejemplo de que las apariencias engañan y de que lo importante está en el interior. Y nunca mejor dicho.
Tras pasar la puerta se presenta una colección de espadas clásicas y modernas, de fantasía medieval o cinematográfica, en un pequeño museo que da la bienvenida (y de qué forma) al visitante, o cliente que accede a esta pequeña gran empresa toledana, una de las últimas en trabajar el acero para forjar espadas de época al estilo medieval.
Nobles materiales como el buen acero templado, el oro o la plata darán forma a espadas antiguas, históricas, roperas, del Cid, que hacen de cada pieza una obra única que muestra toda la belleza, historia y grandiosidad de este ancestral oficio, que para el ojo inexperto podría reducirse solo a la forja y al calor del fuego o a los golpes de martillo, pero que requiere de un talento especial que el maestro artesano Antonio Arellano y su hijo Tony dejan en cada una de sus piezas.
Antonio Arellano, el último espadero en activo con carnet titulado por el Ministerio de Industria y la medalla al mérito del trabajo que es el máximo galardón que otorga la Junta de CLM, nos recibe en su taller. Las raíces artísticas de esta familia que llegan a varias generaciones ligada a la forja y a la artesanía. Ya en el año 1985 Antonio Arellano comienza a realizar reproducciones de espadas históricas. Por aquella fecha no había prácticamente artesanos que se dedicasen a realizar esos trabajos con los materiales nobles, como lo es el buen acero forjado y templado a mano.
En la actualidad Tony también es el espadero oficial de Puy du Fou, el parque temático sobre la historia de España, situado a pocos kilómetros de Toledo. Allí forja espadas en vivo para el visitante con un fuelle de trescientos años de historia y además tienen una maravillosa y completa exposición de espadas, hechas por él mismo, por supuesto.
Casi la totalidad de la producción de las espadas artesanas y clásicas que se pueden hacer en Toledo pasa por su taller. Hay otros artesanos en esta pequeña industria, que en su día fue grande y según Tony, "cuanta más demanda haya, mejor, porque supondrá que se abran más talleres o surjan otros artesanos". "Me gusta decir que yo no vendo espadas, yo vendo una manera de fabricar espadas, mis espadas son perfectamente imperfectas. Trabajo con el martillo, con el yunque y me equivoco. Una máquina no. Mis espadas tienen alma", afirma orgulloso.
La producción anual de la empresa es creciente, "llevamos tres años muy buenos", dependiendo de las series y películas que se vayan estrenando, aunque con el parque de Puy du Fou "ha sido un apoyo brutal para la artesanía y la espadería toledana". En cuanto al tiempo de trabajo, Arellano explica que "hay espadas de 200 euros que tardo en hacerlas pocos días y hay espadas de 1500 euros que tardo semanas", depende de la época del año" y siempre ayudado por sus dos aprendices.
Preguntado por la crisis generada durante la pandemia, el empresario se muestra firme: "nos afectó relativamente poco porque tenemos una capacidad de reinventarnos muy fuerte". "En plena pandemia se paró la producción de espadas normales y nosotros supimos recuperar pedidos, que en otra época habíamos parado por su complejidad, pedidos que nadie hace y tuvimos varias de miles de euros, aunque requieren mucho tiempo de trabajo y como el tiempo era lo único que nos sobraba a todos…", finaliza.
Toni Arellano también fue solicitado en Arabia Saudí, en concreto en Riad, para mostrar su trabajo en vivo en una feria durante 4 meses. La procedencia de sus clientes es variada, tanto nacionales como internacionales. "Nosotros tenemos más clientes extranjeros que nacionales. El cliente nacional prefiere las espadas de gama media baja, y el internacional prefiere espadas más trabajadas en torno a los mil euros por pieza", asegura.
Como anécdota cuenta que hace algún tiempo trabajó para un jeque árabe que pidió expresamente una réplica de la espada de Boabdil, "la hicimos en plata de ley, costó cerca de 10.000 euros", relata.
"Toledo sigue siendo referencia mundial en espadería", eso afirma Tony con total convicción. Durante la época del Imperio Español, cuando fue capital, Toledo era importante principalmente por la fabricación de espadas y de armas. "Ahora hay más competencia, sobre todo de Europa del este...de Polonia, Ucrania, República Checa, donde está repuntando el trabajo de espadas artesanas", detalla el espadero. Tony tiene esperanza en el futuro de esta pequeña y centenaria industria española y toledana, "aunque muchos te dirán que el futuro en la ciudad es negro... resume, "la espadería de Toledo está muy viva".
En el casco histórico de Toledo ya no queda nadie que se dedique a la forja de espadas mediante el método medieval antiguo. Empresas artesanales queda dos e industriales hay otras tres, pero a las afueras de la ciudad.
Para poder realizar una réplica de estas espadas históricas Tony Arellano recurre a la Real Fábrica de Armas de Toledo y a su fondo documental. "Hay otras que he tenido que replicar sin documentación, como la de Alfonso X, que está en la catedral de Sevilla. Tuve que pedir documentación y acceder con guantes, para estudiar la pieza y después fabricarla en el taller", detalla.
Una de las pieza más destacadas por Artesanía tradicional Toledana, es la espada de San Pablo. En la actualidad hay cuatro réplicas forjadas. La reliquia original, dos que supuestamente encargó Franco a la Fábrica de Armas, otra cuarta que se donó al convento de Las Jerónimas de San Pablo y la que tienen en el taller, famosa ahora porque apareció en el programa de Iker Jiménez. "¿Esa espada pudo decapitar a San Pablo? se pregunta Tony, "la respuesta es no. Por morfología no estaba pensada para eso, y además es una espada de estilo medieval", explica.
La forja y el martillo
En la forja de Artesanía Tradicional Toledana trabajan con carbón mineral, de hulla, que no tiene nada que ver con el carbón vegetal que se utiliza normalmente para las barbacoas. "Este tipo de carbón coge más temperatura, entre 800 y 1200 grados", detalla Tony. Durante unos minutos el artesano espadero realiza una muestra de su trabajo diario encendiendo la forja.
El horno de gas, que puede producir aún más temperatura que el de carbón.
"Se calienta el acero hasta que coge temperatura y eso lo sabemos por el color del acero y cuando va cambiando de color, es el momento óptimo en el que pasamos al yunque y al martillo.
Ahí, las moléculas del acero se expanden y le damos forma compactándolas y enfriándolas, explica mientras golpea con su martillo de 6 kilos el acero incandescente provocando un ensordecedor ruido con cada choque entre metales.
"Después de esto, se pasaría al templado, consistente en sumergir la hoja , se puede hacer tanto con aceite como con agua, con aceite, el cambio de temperatura no es tran brusco".
Aquí podemos ver a Toni justo en el momento en sumergir la hoja.
El templado se hace enfriando drásticamente el material de 1000 grados a 100 grados aproximadamente.
Durante el templado, las espadas arden literalmente durante unos segundos por el cambio tan repentino de temperatura.
Posteriormente, en el proceso llamado "acicalado", la hoja se limpia y se pule para quitar las impurezas.
El paso final es el montaje y el grabado al ácido sobre la hoja, un oficio que está prácticamente extinguido. En la foto, Antonio Arellano, maestro espadero toledano.
Tony Arellano prepara el trabajo de acabado de una de sus espadas.
La Tizona del Cid es la espada nacional más solicitada y más conocida. "Me gusta decir que hay espadas que han marcado a personajes históricos", la espada de Hernán Cortés, Pizarro, Alfonso X, Carlos V, la espada que utilizaban los Tercios españoles, muy novedosa en su momento, también es de las más solicitadas.
Para poder realizar una réplica de estas espadas históricas Tony Arellano recurre a la Real Fábrica de Armas de Toledo y a su fondo documental.
Antonio Arellano y Tony Arellano, en su taller, posando con la réplica de la espada de San Pablo.
Para finalizar, Toni Arellano, hijo del maestro y continuador del legado de su padre, indica que es posible hacer visitas guiadas y participativas a su taller. "Me gusta porque son nuestras raíces, comenta, "¿quién no tiene un antepasado que no haya trabajado en artesanía? Es de donde venimos casi todos".
Espero que os haya gustado.
Saludos para todos.
Feliz Semana Santa.