RANDALL, una leyenda en el mundo de la cuchillería.
La primera vez que tuve noticias de la marca de cuchillos Randall fue en el año 1986.
Por aquel entonces yo era un joven estudiante de bachillerato internado en el Colegio San José de Villafranca de los Barros. Los estudios del internado eran 3 a lo largo del día; el último de ellos después de cenar. Era en ese estudio en el que las revistas y las novelas constituían un material de entretenimiento extremadamente valioso , pasando muchas de ellas de alumno a alumno.
En aquellos tiempos, las revistas que hacían furor eran revistas de motociclismo, revistas de música, la famosa “Tele Indiscreta”, revistas de divulgación científica como “Muy Interesante”, incluso algún suplemento dominical de los diarios de tirada nacional. Ni que decir tiene que también circulaban revistas eróticas y pornográficas, pero esas eran mucho más escasas debido al riesgo de expulsión del centro si te las interceptaban los curas.
No obstante éramos unos pocos alumnos los que sentíamos una gran atracción hacia el mundo de las armas, tanto las de fuego como las blancas. Y fue en uno de esos estudios de después de la cena cuando cayó en mis manos un ejemplar de la famosa revista ARMAS. En él se hablaba de Randall. Aún recuerdo perfectamente el impacto que causó en mí aquel artículo…
Quedando grabado a fuego en mi mente la palabra “Trapper 25”.
De aquella interesantísima lectura saqué varias cosas en claro: La primera era que esos cuchillos no se vendían en España. La segunda, era que costaban el salario mensual de un español medio. Y la tercera era la famosa “lista de espera” que por entonces tenía Randall, que era de (tan sólo) 2 años. Estos 3 factores hicieron que un joven estudiante como yo pensara “vaya, una lástima, jamás podré tener un Randall”.
Hoy, 27 años después de aquel estudio, tengo 3 ejemplares de la marca de Florida… Y tengo la intención de reorientar y dirigir mi colección de cuchillos hacia esa marca y 2 ó 3 marcas más sólamente.
ORÍGENES:
Para comprender la influencia que Randall como fabricante ha tenido sobre la cuchillería artesanal, deportiva y militar en estos últimos 75 años, hay que bucear un poco en los orígenes de la marca.
Walter Doane Randall, (conocido como Bo Randall en el mundo de la cuchillería), nació en Cincinati (Ohio) un 27 de septiembre de 1.909, y falleció en Orlando (Florida) el 25 de diciembre de 1.989. Actualmente, el negocio lo dirige su hijo Gary. La historia de la fabricación de los cuchillos Randall se remonta a finales del verano de 1936.
Mientras España comenzaba a desangrarse en una guerra civil, en Estados Unidos el joven Bo pasaba las vacaciones con su familia en la localidad de Waloon Lake, en el estado de Michigan.
Allí, Bo Randall practicaba la pesca de la trucha en compañía de su amigo Litch Steinman. Una mañana, Bo se encontró a su amigo Litch rascando la pintura de un bote de remos con un cuchillos que (según palabras del propio Bo) le pareció “el cuchillo más bonito que jamás había visto”.
Litch estaba rascando la pintura del viejo bote con la intención de repintarlo de nuevo, y para ello estaba utilizando un cuchillo de caza. Bo, que por su afición a la caza y a la pesca, era usuario de cuchillos deportivos (principalmente Marbles y Case), se quedó un poco perplejo al ver cómo su amigo utilizaba un precioso cuchillo para ese menester (digámoslo así) “indigno”.
El cuchillo en cuestión, era un cuchillo artesano, con un cabo de asta de ciervo y una hoja de no más de 15 cms. Lo había realizado un señor que vivía en la ciudad de Muskegon (Michigan), al suroeste de Waloon Lake. El señor en cuestión se llamaba William Scagel.
Pues bien, tan impresionado quedó Bo Randall con ese cuchillo, que intentó por todos los medios comprárselo a Litch, a lo que este se cerró en banda. Más tarde el propio Bo escribiría:
“Decidí, entonces, fabricarme yo mismo mi propio cuchillo, al fracasar mi intento de comprarle aquel Scagel a mi amigo, que se negó a vendérmelo”.
Al regreso de sus vacaciones, ya en Orlando, Bo se propuso hacerse su propio cuchillo para cazar y pescar.
Actualmente, ese cuchillo de Litch (que en su día el propio Litch le regaló a Bo) luce en una vitrina dentro del museo que la familia Randall tiene en unas de las dependencias de su taller.
En su hoja puede verse el marcaje “Scagel”.
NO SOLAMENTE LIMONES:
La familia Randall se dedicaba (y aún hoy se dedica) a la producción de limones y a la cría de ganado vacuno. De hecho, el taller de Randall se encuentra dentro de un extenso plantonal de limones. Allí, en un garaje de tractores, un joven e ilusionado Bo comienza a trabajar en sus horas libres, en lo que más tarde sería su primer cuchillo, siguiendo las líneas y el diseño del Scagel de su amigo Litch. A principios del año 1.937, Bo logra terminar su primer cuchillo, un cuchillo con clara inspiración Scagel, encabado en cuerno de ciervo. Un cuchillo tan bello y bien terminado, que los amigos de Bo quedaron absolutamente impresionados por la habilidad de su amigo, al que le conminaron de manera vehemente a venderlo. Bo acepta venderlo y así comenzó una incipiente trayectoria artesanal, haciendo de vez en cuando cuchillos que vendía a clientes o regalaba a amigos y compañeros de caza. Bo no quería dedicarse a eso, él ya tenía su explotación agrícola y ganadera.
En 1938, Randall manda a fabricar su primer cuño: “Randall Made – Orlando, FLA” entre dos cimitarras. Desde entonces y hasta ahora, todos sus cuchillos llevan dicho cuño.
En 1940, Bo tiene ya montado un pequeño taller con 2 ayudantes. Fabrican cuchillos y además encaban hojas industriales de los fabricantes CASE y HENCKELS. Toda su producción se vende en establecimientos de Orlando del ramo de la caza y la pesca, aunque una parte de su producción se envía a tiendas y almacenes de cierto “nivel” como Abercrombie & Fitch, en Nueva York.
Los primeros Randall, aún sin Punzón
En esta foto Bo Randall confirmó si primer cuchillo.
Montando los primeros cuchillos de Bo Randall.
El primer cuchillo de Bo Randall, siguiendo las lineas de Scagel. Sus primeros cuchillos llevan dos pasadores en el mango.
Es en junio de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando se produce la famosa visita de el teniente Zacharias al taller de Bo Randall. Esa visita cambiaría el curso de la historia de Randall.
BO RANDALL Y LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL:
Por aquel entonces, Bo Randall estaba movilizado por el ejército, y su puesto en la Patrulla Aérea de defensa del Atlántico le dejaba poco tiempo libre para hacer cuchillos. Durante uno de sus permisos recibe la visita en su taller del teniente James H. Zacharias.
Este militar iba a partir en breve hacia Europa con las tropas norteamericanas, y se acercó al taller de Bo para encargarle un cuchillo, puesto que Bo Randall ya tenía cierta “fama y prestigio” dentro del mundo de los artesanos cuchilleros de la región.
El joven militar quería un cuchillo para llevarse consigo al frente. Le obsesionaba la idea de poder tener un fiel e inseparable cuchillo con el que poder desenvolverse durante la contienda, e incluso poder defenderse con él llegado el caso. Pensaba en poder contar con un cuchillo robusto, capaz de desarrollar cualquier labor “cuartelera” como apalancar u0na caja de madera, abrir una lata de munición, cortar cabos, etc… Le pidió a Randall un cuchillo “tipo Bowie”, a lo cual Bo le explicó que el concepto “tipo Bowie” era muy amplio, por lo que le dio un lápiz y un papel y le instó a que le hiciese un dibujo del cuchillo que quería que él le hiciera.
En ese boceto se reflejó un típico Bowie de frontera. Pesado y de gran tamaño, con una hoja de 27 centímetros y el típico clip point.
Bo no concebía ese cuchillo como un cuchillo de combate real y efectivo, lo veía demasiado grande, demasiado pesado y demasiado poco “ofensivo” en caso de tener que usarlo en un caso extremo cuerpo a cuerpo. Por todo ello, Bo le propuso al joven militar rediseñar completamente el cuchillo, adaptándolo a las necesidades reales que se encontraría en la contienda europea. Randall pretendía lograr un cuchillo más ligero, más puntiagudo y mucho más corto, pero sin sacrificar fortaleza ni capacidad multi propósito.
Después de una larga sesión de trabajo y varios bocetos del cuchillo, salió el legendario Randall Nº 1. Un cuchillo que pasaría a la historia y que abriría la primera página de una de las más apasionantes historias de dentro de la cuchillería moderna.
EL MODELO RANDALL 1, EL CUCHILLO DE COMBATE MULTIPROPÓSITO:
Bo Randall escribió esa noche en su diario de pedidos: “15 junio de 1.942. Un clavador de japoneses especial para el Teniente Zacharias. Hoja de acero sueco, mango en asta de ciervo”.
Unas semanas más tardes, el joven teniente recoge su cuchillo. El 9 de noviembre Bo recibe el encargo del Teniente Zacharias de 2 unidades más, y el 5 de enero de 1943 le encarga un 4º cuchillo. Todo el mundo supone que esos 3 encargos eran para compañeros de milicia, gestionados los pedidos directamente Bo por el joven teniente.
Desde entonces hasta ahora, el Modelo 1 de Randall prácticamente no ha sufrido ninguna variación de diseño. Manteniéndose prácticamente igual, con la posibilidad de elegir distintos tipos de empuñadura y 2 clases de acero.
A partir de aquí, Randall ha fabricado el primer cuchillo que fue a la luna (el Modelo 17 “Astro”), el primero en contar con un mango hueco en donde guardar elementos de supervivencia o medicinas (el 18 “Attack&Survival”), así como cuchillos icónicos como el cuchillo de pilotos Modelo 15 “airman”, o el Modelo 14 “Attack”.
Fdo. Paco Peláez