El título del tema está relacionando una vieja navaja del Cuerpo de electricistas y comunicaciones de la Wehrmacht de los años 30/40 que cayó en mis manos hace poco (similar a otra mostrada meses atrás – Un rescate en la altura) y la operación de conquista alemana de la isla de Creta en 1941 “Unternehmen Merkur”.

Antes de continuar un poco de información sobre la firma fabricante de la navaja, que es relativamente poco conocida:
La vieja firma de August Knecht Stahlwarenfabrik fue fundada en 1825 y registrada en la Corte del Districto de Solingen el 21 de junio de 1869 – a pesar de que en los anuncios publicitarios publicados en la revista Messer und Schere de los años 30 declaraban que sus orígenes estaban en 1684. Sus marcas registradas fueron “Il Mondo” en 1912 y “Knecht” en 1898, el cuño utilizado era una orbe con una cruz imperial encima. En 1914 sus propietarios eran August Knecht y Carl Knecht, fabricando cuchillos, navajas, tijeras, navajas de afeitar etc.
Durante los años 30 fabricaron dagas y cuchillos para las SA y NSKK, para ese entonces el propietario de la firma era Hugo Knecht, siendo su denominación “Aug. Knecht Stahl & Metallwarenfabrik. La firma continuó funcionando hasta poco después de 1945.
Existió también otra firma llamada Aug. Knecht Jr (der Jüngere - el joven) fundada posteriormente en 1848, posiblemente familiar del anterior y que continuó hasta los años 90 aparentemente, pues no hay casi info al respecto.

Daga de los años 30





Ahora veamos la navaja en sí: Se trata de una pieza de una sola hoja de acero al carbono con ranura corta/pelacables, cuerpo de 110 mm cerrada con cachas de madera veteada y bolsters de acero al carbono, liners, muelle y pines también de acero al carbono - en resumidas cuentas una sencilla herramienta de trabajo. Estimo que debe ser de los años 30 a mediados de los 40, por haber desaparecido la firma poco tiempo después del fin de la guerra. A pesar de sus años se ha mantenido en bastante buen estado, con un cierre bien sonoro y centrado de la hoja.
Esta tipología fué fabricada por muchas firmas alemanas en aquellos años y continuó siéndolo desde los años 50 hasta hoy en día.

Van las fotos











Espero que les haya gustado,
Un saludo

Unas navajas robustas y que ochenta años después, muchas siguen dando tumbos y perfectamente operativas.

Un abrazo, Juan.

Que buen ejemplar Juan, ese cuño es muy curioso, no recuerdo haberlo visto en ninguna navaja.
Desde luego es un modelo que la mayoría de fabricantes de Solingen lo incluían en sus catálogos. Navajas sencillas y robustas.
Otro buen post, gracias.
Un abrazo.

7Igni escribió:
Agradezco tus comentarios Nacho!! Verdaderamente han resultado muy bien construídas, lo que les ha permitido perdurar através de los años de uso.
Comentaba en otro post que una navaja como ésta participó en el casting de la pelicula Enemigo al acecho, cuando aparece en manos de Vassili Zaitsev, ayudando a recuperar un Mosin- Nagant, lógicamente la navaja debía haber sido robada a algún alemán.


Un abrazo y mas tarde arranco con la historia

ulhdez escribió:
Muy agradecido por tu participación y comentarios como siempre Alberto!!! Como habrás visto tengo una debilidad por esos viejos cuños alemanes de la primera mitad del SXX , especialmente si desaparecieron al final de la 2da guerra.
Un abrazo

Aqui la vemos con una vieja compañera de correrías

Bueno, ha llegado la hora de arrancar con la historia de la conquista de la isla de Creta por la Wehrmacht en 1941 - que es presentada por la vieja navaja, ya que algo me ha contado.
La idea de contarla en cierta forma me la insinuó Paco en el post de Eben Emael, hablando de Rudolf Witzig y estuve a punto de presentarla junto con una navaja de gravedad de paracaidistas - pero se me escapó en el último segundo de una subasta.
Me ha llevado un tiempo prepararla porque es un tema extenso, pero aquí va...eso sí, avisen en sus casas que van a estar fuera por un tiempo porque por cortesía exclusiva de este foro y por mediación del Mariscal vamos a abordar un JU52 rumbo a Creta, aclaro que no me hago responsable si alguno resulta herido porque las acciones van a ser muy riesgosas:
Señores...pueden comenzar a abordar




El 20 de mayo de 1941 amaneció radiante. Los vecinos de la pequeña ciudad griega de Megara oían, sin salir de su asombro un poderoso sonido de motores procedentes del aeródromo cercano.
El trepidar de esa mañana era muy superior al habitual, instantes después observaron como de las pistas cubiertas de polvo iban elevándose en cadena verdaderas formaciones de trimotores Ju52 . Cada aparato arrastraba , prendido de su amarra – como un pájaro silencioso – un planeador de carga.

En aquellos pájaros iban de 9 a 11 hombres sujetos a una especie de viga transversal y cargados con voluminosos fardos de armas y equipos. El hecho de que los soldados vistiesen trajes impermeables parecía indicar que se trataba de una misión que habría de realizarse al otro lado del Mar.



El teniente Genz, de 25 años, al mando de la 1ª Compañía del Batallón I del Regimiento de Cazadores Paracaidistas, se encontraba aun junto al planeador en el que habría de volar, dispuesto a subir a bordo, cuando llegó corriendo un emisario y le entregó una orden.

Enseguida observó la fecha – le llamó la atención que llegase dos días tarde, luego leyó.
“Sentí como un vacío en el estómago” recordaba años mas tarde, ya convertido en coronel:
La primera cifra que se nos daba era el número de enemigos. En contra de previsiones anteriores según las cuales encontraríamos una resistencia enemiga de 12000 hombres, ahora se nos decía que debíamos enfrentar unos 48000 hombres.
No es de extrañar que quedara paralizado con aquella información . En su calidad de jefe de la compañía conocía el número de hombres que disponían las unidades enemigas y la suya propia, pero no tenía ni idea del plan en conjunto de la operación . Con todo, sabía que se lanzarían 4000 paracaidistas en las primeras oleadas sobre Creta.
Cuatro mil combatientes dotados de armas ligeras – solo pistolas, ametralladoras, granadas de mano y lanzagranadas – contra una fuerza muy superior – diez veces mayor en número, instalada en posiciones fortificadas provista de artillería y carros de combate. De pronto, un sargento lo sacó de sus cavilaciones: “Mi teniente, venga ya, que estamos todos dentro”.

Los hombres del teniente Genz desconocían el destino del vuelo. Pero no eran los únicos, los restantes 4000 hombres que ahora emprendían el viaje también ignoraban a que lugar los llevarían los planeadores. Por supuesto todos ellos eran preparados a conciencia para empresas arriesgadas. Sabían que en la mayoría de sus intervenciones se hallarían mucho mas cerca de la muerte que el resto de los soldados.
De los aeródromos militares de Tanagra, Corinto y Megara se elevaban densas polvaredas, cada vez mas impenetrables provocadas por los aviones que partían.



A nadie se le había ocurrido, o al menos no se había considerado seriamente que se levantaría tanto polvo. Alguien había regado las pistas por la mañana, pero eso no ayudó demasiado, porque estaban resecas y calcinadas. Solo la mitad de los aparatos despegó con normalidad según el plan previsto. La atmósfera llegó a ser tan pesada que afectó la puntualidad de las salidas. Con vistas a una operación de desembarco aéreo en la que contaba decisivamente que todos los efectivos se empleasen dando impresión de fuerza y haciendo posible la colocación en el puesto asignado aquel contratiempo podría ser mortal.

Otros centenares de hombres se movían a la misma hora sin tener tampoco el menor presentimiento de lo que podía ocurrir. Eran los Cazadores de Montaña de la Division alpina 5 que poco antes habían tenido que enfrentar los combates en la línea Metaxas con muchas bajas.

Se había embarcado a estos soldados en “Kaiks” – frágiles veleros – la mayoría muy vetustos, equipados con motor de petróleo a los que todo el rendimiento que se les podía exigir era que resistiesen mientras navegaban. A los griegos a los que se les había requisado los kaiks no les preocupaba ni poco ni mucho las particularidades de las embarcaciones.
Para un transporte de tropas planeado con horario fijo eran desde luego de lo menos idóneo.
Así comenzó ese 20 de mayo el más grande desembarco aéreo registrado hasta el momento en la historia de la guerra. Una verdadera aventura para la época: la conquista desde el aire de una isla de 260 km de longitud situada en el centro de un cerco establecido por una poderosa flota.

La seguimos..
Un saludo

Y allá vamos....

Continuando con el viaje...

La paternidad del plan es indiscutible: era la obra del comandante de la 4ª Luftflotte, general Alexander Löhr y del creador del arma paracaidista general de Aviación Kurt Student (a quien recordarán por el episodio de la toma de la fortaleza de Eben Emael ya comentada anteriormente en el post “Como caída del cielo – la operación Granit”).
Está totalmente fuera de dudas que Löhr ordenó realizar estudios sobre este plan a su Estado Mayor a finales de 1940. Eran estudios que versaban sobre operaciones en el flanco sudeste del Mediterráneo. Según Löhr, Inglaterra era el enemigo número uno y estaba convencido de que era necesario conquistar Egipto y el Mediterráneo oriental para acabar con el peligro que representaba Gran Bretaña.

Alexander Löhr



Hitler no tenía el mismo criterio, tan solo deseaba tener en sus manos la tierra firme griega, cosa muy comprensible, puesto que sus aspiraciones se orientaban mas bien hacia la Unión Soviética. Emprendió la campaña de los Balcanes (como ya vimos) en vista de la situación de Mussolini y de los golpistas de Belgrado, pensando que pronto acabaría con aquel pequeño obstáculo para sus planes de mayor vuelo.

Había que convencer a Hitler, pero antes había otros a quienes persuadir. El general Löhr conferenciaba con el jefe de Estado Mayor de su Luftflotte, cuando comenzó a perfilarse el rápido éxito de la campaña de los Balcanes.
El y el general Korten estuvieron enseguida de acuerdo en que la conquista de Creta era el paso siguiente y más adecuado para el dominio de Egipto.

Löhr se encargó de presentar la idea del plan a Göring el 15 de abril, pero el Mariscal del Reich demostró interesarse muy poco en ella. Poco después Löhr tuvo la oportunidad de comentarla con el jefe de Estado Mayor de la Luftwaffe , general Jeschonnek, y éste quedó cautivado con la idea.

Sobre si este plan fue presentado a Göring y Hitler por Jeschonnek o si el general Student tuvo la misma idea – es algo secundario – Lo cierto es que el especialista en desembarco aéreo Student fue convocado por Göring el 20 de abril (dia del 52 cumpleaños del Führer) y una fecha después por Hitler – que lo recibió en su cuartel general – a la sazón un tren especial en Mönichkirchen (una estación de deportes de invierno y montaña, en Austria).
Hubo un largo debate acerca de si el objetivo de esta operación de desembarco desde el aire debía ser Creta o la fortaleza de Malta, ya muy dañada por los bombardeos.

Göring y otras autoridades llegan a la estación de Mönichkirchen donde estaba estacionado el tren especial de Hitler - quien tomaba unos días con motivo de su 52 cumpleaños










Una perlita ocurrida en esa oportunidad: Oficiales de la Wehrmacht obsequian al Führer con la placa erigida en Honor de Gavrilo Princip - autor del asesinato del Archiduque Francisco Fernando en 1914 - y que había sido colocada en 1930 en la esquina de la calle de Sarajevo - Yugoeslavia (actual capital de Bosnia y Herzegovina) donde ocurrió el magnicidio que sumiría a Europa en la 1a guerra mundial. La foto está tomada en el interior de uno de los salones del tren especial.



El momento en que es retirada la placa (que resultó destruída en un museo de Berlín al final de la guerra)



Student convenció al fin a Göring y a Hitler de que era preciso conquistar Creta. Para ello había un argumento estratégico, muy afín también al criterio que abrigaba Hitler – los campos petrolíferos de Ploesti, en Rumania – considerados como la madre nutricia de la maquinaria de guerra alemana, se encontraban difícilmente al alcance de los bombarderos ingleses de Malta, pero sin duda entraban en el radio de acción de las bases en Creta.

Student desde luego, quería demostrar el alto grado de preparación de sus tropas de desembarco.
Por fin Hitler dio su consentimiento para el ataque contra Creta, mas no sin antes imponer una serie de condiciones. En primer lugar, la operación debía ponerse en marcha lo antes posible y terminar a la mayor brevedad con el fin de poder disponer en seguida de las unidades necesarias, y sobre todo de los medios de transporte para el ataque contra Rusia. Exigió además, que el plan se desarrollase también por mar, de modo que la operación no “caminase sobre una sola pierna”
El jefe supremo de la Luftwaffe – Göring – introdujo también su proposición táctica: sería adecuado limpiar la isla – de forma alargada – con un amplio frente a fin de tomar el mayor número posible de puntos al mismo tiempo. Extrañamente, el gral. Student aceptó este criterio pese a que debiera haber sabido que con los escasos medios de transporte disponibles sólo podrían trasladarse al mismo tiempo pequeñas unidades en puntos distantes.

El primer proyecto de Student para un plan de ataque preveía siete lugares en los que tomar tierra a lo largo de la costa norte de la isla. Esto no correspondía en absoluto a la opinión de Löhr, a quien se había encomendado el mando supremo de la operación.

Por otra parte, en esta circunstancia y por primera vez, un general de aviación iba a dirigir una operación conjunta de tropas aéreas, navales y de tierra.
El plan definitivo se estructuró así: había que tomar al mismo tiempo los tres aeródromos situados en las costa norte - Maleme, Rezimnon e Iraklion – así como la capital, La Canea, junto con el puerto cercano de la bahía de Suda, el único en servicio de la isla.



Las premisas para el éxito de un ataque en estas condiciones, cuyo alcance aún no se conocía, eran la preparación detallada y básica del plan. Esta regla se había observado en todas las operaciones aéreas de desembarco realizadas hasta el momento – todas ellas a imagen y semejanza de Eben Emael. En la Operación Merkur no fue posible por falta de tiempo. La orden del führer por la que se ponía en marcha llevaba fecha del 25 de abril, y el momento elegido para su realización se situó a mediados de mayo, por lo que los preparativos no se podían prolongar mas allá de tres semanas y además en circunstancias sumamente adversas.

La mayor parte de las tropas paracaidistas, así como sus efectivos y avituallamiento , depósitos de armas, municiones y elementos especiales se encontraban repartidos entre Francia y Alemania. En consecuencia, era muy dudoso que fuese posible el transporte del combustible necesario y de las armas a través de la deteriorada red viaria de Grecia, hacia los puertos de embarque.
Los pequeños aeródromos cretenses se encontraban en un estado que ofrecía pocas garantías, el firme del suelo no era el adecuado y faltaban las instalaciones técnicas elementales.
Ante estas dificultades, Löhr, Student y von Richthofen (comandante del VIII Fliegerkorps) y sus respectivos estados mayores tuvieron que hacerse maestros de la improvisación en el aspecto organizativo. Pero hubo algo en lo que no lograron el éxito apetecido, no consiguieron hacerse una idea exacta de la situación del adversario. En un principio supusieron unos efectivos de unos 12000 o 15000 soldados entre británicos, neozelandeses y griegos. El espionaje aéreo no logró localizar posiciones fortificadas, mientras que por otra parte se tenía la impresión de que los habitantes de la isla no ofrecerían resistencia a los alemanes. Pero no sería exactamente así.

Continuaremos....
Un saludo

Excepcional, como siempre Juan.

Un fuerte abrazo.

Facón escribió:
Qué ojo, camarada!!

Rommel escribió:
Muy agradecido por tus comentarios Paco!!, pero el crédito es tuyo, porque me diste la idea!!
Bienvenido a bordo!!
Un abrazo,,, y mas tarde sigo

Guayo escribió:
Gracias por pasar y comentar Guayo!! pero en realidad no fué tanto ojo, porque es una escena larga y es dificil que pase desapercibida para nosotros los fierreros, jejj
Un abrazo

Cada vez que veo la película (que de todas las que se han hecho sobre la batalla de Stalingrado, es una de las mejores por cierto) pienso en la dureza del muelle para arrastrar un Mosin-Nagant que, sin munición, pesa 4 kilos. En cualquier caso, y a pesar de las licencias que se toman los cineastas para hacer un relato cinematográfico bonito de un hecho histórico terrible, lo cierto es que la escena es de una enorme intensidad.

Rommel escribió:
Verdaderamente una tremenda película, con el fondo de la batalla de Stalingrado, y cuya parte medular se desenvuelve en torno a un duelo protagonizado por dos tiradores selectos, un alemán y un ruso - que según he leído ocurrió en la realidad, al respecto copio algo que había comentado el año pasado en otro post;

La navaja - que Vassili utiliza (seguramente robada a algún alemán) para recuperar su Mosin Nagant que se le ha caído - mientras está bajo el fuego de su oponente - el francotirador alemán Mayor Konig (supuestamente el comandante Heinz Thorvald - director de la escuela de francotiradores de Zossen) en el interior de una fábrica semidestruida en Stalingrado .
La navaja que porta Vassili tiene anilla, por lo que le ató un cordel y la tira varias veces semiabierta como un anzuelo para tratar de enganchar el fusil por la correa mientras está a cubierto detrás de una gran estufa o cocina metálica, luego de varios intentos logra enganchar el fusil y cuando lo está acercando, un certero disparo del Mauser de Konig, corta el cordel.
Lo que me había llamado la atención de esto es que tenía la duda de que la navaja llegara a poder arrastrar el pesado mastodonte del Mosin , sin abrirse completamente - por lo que decidí hacer una prueba casera, a falta del Mosin, utilicé lo que tenía a mano - otro armatoste del mismo peso aproximadamente que el Mosin, me refiero al fusil francés Lebel.(de 4 kg 200 de peso descargado), Increíblemente, para mi sorpresa, con la hoja de la navaja abierta unos 30 o 35° (no mas y no menos) pude arrastrar el artefacto - eso si, sobre terreno plano - en el terreno accidentado y lleno de escombros de la película - imposible.
Un gran abrazo Paco!!

El mayor Konig - interpretado en la película por una gran actuación de Ed Harris

Continuando con las hostilidades..

Algunos oficiales trataron de suplir los fallos y se decidieron a reunir informaciones por su cuenta. El teniente (luego coronel) Genz recuerda estas incidencias muchos años después : “Un día antes del ataque, pedí al capitán Lampertsdorfer , jefe de información de nuestra unidad, que fotografiase desde el aire el objetivo asignado a nuestra compañía. Nuesta misión consistía en asaltar y poner fuera de combate una batería pesada instalada en los alrededores de La Canea.”
“Lampertsdorfer me proporcionó una foto sensacional en la que se veía perfectamente la batería, un antiaéreo ligero y varios nidos de ametralladora. Pero también identificamos en la foto, en el lugar donde habríamos de tomar tierra – un olivar en el que se apreciaba cada árbol – una serie de ángulos blancos muy curiosos. Tuvimos que dedicar un buen rato a estudiar aquellas figuras, hasta que nos convencimos de que se trataba de tiendas de campaña. Habría unas cuarenta, lo cual significaba unos 200 hombres. Eso era un campamento en toda la regla y completamente nuevo para nosotros”.

El teniente Genz en Creta (der.)

Condecorado posteriormente


El comandante británico de la isla, el general neozelandés Bernard Freyberg, era un veterano militar que había sido herido varias veces, y contaba con los siguientes efectivos para la defensa de la isla:
1- Su propia división N° 2 neozelandesa con 7500 hombres.
2- La Brigada 12 australiana con un total de 6500 hombres.
3- Unos 17000 hombres de diversas unidades inglesas, en su mayoría restos del Cuerpo Expedicionario Británico evacuado de Grecia.
4- Once batallones griegos – de unos 1000 hombres cada uno.
Aparte de estos efectivos habría que añadir unos 8000 partisanos cretenses, bien armados e instruídos por los ingleses. La impresión del mando alemán de que los cretenses aceptarían de buen grado la presencia de sus tropas en la isla era un fallo en la apreciación de la situación local.
El general Freyberg por su parte, sabía incluso cuando se iba a producir el ataque, los ingleses habían permanecido largo tiempo en Grecia y durante él habían creado una extensa red de información.
Del lado alemán se había intentado mantener en secreto el proyecto, terminó trascendiendo debido a la amplitud y marcha de los preparativos. El verdadero efecto de sorpresa, condición esencial para el éxito de una operación de desembarco, faltó por completo. Contando con esa ventaja, los defensores de la isla hubieran sido invencibles, si no hubieran sufrido una grave carencia: Freyberg tenía suficientes tropas y por otro lado las fuerzas navales inglesas no estaban lejos, pero en el aire no había efectivo alguno.
Para los alemanes algo estaba muy claro, sólo con un dominio total del aire podría tener éxito la operación. El VIII Fliegerkorps se había ocupado de preparar el terreno. Las debilitadas fuerzas aéreas inglesas no habían podido resistir el formidable empuje de los aviones alemanes y no contaban con reservas que oponer, puesto que el mando británico las había retirado el 15 de mayo para evitar que sus aparatos fuesen víctimas inútiles en la defensa de Creta.
Con todo, Freyberg se sentía muy seguro, tanto que el 5 de mayo telegrafió a Churchill:
“No se aprecia el menor signo de nerviosismo, no me inquieta un desembarco enemigo”.

Bernard Freyberg


Además se registró un nuevo fallo que preocupaba a Freyberg, se necesitaban más equipos de comunicaciones y aparatos de radio. Sin estos elementos no sería posible tener una idea exacta y puntual de la situación en los puestos de combate.
Cuando a primeras horas de la mañana del 20 de mayo comenzó el ataque, pareció como de momento que Freyberg hubiese tenido fundadas para mantenerse optimista.
El inicio del ataque consistió en un verdadero huracán de fuego de artillería que duró una hora, los bombarderos, destructores y finalmente los Stukas arrojaban su metralla contra los nidos de antiaéreos situados en torno a los aeródromos de Maleme, Rezimnon e Iraklion.
Cuando desaparecieron a las 7.10 horas los últimos stukas, los alemanes interpretaron que el campo estaba ya dispuesto para la operación propiamente dicha. En definitiva, era el momento elegido para que tomaran tierra los aviones planeadores y saltasen los primeros paracaidistas….pero éstos aún no habían llegado.
El retraso en los despegues, dificultados por la polvareda levantada en los aeródromos griegos de origen produjo una curiosa situación: los primeros que habían abandonado el suelo, tuvieron que esperar a que acudiesen los rezagados , lo que permitió a los defensores un tiempo de recuperación. Cuando una larga media hora después los planeadores del I Batallón del Regimiento de Paracaidistas se dispusieron a tomar tierra en el reseco lecho del río Tavronitis, junto al aérodromo de Maleme, fueron recibidos por un intenso fuego de artillería enemiga.
Algunos de los aviones recibieron el impacto aún en el aire, otros que se estrellaron contra el suelo rocoso, dieron tumbos hasta que terminaron con la cola hacia arriba y el morro en tierra.
Algunos planeadores volaron tan bajo que fueron a dar contra las rocas de la costa, otros simplemente perdieron la orientación.



Los soldados alemanes que sobrevivieron se dieron cuenta muy pronto de que las posiciones en las que les esperaba el enemigo, posiciones conocidas por ellos a través de fotos aéreas previas, eran tan solo puntos estratégicos aparentes: los verdaderos habían sido cuidadosamente disimulados y apenas eran visibles. Por ejemplo, las plataformas de la colina situada detrás del aeródromo, escalonada en forma de terrazas y de una altura de 107 metros.
Esta cota se hallaba completamente ocupada por nidos de ametralladoras que cubrían el campo de aviación y todo el valle del Tavronitis.
Sobre las cabezas de los primeros cazadores paracaidistas que habían llegado a tierra rugían los motores de las sucesivas máquinas de transporte que iban llegando, mientras los soldados se agrupaban dando saltos para guarecerse del fuego enemigo. En aquel momento, el 3ro y 4to Batallones del Regimiento de choque llegaban a tierra.





El Batallón 3 aterrizó al este del aeródromo, justamente en el centro mismo de las posiciones defendidas por los neozelandeses. Los alemanes no tenían posibilidad alguna de reagruparse ni de acercarse a los cajones con armas mas pesadas que les habían sido lanzados.

Continuaremos...pero mientras tanto pónganse a resguardo!

Un saludo

Leí el libro La batalla de Creta, de Anthony Beevor, mi historiador militar favorito. En él nos dice que la Inteligencia Militar Británica había descifrado los códigos Alemanes, y estaba al tanto de toda su estrategia al detalle.

Gracias a que el General Freyberg, que se había distinguido en la 1ª GM, pero no sabía nada de las tácticas modernas y mantuvo a sus tropas, muy superiores a las alemanas, en posiciones estáticas, pudieron estos conquistar Creta, aunque a un precio muy alto.

Dai-Katana escribió:
Gracias por participar de la operación y por tus comentarios Manuel!!! Efectivamente, los alemanes no sabían que sus códigos de seguridad habían sido quebrados por Ultra lo que implicó que la operación resultase mucho mas dura y sin el elemento sorpresa que era fundamental como en el caso de Eben Emael, pero continuemos con la operación:

Entre los hombres de este Batallón estaba nuestro viejo conocido de la operación de toma del fuerte belga de Eben Emael – Rudolf Witzig – (Como caída del cielo - La “Operación Granit”), que en este caso era uno de los cuatro oficiales a cargo, y recuerda:
“Que bienvenida nos dieron los neozelandeses – nuestro batallón tuvo fuertes pérdidas en la colina 107, casi dos tercios de los hombres, de los cuatro comandantes yo fui el único que sobrevivió, aunque severamente herido en la pierna derecha”
A pesar de la severidad de sus heridas, Witzig logró arrastrarse hasta un hueco cubierto con malezas, donde comprendió que su mejor opción era aguardar allí hasta la llegada de refuerzos.
“Fui muy afortunado al ser rescatado por un grupo de nuestros soldados un día y medio mas tarde y trasladado a un hospital de campo” Witzig posteriormente fue evacuado a Grecia y más tarde a Alemania – donde tendría cerca de un año de recuperación.

Witzig antes de llegar a Grecia, y la última colación antes de partir


En el hospital de Alemania recuperándose de su herida en la pierna (sentado, segundo desde la izq.)


Volviendo a la lucha del 3er batallón en la cota 107, esta debieron efectuarla armados con pistolas y cuchillos – solo unos pocos tenían fusiles ametralladores, a veces cuerpo a cuerpo a bayonetazos o con las afiladas palas de zapadores, que en días sucesivos habrían de revelarse como armas eficaces en el combate cuerpo a cuerpo. Esta lucha desigual, con un enemigo cuatro veces superior adquirió pronto un carácter desesperado. En pocos minutos la mitad de los oficiales estaban muertos. Solo un pequeño grupo al mando del teniente Trebes logró abandonar con vida las posiciones enemigas y reintegrarse con el 4to. Batallón.



El 4° Batallón que se había lanzado al oeste del aeródromo, tuvo más suerte. Con todo, la resistencia también fue intensa en ese sector, algunos grupos tuvieron que esforzarse por llegar al lugar en que se encontraban, pero eso fue casi imposible, y el batallón se reagrupó apenas casi sin armamentos.



Mientras trataba de organizar a sus hombres, el comandante del Regimiento de choque, general Meindl – que había saltado con los soldados de este batallón, fue herido por un disparo a bocajarro. El proyectil le alcanzó en el brazo, pecho y vientre. A pesar de ello, el general trasladado hasta un grupo de casas que habían caído en poder de los alemanes, continuó dirigiendo a sus tropas disminuídas.

Eugen Meindl


Una vez recuperado de sus heridas en 1942 el gral. Meindl volvió al servicio activo. Aqui lo vemos junto a un viejo conocido nuestro, Erwin Rommel - en la Francia ocupada 1944


La lucha duraba ya una hora, y los hombres todos sin excepción, estaban empapados en sudor y las gargantas resecas. En estas circunstancias el calor era sofocante – 40 grados a la sombra – y los paracaidistas iban materialmente “forrados” como si la operación tuviera lugar en Narvik según expresión del coronel Heidrich.



Las bajas sufridas hasta el momento eran sumamente elevadas, pero, con todo, los cazadores paracaidistas habían podido agruparse, haciéndose fuertes en torno a un puente sobre Tavronitis, en un vértice del aeródromo.
Se vislumbraba algo con claridad, quien lograra apoderarse de la cota 107 contaría también con el dominio absoluto del campo de aviación. En consecuencia había que atacar las posiciones enemigas instaladas en el montículo. Mas para ello no se disponía de fuerzas suficientes y el ataque quedó detenido a media altura, por efecto del terrible fuego enemigo.


Al mismo tiempo, mientras los alemanes luchaban así en Maleme, comenzaba el ataque en torno a la capital, La Canea y a la cercana bahía de Suda.
La vanguardia de las tropas destinadas a esta operación ya había conseguido alcanzar la costa cretense, pero había perdido a sus oficiales: el teniente general Süssmann, comandante de la 7ª Fliegerdivision y todo su Estado Mayor, se dirigían a la lucha en un planeador probablemente sobrecargado de material y tras un accidente con otro avión fue a estrellarse contra las rocas de la isla Egina, no hubo supervivientes.
Los primeros en tomar tierra cerca de La Canea, fueron las tropas y dos grupos mas de la 1ª Compañía del I Batallón de paracaidistas de choque. Aquellos 90 hombres escasos, habían llegado en 9 planeadores, bajo el mando del teniente Genz, quien nos cuenta su aventura:

Llegamos a situarnos encima del punto exacto en el que estaba planeado lanzarnos sobre las baterías de los antiaéreos enemigos que habríamos de neutralizar. En la maniobra un árbol nos arrancó un ala, pero no ocurrió mas que el inevitable derrape, luego rasgué el capó y salté afuera, justo a los pies de dos hombres que me pusieron sus armas contra el vientre. Pero los soldados operadores de los antiaéreos no estaban preparados para la acción de un asalto, o yo reaccioné mas instintiva que conscientemente y los dos hombres rodaron por el suelo mientras yo echaba a correr.

De pronto oímos una detonación , un avión de la primera escuadrilla había logrado tomar tierra exactamente sobre la batería. Inmediatamente se produjo un tremendo duelo de granadas, los artilleros se defendían con encono, tomaban las granadas y las devolvían a quienes las habían lanzado. Mientras nos manteníamos en nuestras posiciones, aquellos grupos habían logrado hacerse con la mayoría de los puntos defendidos. Nosotros les cubríamos disparando hacia atrás, contra las posiciones que habíamos atravesado, y de esta manera logramos el objetivo: la destrucción de la batería pesada.

Instantes después oí el tableteo de una ametralladora que disparaba desde la carretera de La Canea. Alli había tomado tierra el segundo convoy, cuya misión era la de proteger nuestra marcha de los disparos provenientes de un cuartel que se encontraba a unos 500 metros. Alli ocurrió lo siguiente : el planeador en el que iba el jefe del comando, teniente Marenbach se desplomó poco antes del aterrizaje desde una altura de 10 o 12 metros. Marenbach resultó muerto y también el piloto, el resto de los que iban en el aparato sufrieron fracturas de mayor o menor gravedad, menos uno – el cabo Friemberger – quien se ocupó de desalojar el avión, poner a cubierto a los heridos.
El teniente Genz, por su parte no se estuvo quieto, hasta que pudo acomodar a los heridos más graves en la bodega de una construcción cercana, y salió con su reducida tropa al encuentro del Regimiento 3 de paracaidistas que había saltado un poco más al oeste.

“Una vez allí recibimos la única orden enviada por radio durante aquella fase de la operación, el mensaje decía más o menos esto: No se dirijan a La Canea, la resistencia enemiga es demasiado fuerte allí, traten de abrirse paso con las armas” Naturalmente, lograría cruzar con 30 hombres mejor que con un regimiento”

Hasta aquí los recuerdos del teniente – luego coronel – Genz. Su compañero el teniente Altmann de la 2ª Compañía (nuestro conocido de la operación de Eben Emael donde le había correspondido el grupo Stahl con el cometido de tomar uno de los puentes), había logrado tomar tierra con una hora de retraso a causa de la polvareda, en la pequeña península de Akroteri, al norte de La Canea, precisamente en una planicie al abrigo de la batería costera. Pero este punto estratégico era solo aparente, no era un objeto de conquista.

En el cuartel general de Student en Atenas, no se tenía una idea exacta de las incidencias producidas en la primera oleada del ataque de los paracaidistas, por el contrario, reinaba el optimismo al ver que de los 500 aviones de transporte enviados, solamente 7 no habían regresado. Eso fue tomado como un signo de que todo marchaba bien.

Continua..
Un abrazo

Continuamos...

Nadie pudo intuír que se avecinaba aún otra catástrofe. Ocho horas después que partiese la primera oleada hacia el combate, la segunda abandonaba el territorio griego. En realidad tendría que haber sido así, pero no se logró. Después que el polvo de las pistas hubiese hecho sumamente arriesgado el despegue de la primera expedición, ahora, al mediodía, con un sol radiante, parecía que las condiciones serían tan desfavorables….o más.

El aprovisionamiento de combustible y la carga de los aparatos de transporte no pudieron desarrollarse con arreglo al plan trazado, por término medio la partida tuvo que retrasarse más de tres horas.
El resultado fue la imposibilidad de una reagrupación en el aire. Los paracaidistas quedaron concentrados en pequeños grupos, insuficientes para obtener el objetivo marcado, y que además fueron situados en forma equivocada sobre el terreno, produciéndose una confusión y entorpecimiento. Los cazas y bombarderos que les tenían que haber asistido, tuvieron que regresar a sus bases precipitadamente sin cumplir su función al quedarse sin combustible..

En el bando inglés entretanto, se había sacado una lección provechosa de las experiencias de la mañana. Los defensores de los aeródromos de Rezimnon e Iraklion, sobre cuyas bases los paracaidistas solo cayeron “en gotas” habían aprendido de los de Maleme, La Canea y Suda como podía responderse al ataque alemán.
Por esta razón, el segundo ataque resultó mas sangriento que el primero. La mitad escasa de los 4000 hombres lanzados sobre Rezimnon e Iraklion en oleadas sucesivas apenas logró sobrevivir un par de minutos tras establecer contacto con el suelo, los supervivientes – heridos en su mayoría – a duras penas podían reagruparse, luchando desaforadamente. E integrar una formación en círculo como un erizo.



Por supuesto había que descartar de antemano cualquier idea de un ataque.
Cuando hacia mediodía del 20 se logró establecer por radio una comunicación satisfactoria entre los combatientes de Creta y el mando en Atenas pudo trascender el alcance del problema: no habían conquistado ningún aeródromo, ni la capital La Canea, ni el cuartel general del comandante de la isla, Freyberg.



Las comunicaciones siempre resultan de una alta prioridad en estas operaciones, aqui va un bodegón con instrumentos utilizados por los ingenieros de comunicaciones, de la navaja de la historia acompañada de unas amigas - una de las cuales acaba de llegarme y es precisamente - una Lütters - de hace unos años porque tiene virola metálica y en estado impecable.




Mientras del general Student se calentaba la cabeza pensando que podía hacer para ayudar a sus hombres a salir de la situación, la solución llegó casi sin esfuerzo – El coronel Andrew, un avezado combatiente al mando del 22 Batallón de la 2da. División Neozelandesa, cuya unidad había defendido el aeródromo de Maleme y la importante cota 107, juzgó aquella tarde que su situación era mucho peor de lo que en realidad era.
Los paracaidistas del Regimiento de choque le habían hostigado todo el día a pesar de sus muchas bajas y Andrew creyó seriamente amenazada su posición e incluso el núcleo establecido en la posición 107…..Entonces… ORDENÓ EL REPLIEGUE…

Objetivamente la orden se debió a un juicio erróneo sobre la situación real, pero subjetivamente la decisión fue adecuada, puesto que la carencia de comunicaciones con el mando británico impidió al coronel Andrew disponer de una idea exacta de lo que ocurría.
Aquella noche, y sin que los paracaidistas alemanes lo notaran, el coronel retiró a sus hombres hacia el este, en dirección a otra línea defensiva.

Así que poco a poco vamos llegando...

Bueno, ya vamos llegando al final de esta operación, espero que el relato haya resultado de su agrado:

Al mismo tiempo el general Student decidió enviar a Maleme todos los efectivos de reserva con que contaba, al menos allí, pensaba, caben fundadas esperanzas de conquistar el aeródromo.





Uno de los paracaidistas que participaron era el campeón mundial de boxeo de peso pesado 1930-32 Max Schmeling







Schmeling, con quien tuvimos contacto en el post del Bremen, que fué mi primera participación en el foro (Una navaja y la odisea del Bremen) cuando viajó a Usa en 1938 para disputar el título con quien sería luego su gran amigo Joe Louis (a quien ayudó muchos años después cuando este estaba en la pobreza) fue increíblemente después de la guerra representante de Coca Cola en Alemania (se había quebrado un tobillo en un salto y no volvió al boxeo) falleció en Alemania en 2005 con...99 años!!
Enlace presionar aqui
Aqui junto a otro campeón, Jack Dempsey - a bordo del Bremen



Que Student dispusiese de una reserva, era, al fin y al cabo una suerte dentro de la desgracia.
Tal reserva estaba integrada por las tropas con destino a Creta que no pudieron embarcar al producirse la confusión en el despegue de la segunda oleada.
A medida que iba pasando el tiempo crecía la confianza de Student en poder contar con un informe completo y dar un nuevo impulso a la operación.

Para ello ordenó al capitán Kleye que al amanecer tomase un Ju 52 y aterrizara al oeste del aeródromo de Maleme. Poco después seis Ju 52 tomaban tierra en el lugar indicado provistos de materiales de repuesto. Al mismo tiempo, poco más o menos, los restos del Regimiento de choque emprendían los primeros asaltos de tanteo contra la cota 107 con la impresión de que durante la noche el enemigo habría fortalecido su posición y la lucha sería encarnizada.
Aquello duró poco tiempo…. Cuando la vanguardia llegó a la posición con el aliento contenido, comprobó que la cota había sido desalojada.

La ocupación de la cota 107




Entonces comenzó el gran impulso del ataque alemán después de que saltaran a tierra, hacia las 9 al oeste del aeródromo, dos compañías de cazadores paracaidistas sin que el enemigo las molestara en lo mas mínimo. Hasta las primeras horas de la tarde se desarrolló una operación de limpieza del aeródromo y alrededores sin problemas.
Pero todavía continuaban los alemanes sometidos al fuego de artillería enemiga, aunque esto no era para Student motivo de alarma que impidiese el envío del resto de sus efectivos – los primeros batallones de cazadores de montaña.



El puente sobre el Tavronitis ya capturado


La decisión definitiva se tomaría la noche siguiente. El general Freyberg había empezado a ver claro, entretanto, que solo un contraataque decidido y la recuperación de Maleme evitaría que los alemanes acumularan más y más efectivos en la isla.
Freyberg decidió planear su contraataque como operación nocturna, puesto que el predominio de la Luftwaffe imposibilitaba cualquier movimiento de tropas de gran alcance que se desarrollase durante el día.
El comandante de la isla contaba siempre con un gran desembarco alemán por mar, para lo cual el quería reservar un parte de sus fuerzas. Por eso planeó el contraataque tan solo con dos batallones que seguirían un largo camino por el trazado de la carretera de La Canea a Maleme.

Este camino discurría por unos parajes en los que se habían atrincherado en erizo los supervivientes del Regimiento 3 de Cazadores paracaidistas (coronel Heidrich) formando pequeños grupos, con todo y gracias a que disponían de una comunicación parcial por radio captaron la situación con notable exactitud e impidieron el avance de los batallones enemigos, de modo que éstos se hallaban aún lejos del objetivo cuando amaneció el nuevo día.
Esto otorgó a la Luftwaffe la posibilidad de combatir en apoyo de las aún débiles unidades de paracaidistas y cazadores de montaña en la zona de Maleme – que así pudieron repeler el ataque enemigo.
Gracias al masivo ataque aéreo de la Luftwaffe, los neozelandeses apostados al este del aeródromo tuvieron que replegarse y al final enmudeció su artillería.

La suerte estaba echada, a pesar de que aún se libraban ataques muy duros.
La División 5 de Montaña, que se incorporaba como refresco, apenas tuvo tiempo de volar a la isla y poco más. Junto con los restos del Regimiento de Cazadores paracaidistas, cuyo mando había asumido el coronel Ramcke - en sustitución del general Meindl gravemente herido – se encontraban ya en el espacio de Maleme a disposición del general Ringel , los cazadores de montaña en número más que suficiente para barrer la isla desde el oeste.
Con ello no cambió el destino de las llamadas escuadras ligeras de transporte naval, soldados del cuerpo de montaña que se encontraban camino de Creta a bordo de frágiles embarcaciones de vela y motor.
Su intervención iba a producirse con gran retraso sobre lo previsto y su presencia fue percibida en la noche del 22 de mayo por cruceros británicos que los atacaron, y la segunda corrió la misma suerte.



La destrucción de las escuadras ligeras de transporte fue el único éxito reseñable logrado por la flota británica del Mediterráneo en su lucha por Creta. Aquí quedó de manifiesto que resultaba posible poner en jaque desde el aire poderosas unidades navales, pues la flota inglesa perdió en el transcurso de diez días escasos de batalla en torno a Creta tres cruceros y cinco destructores , dos buques de línea, dos cruceros y cuatro destructores quedaron prácticamente inutilizados hasta el final de la guerra.

El crucero británico Gloucester atacado por la Luftwaffe


Con todo, la diezmada flota británica logró llevar a cabo la evacuación de las unidades inglesas, neozelandesas y australianas de los puertos del sur de Creta.

El éxito de los alemanes fue al final impactante. “Misión cumplida: Creta ha quedado libre de enemigos” comunicaría al caer la noche del 1 de junio de 1941 (van a cumplirse 78 años dentro de un mes) el general Löhr, jefe de las operaciones conjuntas, en un telegrama al mariscal del Reich Göring. Mientras tanto, el general Student que desde luego se encontraba más cerca de la realidad, bufaba: “Durante la operación en Creta se han cometido graves errores de mando”

Mirando hacia atrás con imparcialidad, ambas opiniones son bastante acertadas, se logró en efecto una victoria caótica, sumamente precipitada, con un costo elevado de bajas, y esta victoria sólo es atribuible a la pura preparación y capacidad de ataque de las tropas paracaidistas, que resolvieron situaciones casi insolubles.
Increíblemente esta victoria tuvo dos visiones bien distintas, porque Hitler impresionado por la cantidad de bajas decidió cancelar futuras operaciones aéreas de gran despliegue, mientras que los aliados tomaban buena nota de esta operación para futuros desarrollos.

Para los británicos, la caída de Creta no fue solo una derrota militar más después de la campaña de los Balcanes y la contraofensiva de Rommel en el norte de África, sino que se demostró literalmente que: Con el doble de fuerza en posiciones bien desarrolladas y en gran parte sin descubrir, la Fuerza Expedicionaria Británica estaba lista a lo largo de toda la costa noroeste de la isla, tenía una gran flota que dominaba el mar, y gracias a 'Ultra' sabía exactamente cuándo, dónde y con cuántas tropas habrían de aterrizar los alemanes.
Sin embargo, los británicos fueron incapaces de defender con éxito la isla. Aquí estaba la pregunta aterradora de qué superioridad numérica sería aún necesaria para un éxito defensivo, y mucho más aún para una ofensiva exitosa contra los soldados alemanes.

Un gran abrazo

Qué gran post, Juan.
Yo creo que se podría titular "Nunca una navaja sirvió tanto de inspiración" .
Me ha gustado muchísimo.
Gracias.

rojocaecae escribió:
Muy agradecido por tus comentarios César!! Celebro que te haya gustado y además que el aterrizaje de retorno de la operación haya resultado sin inconvenientes, jejj
Un gran abrazo

Estas viejas damas siempre tienen historias que contar!!

Espero que te queden muchas navajas. Como siempre un placer leerte.
Un abrazo.

Carre escribió:
Gracias por pasar y comentar Luis!!! No sé si serán suficientes para tantas historias!! jejj

Con respecto a esta historia, acabo de caer en cuenta de una circunstancia que se me habia pasado por alto:

Increíblemente, la isla de Creta – donde nació el mito de Dédalo e Icaro, y el lugar desde donde ellos se elevaron en el aire con sus alas – fue el lugar elegido por los alemanes para desarrollar una operación inédita en las alas de la aviación. No sé si fue intencionalmente elegida – dado el gusto de los alemanes por la mitología – aunque el nombre Merkur (Mercurio – dios romano del comercio – pero que los romanos tomaron de la mitología griega- Hermes) que se le adjudicó a la operación parece indicar que no hubo intención de relacionar a Creta con las alas y el vuelo como la mitología hubiera sugerido.

Copio aquí el mito de Dédalo e Ícaro, aunque ya es sobradamente conocido:

Dédalo era el arquitecto, artesano e inventor muy hábil que vivía en Atenas. Aprendió su arte de la misma diosa Atenea. Era famoso por construir el laberinto de Creta e inventar naves que navegaban bajo el mar. Se casó con una mujer de Creta, Ariadna y tuvo dos hijos llamados Ícaro y Yápige.

Su sobrino Talos era su discípulo, gozaba del don de la creación, era la clase de hijo con que Dédalo soñaba. Pero pronto resultó mas inteligente que el mismo Dédalo, porque con solo doce años de edad invento la sierra, inspirándose en la espina de los peces; sintió mucha envidia de él tras compararlo con su hijo.
Una noche subieron el tejado y desde allí; divisando Atenas, veían las aves e imaginaban distintos mecanismos para volar. Ícaro se marchó cansado, y después de engañar Dédalo a Talos, lo mató empujándole desde lo alto del tejado de la Acrópolis. Al darse cuenta del gran error que había cometido, para evitar ser castigado por los atenienses, huyeron a la isla de Creta, donde el rey Minos los recibió muy amistosamente y les encargaron muchos trabajos.

El rey Minos, que había ofendido al rey Poseidón, recibió como venganza que la reina Pasifae, su esposa, se enamorara de un toro. Fruto de este amor nació el Minotauro, un monstruo mitad hombre y mitad toro.
Durante la estancia de Dédalo e Ícaro en Creta, el rey Minos les reveló que tenía que encerrar al Minotauro. Para encerrarlo, Minos ordenó a Dédalo construir un laberinto formado por muchísimos pasadizos dispuestos de una forma tan complicada que era imposible encontrar la salida. Pero Minos, para que nadie supiera como salir de él, encerró también a Dédalo y a su hijo Ícaro.

Estuvieron allí encerrados durante mucho tiempo. Desesperados por salir, se le ocurrió a Dédalo la idea de fabricar unas alas, con plumas de pájaros y cera de abejas, con las que podrían escapar volando del laberinto de Creta.

Antes de salir, Dédalo le advirtió a su hijo Ícaro que no volara demasiado alto, porque si se acercaba al Sol, la cera de sus alas se derretiría y tampoco demasiado bajo porque las alas se les mojarían, y se harían demasiado pesadas para poder volar.

Empezaron el viaje y al principio Ícaro obedeció sus consejos, volaba al lado suyo, pero después empezó a volar cada vez más alto y olvidándose de los consejos de su padre, se acercó tanto al Sol que se derritió la cera que sujetaba las plumas de sus alas, cayó al mar y se ahogó. Dédalo recogió a su hijo y lo enterró en una pequeña isla que mas tarde recibió el nombre de Icaria.

Después de la muerte de Ícaro, Dédalo llegó a la isla de Sicilia, donde vivió hasta su muerte en la corte del rey Cócalo.



Un abrazo

Leyendo el libro de Tim Lynch sobre acciones de paracaidismo en la IIGM “Silent skies. Gliders at war 1939 – 1945” me encontré con el siguiente comentario sobre la Operación Merkur, que ya les copio:

"El coronel Bonner Fellers, agregado militar de Usa en Egipto realizó posteriormente a 1941 un reporte de la operación Merkur en Creta de 258 páginas, con un colofón que dice más o menos lo siguiente:
El drama de Creta marca una época digamos épica en el desarrollo del arte de la guerra. El concepto de la operación fue altamente imaginativo y totalmente nuevo.
Elementos de combate traídos desde Europa Central se movieron fluidamente y con precisión a través de Grecia. Aquí tomaron forma y tamaño de una fuerza balanceada y con alas.
La operación tuvo el movimiento, ritmo y armonía de una composición maestra para órgano interpretada por profesionales.
El 20 de mayo de 1941 y en los días subsiguientes se elevó a través del espacio, sus elementos irrumpieron sobre el cielo de Creta con un “crescendo” de truenos, y todo se detuvo.
Por primera vez en la historia, tropas aerotransportadas, llevadas, asistidas y avitualladas por aire, aterrizaron en la propia cara del enemigo…derrotándolo."
Concluyente, verdad?, pero sobre todo hace una referencia digamos -muy musical- que me obliga a dedicar a los participantes en la Operación precisamente una obra maestra para órgano...del viejo Bach.
Toccata y fuga en Re menor, por la Orquesta de Filadelfia - en una presentación en Japón - dirigida por Wolfgang Sawallisch.



Saludos
PD: Bonus track: la sinfonía nro. 1 de Brahms por la orquesta Filarmónica de Berlín - conducida por Nikolaus Harnoncourt. Es notable como la orquesta responde a los gestos del director - pero ustedes no se dejen impresionar