Porqué llamarán Woodcraft a este Marbles, si es una copia exacta de los cuchillos que usaban para desollar búfalos ?

Cómo me ponen los Marbles...!!!

He estado leyendo con suma atención este magnifico post con que nos has regalado Paco!! y que también cuenta con grandes intervenciones de los compañeros del foro. Al llegar a la parte de la historia de Seton y el el lobo me hizo recordar haber leído algo hace muucho tiempo, así que me puse a buscar en la biblioteca y aunque me costó bastante, lo pude encontrar. Se trataba de la condensación de un artículo escrito por Seton y que había aparecido en un ejemplar de Selecciones del año 1943 (cuando yo era un adolescente en los años 60 al fallecer mi tio Hugo heredé su biblioteca, donde entre una gran cantidad de libros tenía la colección de Selecciones desde el año 40 al 60). Como es un articulo cortito, lo voy a subir escaneado para que uds lo puedan leer:




Espero que les guste,
Saludos

De hecho el documental de la BBC tiene como título original "Lobo, el rey del Currumpaw". Yo me tragué del tirón el documental que puso Paco en el post, y posteriormente lo he vuelto a ver por segunda vez.
Qué daría yo por saber cual fue (o cuales fueron, si fue más de uno) el cuchillo que portaba Seton en sus expediciones, tanto las de cazador de lobos, como las posteriores como naturalista.

Habano grande escribió: Sabes que estuve buscando info, pero nada encontré sobre los filos de Seton. Por aquí, en Uruguay a esta tipología se la ha llamado como "cuchillos de monte" - les muestro mi primer cuchillo cuando entré en los Boy Scouts a mediados de los años 60.- adquirido en una importante casa de articulos de camping "Casa Schiavo" en el centro de Montevideo. De fabricación nacional, increíblemente la marca era "Lobo"


El cuño con la cabeza de un lobo dice : Lobo Mar. Reg.



Y como creo que a todos los fierreros nos interesan las historias que tienen que ver con la caza, aqui les copio un cuento de Maupassant que no tiene desperdicio

El lobo

Guy de Maupassant

Esto nos lo contó el viejo marqués de Arville, al terminar la cena que se celebraba del dia de San Huberto, en casa del barón de Ravels.
Habíamos estado cazando ciervos ese día. El marqués era el único invitado que no tomó parte alguna en aquella batida, porque no cazaba jamás.

Durante la fastuosa comida casi no se habló más que de cacería de animales. Hasta las señoras oían con interés las narraciones sangrientas y con frecuencia inverosímiles; los oradores acompañaban con el gesto la relación de los ataques y luchas de hombres y bestias; levantaban los brazos, ahuecaban la voz.

Agradaba oír al señor de Arville, cuya poética fraseología resultaba un poco ampulosa, pero de buen efecto. Es indudable que habría referido muchas veces, en otras ocasiones, la misma historia, porque ninguna frase lo hizo dudar, teniéndolas todas ya estudiadas, muy seguro de producir la imagen que le convenía.

-Señores: yo no he cazado nunca; mi padre, tampoco; ni mi abuelo ni mi bisabuelo. Este último era hijo de un hombre que había cazado él solo más que todos ustedes juntos. Murió en 1764, y voy a decir de qué manera.

"Se llamaba Juan, estaba casado y era padre de una criatura, que fue mi bisabuelo; habitaba con su hermano menor, Francisco de Arville, en nuestro castillo de Lorena, en pleno bosque.

"Francisco de Arville había quedado soltero; su amor a la caza no le permitía otros amores.

"Cazaban los dos todo el año sin tregua, sin descanso y sin rendirse a las fatigas. Era su mayor goce; no sabían divertirse de otro modo; no hablaban de otro asunto: sólo vivían para cazar.

"Dominábalos aquella pasión terrible, inexorable, abrasándolos, poseyéndolos, no dejando espacio en su corazón para nada más.

"Habían prohibido que por ninguna causa los interrumpieran en sus cacerías. Mi bisabuelo nació mientras perseguía su padre a un zorro y, sin abandonar su pista, Juan de Arville murmuró:

"-¡Recristo! Bien pudo esperar ese pícaro para nacer a que yo termine.

"Su hermano Francisco se apasionaba aún más en su afición. Lo primero que hacía en cuanto se levantaba era ver a los perros y los caballos; luego, entreteníase disparando a los pájaros en torno del castillo hasta la hora de salir a caza mayor.

"En la comarca llamábanlos el señor marqués y el señor menor; entonces los aristócratas no establecían en los títulos -como ahora la nobleza improvisada quiere hacerlo- una jerarquía descendiente; porque no es conde un hijo de marqués ni barón un hijo de vizconde, como no es coronel de nacimiento el hijo de un general. Pero la vanidad mezquina de los actuales tiempos lo dispone así.

"Vuelvo a mis ascendientes.

"Eran, según parece, desmesuradamente grandes, huesudos, velludos, violentos y vigorosos; el joven aún más que su hermano mayor, y tenía una voz tan recia, que, según una opinión popular que le complacía, todas las hojas del bosque se agitaban cuando él daba un grito"

"Y, al salir de caza, debieron de ofrecer un espectáculo admirable aquellos dos gigantes, galopando en dos caballos de mucha talla y brío.

"El invierno de 1764 fue muy crudo y los lobos rabiaron de hambre.

"Atacaban a los campesinos rezagados, rondaban de noche alrededor de las viviendas, aullaban desde la puesta de sol hasta el amanecer y asaltaban los establos.

"Circuló un rumor terrible. Hablábase de un lobo colosal, de pelo gris, casi blanco; que había devorado a dos niños y el brazo de una mujer; había matado a todos los mastines de la comarca y, saltando las tapias, oliscaba sin temor alguno bajo las puertas. Ningún hombre dejó de sentirlo resoplar; su resoplido hacía estremecer la llama de las luces. Invadió la provincia un pánico terrible. Nadie salía de casa de noche ni al anochecer. La oscuridad parecía poblada en todas partes por la sombra de aquella bestia...

"Los hermanos de Arville, resueltos a perseguir y matar al monstruo, dispusieron grandes cacerías, invitando a los nobles de la región.

"Todo fue inútil; ni en los bosques ni entre las malezas lo hallaron jamás. Mataban muchos lobos, pero aquél no aparecía. Y cada noche, al terminar la batida, como para vengarse, la bestia feroz causaba estragos mayores, atacando a un caminante o devorando alguna res; pero siempre a distancia del sitio donde lo buscaron aquel día.

"Entró una de aquellas noches en la pocilga del castillo de Arville y devoró los dos mejores cerdos.

"Juan y Francisco reventaban de cólera, suponiendo aquel ataque una provocación del monstruo, una injuria directa, un reto. Con sus más resistentes sabuesos, acostumbrados a perseguir temibles bestias, aprestáronse a la caza, rebosando sus corazones odio y furor.

"Desde el amanecer hasta que descendía el sol arrebolado entre los troncos de los árboles desnudos, batieron inútilmente los matorrales.

"Regresaban furiosos y descorazonados, llevando al paso las cabalgaduras por un camino abierto entre maleza, sorprendiéndose de que burlase un lobo toda su precaución y poseídos ya de una especie de recelo misterioso.

"Juan decía:

"-Esa bestia no es como las demás. Parece que piensa y calcula como un hombre.

"Y contestaba Francisco:

"-Acaso conviniera que nuestro primo el obispo bendijese una bala, o que lo hiciese algún sacerdote de la región, rogándole nosotros que pronunciase las palabras oportunas.

"Callaron y, después de un silencio, advirtió Juan:

"-Mira el sol, qué rojo. La fiera no dejará de causar algún daño esta noche.

"Apenas había terminado la frase, cuando su caballo se encabritó; el de Francisco giraba. Un matorral, cubierto de hojas marchitas, crujió, abriendo paso a una bestia enorme y gris que, saliendo rápidamente de su escondrijo, internose al punto en el bosque.

"Los dos de Arville articularon una especie de rugido que demostraba su fiera satisfacción y encogiéndose, inclinados hacia adelante, pegándose al cuello de sus briosos caballos, impulsándolos con todo su cuerpo, los lanzaron a la carrera, excitándolos, arrastrándolos, enloqueciéndolos de tal modo con las voces, con sus movimientos, con la espuela, que los hercúleos caballeros, como si un ímpetu gigantesco los condujera volando, parecían arrastrar entre las piernas a sus caballos, que iban a escape, tocando en el suelo con el vientre, haciendo crujir los matorrales y salvando las torrenteras, encaramándose por escarpadas pendientes y descendiendo por angostas gargantas. Los caballeros hacían resonar las trompas con toda la fuerza de sus pulmones, llamando a sus criados y a sus perros.

"De pronto, en aquella furiosa y precipitada persecución, tropezó mi abuelo con la cabeza en una rama que le abrió el cráneo y cayó sin sentido, mientras el caballo continuaba su carrera loca, desapareciendo en la densa oscuridad que iba envolviendo el bosque.

"Francisco de Arville paró en seco y se apeó, cogiendo en brazos a su hermano; vio que por la herida, entre la sangre, asomaba también el cerebro.

Entonces, apoyándolo sobre sus rodillas, contempló el rostro ensangrentado, las facciones rígidas, inertes, del marqués. Poco a poco un miedo lo invadió, un miedo extraño que no había sentido nunca. Temía la oscuridad, la soledad, el silencio del bosque; hasta llegó a temer que apareciera el fantástico lobo, que se vengaba de aquella persecución tenaz de los Arville haciendo morir al mayor de los hermanos.

"Espesaban las tinieblas; el frío, agudo, hacía crujir los árboles. Francisco se incorporó, tembloroso, incapaz de permanecer allí más tiempo, sintiéndose casi desfallecer. No se oía nada; ni ladridos de perros ni voces de trompa; todo estaba mudo en el invisible horizonte, y aquel silencio taciturno de una helada noche tenía bastante de horroroso y extraño.

"Alzó entre sus manos de coloso el cuerpo gigantesco de Juan, atravesándolo sobre la silla para llevarlo al castillo; montó y se puso en marcha, despacio, sintiendo una turbación semejante a la embriaguez, perseguido por espectros indefinibles y espantosos.

"De pronto, una forma vaga cruzó el sendero que la nocturna oscuridad invadía. Era la bestia. Una sacudida brusca, un verdadero espanto agitó al cazador; algo frío, como una gota de agua, se deslizó sobre sus riñones; y, como un ermitaño que ahuyenta a los demonios, el caballero hizo la señal de la cruz, desconcertado ante aquella temible aparición del espantoso vagabundo. Pero sus ojos refrescaron su memoria, presentándole a su hermano muerto; y, de pronto, pasando en un instante del miedo al odio, rugió furiosamente y espoleando al caballo lanzose tras el lobo.

"Lo siguió entre los matorrales, por las torrenteras y a través de bosques desconocidos. Galopaba con la vista penetrante, clavada en la sombra que huía; tropezaban en los troncos y en las rocas la cabeza y los pies del muerto atravesado en la silla. Le arrancaban el cabello las zarzas y salpicaba con sangre los árboles, golpeándolos con la frente; las espuelas rechinaban y hacían saltar chispas de los pedruscos.

"De pronto, la bestia y su perseguidor salieron del bosque y se lanzaron a un valle cuando aparecía la luna en lo alto del monte; un valle pedregoso, cerrado por enormes rocas. No hallando fácil salida por aquella parte, la bestia retrocedió.

"Francisco no pudo contener un alarido estruendoso de alegría, que los ecos repitieron como repiten el rodar de un trueno, y saltó a tierra empuñando el cuchillo de monte.

"La bestia, con los pelos erizados y arqueado el cuerpo, lo aguardaba. Pero antes de comenzar el combate, cogiendo el cazador el cuerpo de su hermano, lo apoyó entre unas rocas, y sosteniéndole con piedras la cabeza, que parecía una masa de sangre cuajada, le dijo a voces, como si hablara con un sordo:

"-¡Mira, Juan! ¡Mira esto!

"Y se arrojó sobre la bestia. Sentíase bastante poderoso para levantar en vilo una montaña, para triturar pedernales entre sus dedos. La bestia quiso hacer presa en él, procurando arrimar su hocico al vientre del cazador; pero éste la tenía sujeta por el cuello y la estrangulaba tranquilamente con la mano, sin acordarse del cuchillo, gozándose al sentir los ahogos de su garganta y las palpitaciones de su corazón. Reía, reía más, cuanto más apretaba; reía gritando: '¡Mira, Juan! ¡Mira esto!' Ya no hallaba resistencia: el cuerpo del monstruo cedía con blandura. Estaba muerto.

"Entonces Francisco lo alzó, y acercándose a su hermano con aquella carga inerte dejó caer un cadáver a los pies de otro cadáver, diciendo, conmovido y cariñoso:

"-Toma, Juan; tómalo; ahí lo tienes.

"Después colocó en la silla los dos cuerpos y se puso en marcha.

"Entró en el castillo riendo y llorando, como Gargantúa cuando el nacimiento de Pantagruel. Pregonaba la muerte de la bestia con exclamaciones de triunfador y gritos de gozo; refería la muerte de su hermano, gimiendo y arrancándose las barbas.

"Y, pasado el tiempo, cuando hablaba de aquella noche fatal, decía con lágrimas en los ojos:

"-¡Si al menos hubiese podido ver el pobre Juan cómo estrangulé al lobo, es posible que muriera satisfecho! ¡Estoy seguro!

"La viuda educó a su hijo haciéndolo odiar la caza y ese odio se ha transmitido hasta mí de generación en generación."

El marqués de Arville había terminado. Alguien preguntó:

-Esa historia es una leyenda, ¿verdad?

Y el marqués respondió:

-Aseguro que todo es cierto, que todo ha ocurrido.

Y una señora dijo con dulzura:

-De cualquier modo, agrada oír contar que alguien se apasiona fieramente.

Fin

Cordiales saludos




.

Bonito cuento,he disfrutado mucho leyendolo delante del fuego!!!!
Grácias Compañero!!!!

JOHNYTHEKNIFE escribió:
La mejor forma de disfrutar estos cuentos, Johny!!!! . Viste que en el relato dice que el gigantón Francisco de Arville dejó su "cuchillo de monte" y mató al lobo con sus propias manos!!
El castillo de Arville, donde Maupassant sitúa la historia, inicialmente era un pabellon de caza
En la epoca del relato, el grabado es de 1738


Actualmente



Un abrazo

PD: Como veo que te gustan: mi viejo Marbles Ideal

Aquí el mío...

Que maravilla de post, he estado toda la tarde leyéndolo. Enhorabuena a todos los que lo habéis levantado con cada aporte e intervención.

Gracias por este post, que Futuro_Torero tuvo a bien reflotar.
Veo, por todo lo leído, que he sido un bestia sin remedio. He salido a monte con las herramientas inadecuadas, eso no tiene perdón.
Mi primer cuchillo me fué regalado por mi tío (gallego que tuvo la gentileza de criarme desde los 4 a los 13 años) a los 10 años, edad en la que consideró que estaba apto para compañarlo en sus cacerías. Era un pequeño cuchillo de acero al carbono y cabo de cuerno de chivo con una guarda de latón. Fue mi herramienta para todo hasta mis 18, cuando recibí de regalo un bowie Tramontina que se convirtió en mi compañero de aventuras hasta hace un par de años en que dejé las salidas a campamento. Con excepción de unos 3 años en los que usé un Aitor Jungle King (laboriosamente pagado en cuotas) ese Tramontina que aún conservo cumplió con todas mis exigencias sin problema alguno. No me ha resultado incómodo aún con sus buenos 21 cm de hoja.
Por supuesto que lo he acompañado siempre con algún cuchillo de menor porte y la navaja de turno en mi bolsillo, que sin una de ellas no voy a ninguna parte (una anécdota es que mi esposa, viendo las fotografías del cumpleaños de 15 de una de mis hijas notó el clip de mi navaja en el bolsillo y juró que cuando muera me sepulta con la que use en ese momento en la mortaja.)
Calculo que con esto quedaré excomulgado de por vida de la comunidad "bushcraftera"

Pues.. la excomunión ha quedado en suspenso porque nos has contado una buena historia, peero.... puede volver si no nos muestras las fotos de los susodichos, jejej. Adicionalmente aprovecho para mostraros lo que fue mi segundo cuchillo de monte - adquirido en 1972 con mis primeros ahorros - precisamente en la ciudad de Concordia - Entre Ríos - Argentina (había concurrido por unos días para asistir al casamiento de uno de mis primos). Van las fotos:




Saludos

Como curiosidad Juan, nos puedes decir la marca de ese cuchillo, pues en el cuño solo se lee "Argentina".

Es mera curiosidad.

Facón escribió:
Precioso el que muestras compañero,con este sambar y estos remaches tan bonitos.
Un saludo.

Juangon escribió:
A mí me parece plástico ,no sambar.
Aunque vintage y una joya en su época en las manos de un chaval!!!!

Parece que ese cuchillo fué muy popular por la época en estas latitudes, mi padre tenia uno que yo heredé, mi cuñado tenia otro que desapareció bajo el oxido y vi otro por allí en una casa que estuve trabajando.
El mío era de la marca Frankfurt, así como se escribe, industria Argentina, en acero al carbono, de muy baja calidad tanto en materiales como en terminaciones. Las cachas de plastico imitación cuerno con tallados de animales (una aberración), la guarda de acero inox, la hoja de acero al carbono de unos escasos 2mm de grosor, punta clip y vaciado tipo sable con las rayas del maquinado.
Debajo de las cachas tenia un sacacorchos, una sierra y una lima todas en inox.
El mio habia perdido las cachas y remaches en el uso, por lo que hace poco tiempo termine canivalizandolo convirtiéndolo en un neck que uso en mi trabajo diario de electricista, para cortar mangueras de polipropileno, envoltorios, pelar cables subterraneos, cortar troquele de chapa y bastonear madera de pallet entre otras cosas.

Depues pongo una foto del compañero de trabajo.

Saludos

Francisco

CLASIFICADOR 1 escribió:
La marca es Francfort y es una copia de los cuchillos alemanes Decora muy comunes aquellos años , pero que no estaban al alcance de un adolescente de la época. Las cachas son de material sintético , la hoja de acero al carbono 2,3 mm pero que soportó los abusos de un muchacho con veleidades de acampante. En el mango se esconden aparte del sacacorchos que se ve, tres elementos mas que cumplen las funciones de : destapador, abrelatas, sierra, lima, punzón y destornillador plano grande, todo ello, inclusive la guarda en acero al carbono cromado. Posiblemente se trate del mismo fabricante que menciona Mora pero la marca es distinta..
Abrazo

Asi quedo el susodicho despues de pasar por el disco de corte.
Edito: como dice Facon la marca es Francfort (ya me empezo a fallar el rigido), lo mismo con la guarda...mi memoria dice que es inox pero tal ves haya sido cromada. En algùn lugar junto con otro fierrerío tengo los usos del cabo y la guarda, si lo.encuentro me fijo. Lo qe es seguro es que es el mismo del que habla Facon.
Pd: perdon por desvirtuar el tema
Saludos

Francisco

Siempre he dicho que el mejor cuchillo es el que tengas a la mano y disponible cuando lo necesitas de verdad. Si bien los modestos (y fantásticos) Moras se saldrían de esos cánones tradicionales (calidad de empuñaduras, grosores y tamaños de hoja, etc...), son los preferidos por las escuelas de bushcraft norteamericanas.



Minuto 0:29

Ayer me leí entero el hilo... Muchas gracias a todos por hacer las tardes tan interesantes e instructivas.

Mi pequeño aporte a este grandísimo post

Muy entretenido y didáctico, definitivamente me ha encantado. Gracias.

Mientras más veces leo este post, más me gusta.

Gracias.

Este hilo me encanta.
Cuántos niños hemos sido felices y ahora somos amantes del campo, la caza, los cuchillos por haber pertenecido a los scouts?

legionario escribió:


Este hilo es una especie de bendición, y mientras más se lee, más se goza.

El movimiento escultista tiene como fin último el conseguir el desarrollo personal (de manera integral) de los jóvenes (y "jóvenas" que dirían nuestras "ilustres" ministras), de manera que sean capaces de desarrollar plenamente y con total autonomía (y esto es muy importante) sus posibilidades físicas, emociones personales, habilidades sociales y grupales, aptitudes intelectuales, inquietudes espirituales, y en definitiva, hacer de ellos mejores personas, ciudadanos responsables (social e individualmente), y miembros activos de su comunidad.

Algunos de los principios más importantes para el escultismo son la autosuperación, el amor y respeto hacia la naturaleza, el compañerismo y el espíritu de equipo, y el compromiso social.

Su lema: "Siempre listos para servir" es una amalgama de todo esto.

Una navaja o cuchillo y el aprendizaje del manejo del mismo, es una parte esencial de todo ese aprendizaje del Scout.





Os muestro una lámina de un manual scout, en el que se habla del equipo que hay que llevar en la mochila (el manual es completamente actual, en el sentido que no es un manual de los años 60).

Maravillosa entrada esta tan documentada e ilustrativa.

De la pérfida Albión qué decir. Date una vuelta por el British Museum. Nada es de ellos, ni relacionado con su cultura. Todo es fruto del expolio de allí por donde han pasado.