Recojo el guante -tan elegantemente lanzado por el compañero Nacho- y me enfrento: Como se diría en una terapia de grupo de alcohólicos anónimos
"amigo Nacho, NO ESTÁS SOLO"... Y es que te acompaño en todas y cada una de las reflexiones que tan lúcidamente nos acabas de exponer.
Yo si defenderé lo reutilizable frente a la ordinariez consumista del "usar y tirar", y no por cuestiones éticas o medioambientales (que también), sino por que estos objetos que nos acompañan en nuestras actividades gastronómicas al aire libre, o de campaña, se convierten con el paso del tiempo en objetos preñados de alma e identidad personal, siendo parte de nuestra forma de vida, de nuestra personalidad, o de nuestro comportamiento para con los demás. Y al contrario, al final esos objetos destilan de nuestra forma de ser. O en otras palabras, estos gadgets/afiches, si son bonitos, tienen muchísimo glamour.
Y como no, qué podemos esperar de un consumado sibarita que tapea en las mejores tabernas de O´Donnell...Estos juegos de cubiertos han sido realizados por el mejor. Ni más ni menos.
Armero, druida, mitad genio, mitad artesano, y con espíritu de guerrero templario, hace de su taller y de su fragua un crisol de verdadera alquimia cuchillera. El resultado es un conjunto que bien podría ser utilizado por reyes en medio de la selva.
Pero claro, el conjunto hay que vestirlo, y es ahí donde entra en juego el gran sastre de la cuchillería. Pero yo, a diferencia tuya y como ramirista convencido, más sobrio y austero; decidí vestirlo en una vaquetilla natural, que cogiera solera, color y brillo con el uso.
Nada más pero nada menos Señores; una necesidad creada a partir de nuestra navaja Campaña Nacional, y que el propio Conde Almásy habría utilizado con mucho gusto en una merienda a los pies de la Cueva de los Nadadores.
Aquí los míos, hijos del mismo padre, de la misma madre; y vestidos con el mismo traje...
Arriba la funda de mi campaña, con señales de estar "vivida".
Nada más me queda agradecer a los 2 grandes artesanos que han hecho realidad esta pequeña fantasía cuchillera de unos locos del acero afilado como nosotros.
Saludos.